1 ¡Qué bien lucen tus pies con las sandalias, oh hija de nobles! Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de las manos de un artista. RVa — Cantares 7:1
2 Tu ombligo es como una copa redonda a la que no le falta el vino aromático. Tu vientre es como un montón de trigo rodeado de lirios. RVa — Cantares 7:2
3 Tus dos pechos son como dos venaditos, mellizos de gacela. RVa — Cantares 7:3
4 Tu cuello es como torre de marfil. Tus ojos son como los estanques en Hesbón, en la puerta de Bat-rabim. Tu nariz es como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco. RVa — Cantares 7:4
5 Tu cabeza es como el Carmelo, y tu cabellera es como púrpura real aprisionada en trenzas. RVa — Cantares 7:5
6 ¡Qué bella y dulce eres, oh amor deleitoso! RVa — Cantares 7:6
7 Tu talle es como una palmera, y tus pechos como racimos de dátiles. RVa — Cantares 7:7
8 Pensé: “¡Subiré a la palmera y me prenderé de sus racimos!” ¡Sean tus pechos como racimos de uvas, y la fragancia de tu boca como de manzanas! RVa — Cantares 7:8
9 Tu paladar es como el buen vino que corre suavemente hacia el amado y fluye por los labios de los que se duermen. RVa — Cantares 7:9
10 ¡Yo soy de mi amado, y él me desea con ardor! RVa — Cantares 7:10
11 Ven, oh amado mío, vayamos al campo. Alojémonos en las aldeas; RVa — Cantares 7:11
12 madruguemos para ir a las viñas. Veamos si han florecido las vides, si se han abierto sus botones, o si han brotado los granados. ¡Allí te daré mi amor! RVa — Cantares 7:12
13 Las mandrágoras ya despiden su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de frutas selectas: tanto frescas como secas que he guardado para ti, oh amado mío. Cantares 8 RVa — Cantares 7:13