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El bautismo de Jesús HR 201

Los ángeles de Dios acudieron al lugar de su bautismo, el Espíritu Santo descendió en forma de paloma y reposó sobre él, y mientras la gente permanecía presa de gran asombro, con los ojos fijos en él, se oyó la voz del Padre, procedente del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. HR 201.3

Juan no estaba seguro de que fuera el Salvador el que había venido a ser bautizado por él en el Jordán. Pero Dios había prometido darle una señal por medio de la cual podría saber quién era el Cordero de Dios. Esa señal se cumplió cuando la paloma celestial reposó sobre Jesús y la gloria de Dios resplandeció a su alrededor. Juan alzó la mano y señalando al Señor clamó con fuerte voz: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29. HR 201.4