“Pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán... Los peces del mar te lo declararán también”. “Ve a la hormiga... mira sus caminos”. “Mirad las aves”. “Considerad los cuervos”.10Job 12:7, 8; Proverbios 6:6; Mateo 6:26; Lucas 12:24. ED98 117.2
No solamente hemos de hablar al niño de estas criaturas de Dios. Los mismos animales deben ser sus maestros. Las hormigas enseñan lecciones de trabajo paciente, de perseverancia para vencer los obstáculos, de previsión para el futuro. Los pájaros son maestros de la dulce lección de la confianza. Nuestro Padre celestial hace provisión para ellos, pero ellos deben buscar su alimento, construir sus nidos y criar a sus hijos. Constantemente están expuestos a los enemigos que tratan de destruirlos y, sin embargo, ¡con qué ánimo hacen el trabajo! ¡cuán gozosos son sus cantos! ED98 117.3
Es hermosa la descripción que hace el salmista del cuidado de Dios por las criaturas de los bosques: ED98 118.1
“Los montes altos para las cabras monteses; ED98 118.2
Las peñas, madrigueras para los conejos”.11Salmos 104:18. ED98 118.3
El hace correr los manantiales por las montañas donde los pájaros tienen su habitación y “cantan entre las ramas”. Todas las criaturas de los bosques y de las montañas forman parte de su gran familia. El abre la mano y satisface “de bendición a todo ser viviente”.12Salmos 104:12; 145:16. ED98 118.4