Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18. NEV 60.1
El contemplar a Jesús y espaciarse en sus virtudes, misericordias y pureza, creará en el alma un total aborrecimiento por aquello que es pecaminoso, y un intenso anhelo y sed por la justicia. Cuanto más estrechamente discernamos a Jesús, tanto más veremos nuestros propios defectos de carácter: entonces, confesad estas cosas a Jesús, y con verdadera contrición de alma colaborad con el poder divino, el Espíritu Santo, para alejar aquellas cosas.—Carta 10, 1893, pp. 1. NEV 60.2
Jesús dijo que enviaría al Consolador, al Espíritu Santo, que cambia nuestro carácter a la imagen de Cristo; y cuando esto se cumple reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor. Es decir, que el carácter de aquel que contempla, a Jesús es como el suyo, de modo que uno que lo mira, ve el propio carácter de Cristo, brillando como en un espejo. Imperceptiblemente para nosotros, somos cambiados día a día de nuestros propios caminos y voluntad a la voluntad y los caminos de Cristo, a la hermosura de su carácter. Así crecemos en Cristo, e inconscientemente reflejamos su imagen.—The Review and Herald, 28 de abril de 1891. NEV 60.3
No es apartando nuestra vista de él, como imitaremos la vida de Jesús, sino hablando de él, espaciándonos en sus perfecciones, buscando refinar el gusto y elevar el carácter, procurando—a través de la fe y el amor, y por esfuerzo perseverante y ferviente—acercarnos al Modelo perfecto. Teniendo un conocimiento de Cristo—de sus palabras, hábitos y de sus lecciones instructivas—tomamos prestadas las virtudes del carácter que hemos estudiado tan estrechamente, y nos imbuimos del espíritu que tanto hemos admirado. Jesús se convierte para nosotros en “el señalado entre diez mil”, y en el que es “todo él codiciable”. Cantares 5:10, 16.—The Review and Herald, 15 de marzo de 1887. NEV 60.4
Cuando el alma se relaciona estrechamente con el gran Autor de la luz y de la verdad, ésta recibe impresiones que revelan su verdadera posición delante de Dios. Entonces morirá el yo, el orgullo será depuesto, y Cristo trazará su imagen en líneas más profundas en el alma.—Manuscrito 1a, 1890. NEV 60.5