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Entrega cabal del corazón SC 292

Los hijos de Dios han de distinguirse como un pueblo que le sirva completamente y de todo corazón, sin buscar el propio honor, y recordando que por un pacto solemne se han comprometido a servir al Señor, y sólo a él.—Testimonies for the Church 9:17. SC 292.2

Los hombres y mujeres decididos, que hayan hecho una entrega cabal del corazón a Cristo, son los que permanecerán en pie. Cristo zarandeó a sus seguidores una y otra vez, hasta que, por fin, quedaron sólo once hombres y algunas mujeres para echar el fundamento de la iglesia cristiana. Hay quienes se quedan rezagados cuando hay que llevar cargas, pero cuando toda la iglesia arde de celo, el entusiasmo se apodera también de ellos; cantan, vociferan y quedan arrobados; pero observadlos. Cuando el fervor ha pasado, sólo unos pocos y fieles Calebs se adelantan y exponen sus firmes principios. Son ellos cual la sal que conserva su sabor. Al progresar la obra con dificultad, es cuando la iglesia descubre los fieles ayudantes.—Testimonies for the Church 5:130. SC 292.3

Nadie puede tener éxito en el servicio de Dios a menos que todo su corazón esté en la obra, y tenga todas las cosas por pérdida frente a la excelencia del conocimiento de Cristo. Nadie que haga reserva alguna puede ser discípulo de Cristo, y mucho menos puede ser su colaborador.—El Deseado de Todas las Gentes, 233. SC 292.4

No debe dejarse arrastrar a la especulación, ni asociarse con los incrédulos en empresas comerciales; porque eso entorpecería su acción en la obra de Dios.—Joyas de los Testimonios 3:288. SC 293.1

El Redentor no aceptará un servicio a medias. Diariamente el que trabaja para Dios debe aprender el significado de la entrega propia.—Obreros Evangélicos, 118. SC 293.2