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Su amor no se enfría ED98 294

El Maestro divino soporta a los que yerran, a pesar de toda su perversidad. Su amor no se enfría; sus esfuerzos para conquistarlos no cesan. Espera con los brazos abiertos para dar repetidas veces la bienvenida al extraviado, al rebelde y hasta al apóstata. Su corazón se conmueve con la impotencia del niñito sujeto a un trato rudo. Jamás llega en vano a su oído el clamor del sufrimiento humano. Aunque todos son preciosos a su vista, los caracteres toscos, sombríos, testarudos, atraen más fuertemente su amor y simpatía, porque va de la causa al efecto. Aquel que es más fácilmente tentado y más inclinado a errar es objeto especial de su solicitud. ED98 294.2

Todo padre y maestro debería atesorar los atributos de Aquel que hace suya la causa de los afligidos, dolientes y tentados. Debería poder ser “paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad”.6Hebreos 5:2. Jesús nos trata mucho mejor de lo que merecemos, y así como nos ha tratado, debemos nosotros tratar a los demás. No se justifica el proceder de ningún padre o maestro, a menos que sea semejante al que seguiría el Salvador en circunstancias semejantes. ED98 294.3