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Labor en Canada 1TS 133

La bendición del Señor acompañó nuestra conferencia de Sutton, y una vez terminada la reunión, proseguimos nuestro viaje al oriente de Canadá. Me molestaba mucho la garganta y no podía hablar en voz alta ni aun cuchichear sin sufrimiento. Durante el viaje oramos en súplica de fortaleza para soportar las fatigas del camino. 1TS 133.2

Así continuamos hasta llegar a Melbourne, donde esperábamos encontrar oposición. Muchos de los que decían creer en el próximo advenimiento de nuestro Salvador combatían la ley de Dios. Sentíamos la necesidad de que Dios nos fortaleciese, y orábamos para que el Señor se manifestara en nosotros. Mi más fervorosa oración era para que se me curase la garganta y se me devolviese la voz. Tuve la prueba de que la mano del Señor me tocó, porque al punto desapareció el malestar y se me aclaró la voz. La lámpara del Señor brilló sobre nosotros durante la reunión y gozamos de gran libertad. Los hijos de Dios quedaron humanamente fortalecidos y alentados. 1TS 133.3