En la plaga que sigue, se le da poder al sol para “quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor”. Apocalipsis 16:8-9. Los profetas describen como sigue el estado de la tierra en tan terrible tiempo: “El campo fue destruido, enlutóse la tierra;... porque se perdió la mies del campo... Secáronse todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres... El grano se pudrió debajo de sus terrones, los bastimentos fueron asolados... ¡Cuánto gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos!... Se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderías del desierto”. Joel 1:10-12, 17-20. “Y los cantores del templo aullarán en aquel día, dice el Señor Jehová; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar echados serán en silencio”. Amós 8:3. EUD92 249.2
Estas plagas no serán universales, pues de lo contrario los habitantes de la tierra serían enteramente destruidos. Sin embargo serán los azotes más terribles que hayan sufrido jamás los hombres.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 686-687 (1911). EUD92 250.1