Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:1. NEV 54.1
Para muchos, es un misterio la justificación por la fe. El pecador es justificado por Dios cuando se arrepiente de sus pecados. Ve a Jesús sobre la cruz del Calvario. ... Contempla el sacrificio expiatorio como su única esperanza, mediante el arrepentimiento delante de Dios—porque las leyes de su gobierno han sido quebrantadas—y la fe en nuestro Señor Jesucristo, como Aquel que puede salvar y limpiar al pecador de toda transgresión. NEV 54.2
La obra mediadora de Cristo comenzó con el principio de la culpa y el sufrimiento humano, tan pronto como el hombre se convirtió en transgresor. La ley no fué abolida para salvar al hombre y llevarlo a la unidad con Dios. Pero Cristo asumió el oficio de garantía y libertador suyo, al convertirse en pecado por el hombre, para que el hombre pudiera convertirse en la justicia de Dios en él, y a través de él, quien fué uno con el Padre. Los pecadores pueden ser justificados por Dios únicamente cuando él perdona sus pecados, condona el castigo que merecen, los trata como si en realidad fueran justos, y no pecadores, y los recibe en el favor divino, tratándolos como si fueran justos. Son justificados únicamente mediante la justicia imputada de Cristo. El Padre acepta al Hijo, y a través del sacrificio expiatorio de su Hijo, acepta al pecador. ... NEV 54.3
Hay miles que creen en el Evangelio, y en Jesucristo como Redentor del mundo, pero no son salvos por la fe. ... No se arrepienten, ni tienen esa fe que se aferra de Cristo, como su Salvador que perdona los pecados; su creencia no es para arrepentimiento. ... NEV 54.4
La fe que justifica siempre produce, en primer lugar, el verdadero arrepentimiento, y luego las buenas obras, que son el fruto de esa fe. No hay ninguna fe salvadora que no produzca buenos frutos. Dios dió a Cristo a nuestro mundo, para que se convirtiera en el sustituto del pecador. En el momento en que se ejerce la fe en los méritos del costoso sacrificio expiatorio, y se reclama a Cristo como Salvador personal, en ese mismo instante el pecador es justificado delante de Dios, porque es perdonado.—Manuscrito 46, 1891. NEV 54.5