Varias veces por día debieran consagrarse momentos preciosos, áureos, a la oración y al estudio de las Escrituras, aunque sólo fuese para memorizar un texto, a fin de que la vida espiritual pueda existir en el alma.—Testimonies for the Church 4:459 (1880). EUD92 68.1
La preciosa Palabra de Dios es la norma para los jóvenes que desean ser fieles al Rey del cielo. Ellos deben estudiar las Escrituras; deben aprender de memoria un texto tras otro y adquirir un conocimiento de lo que el Señor ha dicho.—Meditaciones matinales, 325 (1887). EUD92 68.2
Levantad un muro de pasajes de las Escrituras a vuestro alrededor, y veréis que el mundo no puede derribarlo. Memorizad las Escrituras y luego lanzad sobre Satanás un “Escrito está” cuando venga con sus tentaciones. Fue así como nuestro Señor enfrentó y resistió las tentaciones de Satanás.—RH, 10 de abril de 1888. EUD92 68.3
Colgad en la antecámara de la memoria las preciosas palabras de Cristo. Deben ser valoradas mucho más que la plata o el oro.—Testimonies for the Church 6:81 (1900). EUD92 68.4
Guardad con vosotros una Biblia de bolsillo mientras trabajáis, y aprovechad cada oportunidad para memorizar sus preciosas promesas.—RH, 27 de abril de 1905. EUD92 68.5
Llegará el tiempo cuando muchos serán privados de la Palabra escrita. Pero si esta Palabra está grabada en la memoria, nadie puede quitarla de vosotros.—Manuscript Release 760:24 (1906). EUD92 68.6
Estudiad la Palabra de Dios. Memorizad sus preciosas promesas, de tal manera que cuando seamos privados de nuestras Biblias, aún podamos estar en posesión de la Palabra de Dios.—Manuscript Release 10:298 (1909). EUD92 69.1