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Fe SC 289

Los obreros de Dios necesitan fe en Dios. El no se olvida de sus labores, sino que aprecia su trabajo. Hay agentes divinos destinados a cooperar con los que colaboran juntamente con Dios. Cuando pensamos que Dios no hará lo que ha dicho, y que no tiene tiempo para prestar atención a sus obreros, deshonramos a nuestro Hacedor. The Southern Watchman, 2 de agosto de 1904. SC 289.3

El que trabaja para Dios necesita una fe fuerte. Las apariencias pueden ser adversas; pero en la hora más sombría es cuando la luz está por amanecer. La fuerza de aquellos que, con fe, aman y sirven a Dios, será renovada día tras día.—Obreros Evangélicos, 276. SC 290.1

Hay en la fe genuina un bienestar, una firmeza de principios y una invariabilidad de propósito que ni el tiempo ni las pruebas pueden debilitar.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 134. SC 290.2

A menudo la vida cristiana está acosada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. La imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o la muerte detrás. No obstante, la voz de Dios dice claramente: “Avanza”. Debemos obedecer este mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque sintamos las olas frías a nuestros pies. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda. Los que postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y no haya ningún riesgo de fracaso o derrota no obedecerán nunca. La incredulidad nos susurra: “Esperemos que se quiten los obstáculos y podamos ver claramente nuestro camino”; pero la fe nos impele valientemente a avanzar esperándolo todo y creyéndolo todo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 294. SC 290.3