Vemos un séquito de ángeles a cada lado de la puerta, y al entrar, Jesús dice: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Aquí os dice que seáis participantes de su gozo, ¿y qué es eso? Es el gozo de ver el trabajo de vuestra alma, padres. Madres, es el gozo de ver que vuestros esfuerzos son recompensados. Aquí están vuestros hijos, la corona de vida está sobre su cabeza.—Conducción del Niño, 537 (1895). EUD92 296.2
El mayor don de Dios es Cristo, cuya vida es nuestra, pues fue dada por nosotros. El murió por nosotros y fue resucitado por nosotros, para que nosotros nos levantemos de la tumba para estar en la gloriosa compañía de los ángeles del cielo, para encontrarnos con nuestros amados y para reconocer sus rostros, porque la semejanza a Cristo no destruye la propia imagen de los redimidos, sino que la transforma a la gloriosa imagen del Salvador. Cada santo que tenga aquí relaciones de familia reconocerá a cada uno allá.—Mensajes Selectos 3:361 (1898). EUD92 296.3