Relación de los escritos de E. G. de White con la Biblia, reconociéndola como el Libro supremo—Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados. En ella Dios ha prometido dar visiones en los “postreros días”, no para tener una nueva norma de fe, sino para consolar a su pueblo y para corregir a los que se apartan de la verdad bíblica. Así obró Dios con Pedro cuando estaba por enviarlo a predicar a los gentiles. A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White, 64; Primeros Escritos, 78.1Esta publicación forma parte de. Primeros Escritos, 11-84. Véase el Prefacio de este libro.—Nota de la Redacción. 3MS 31.1
No ha de tomar el lugar de la Palabra—El Señor desea que estudiéis vuestras Biblias. El no ha dado ninguna luz adicional para tomar el lugar de la Palabra. Esta luz se da con el propósito de concentrar en su Palabra las mentes confundidas, y si se asimila y digiere es la sangre y la vida del alma. Entonces se verán buenas obras cuando la luz brilla en las tinieblas.—Carta 130, 1901. 3MS 31.2
Adquirir las pruebas de la Biblia—En el trabajo público no hagáis prominente ni citéis lo que la Hna. White ha escrito, como autoridad para sostener vuestra posición. El hacer esto no aumentará la fe en los Testimonios. Presentad vuestras evidencias en forma clara y sencilla, extrayéndolas de la Palabra de Dios. Un “así dice el Señor” es el testimonio más poderoso que podéis presentar a la gente. Que nadie sea educado a mirar a la Hna. White, sino a Dios poderoso que da las instrucciones a la Hna. White.—Carta 11, 1894. 3MS 31.3
En primer lugar los principios bíblicos, y luego los Testimonios—Es mi primer deber presentar los principios bíblicos. Entonces, a menos que haya una reforma decidida y concienzuda que se note en aquellos cuyos casos me han sido presentados, debo exhortarlos personalmente.—Carta 69, 1896. 3MS 32.1
La obra de E. G. de White no es distinta que la de los profetas bíblicos—En los tiempos antiguos habló a los hombres por boca de los profetas y apóstoles. En estos días él les habla por los testimonios de su Espíritu. Nunca hubo un tiempo en que Dios instruyera a su pueblo más fervientemente de lo que lo instruye ahora acerca de su voluntad y de la conducta que quiere que sigan.—Testimonies for the Church 5:661; Joyas de los Testimonios 2:276. 3MS 32.2
La Escritura y el espíritu de profecía tienen el mismo autor—El Espíritu Santo es el autor de las Escrituras y también del espíritu de profecía. Estos escritos no han de ser desvirtuados para hacer que signifiquen lo que el hombre quiera hacerlos significar, para expresar ideas y sentimientos humanos y para llevar adelante planes humanos a toda costa.—Carta 92, 1900. 3MS 32.3
Relación de los escritos de E. G. de White—la “luz menor”—con la Biblia—Poco caso se hace de la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor.—The Review and Herald, 20 de enero de 1903; El Colportor Evangélico, 129. 3MS 32.4
Probados por la Biblia—El Espíritu no fue dado—ni puede jamás ser otorgado—para invalidar la Biblia, pues las Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por la cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe ser probada... Isaías declara: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isaías 8:20.—El conflicto de los siglos, 9-10. 3MS 32.5
No con el propósito de dar nueva luz—El Hno. J___ quiere confundir los ánimos tratando de hacer aparecer que la luz que Dios me ha dado por medio de los Testimonios es una adición a la Palabra de Dios; pero da así una falsa idea sobre el asunto. Dios ha visto propio atraer de este modo la atención de este pueblo a su Palabra, para darle una comprensión más clara de ella. La Palabra de Dios basta para iluminar la mente más obscurecida, y puede ser entendida por los que tienen deseos de comprenderla. Pero no obstante todo eso, algunos que profesan estudiar la Palabra de Dios se encuentran en oposición directa a sus más claras enseñanzas. Entonces, para dejar a hombres y mujeres sin excusa, Dios da testimonios claros y señalados, a fin de hacerlos volver a la Palabra que no han seguido. La Palabra de Dios abunda en principios generales para la formación de hábitos correctos de vida, y los testimonios, generales y personales, han sido calculados para atraer su atención más especialmente a esos principios.—Testimonies for the Church 5:663-664; Joyas de los Testimonios 2:278-279. 3MS 33.1
Los testimonios han de presentar lecciones claras de la Palabra—En las Escrituras Dios ha establecido lecciones prácticas para gobernar la vida y la conducta de todos; pero aunque él ha dado detalles particulares y minuciosos con respecto a nuestro carácter, nuestra conversación y nuestra conducta, sin embargo, sus lecciones son descuidadas e ignoradas en gran medida. Además de la instrucción de su Palabra, el Señor ha dado testimonios especiales a su pueblo, no como una nueva revelación, sino que él desea presentar delante de nosotros las lecciones claras de su Palabra para que puedan corregirse errores, para que pueda señalarse el camino correcto, para que cada alma esté sin excusa.—Carta 63, 1893; véase Joyas de los Testimonios 2:270-271. 3MS 33.2
Elena de White capacitada para definir claramente la verdad y el error—En aquel tiempo [después del chasco de 1844] se nos presentaba un error tras otro; ministros y doctores [médicos] traían nuevas doctrinas. Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo revelaba la verdad a nuestra mente. A veces dedicábamos noches enteras a escudriñar las Escrituras y a solicitar fervorosamente la dirección de Dios. Se reunían con este propósito grupos de hombres y mujeres piadosos. El poder de Dios bajaba sobre mí, y yo recibía capacidad para definir claramente lo que era verdad y lo que era error. 3MS 34.1
Al ser así delineados los puntos de nuestra fe, nuestros pies se asentaron sobre un fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Yo solía quedar arrobada en visión, y me eran dadas explicaciones. Me fueron dadas ilustraciones de las cosas celestiales y del santuario, de manera que fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos claros y distintos.—Obreros Evangélicos, 317-318. 3MS 34.2
Para corregir el error y especificar la verdad—He escrito mucho en el diario2[La Sra. White llevaba de vez en cuando un diario de su experiencia, pero no se refiere básicamente a esto al usar el término “diario”. Sus escritos se hacían a menudo en libros [cuadernos] en blanco con hojas rayadas. Más de 20 de estos libros se encuentran en las bóvedas de la Corporación White, y muchos de los manuscritos que están ahora en los archivos fueron escritos originalmente en dichos libros. Algunos manuscritos del archivo aparecen bajo el título general de “Diario”, usado en este sentido particular. Debe recordarse que ella utiliza dicho término en los Testimonios cuando se refiere a sus manuscritos: “En mi diario encuentro lo siguiente, escrito hace un año”. Testimonies for the Church 8:206. Es evidente que se está refiriendo a un tema de los Testimonios.] que he llevado en todos mis viajes, y que debe ser presentado ante el pueblo en lo que sea esencial, aunque no haya escrito una sola línea más., Quiero que aparezca lo que se considere de valor, porque el Señor me ha dado mucha luz que deseo que la gente tenga; pues hay instrucciones que el Señor me ha dado para su pueblo. Es luz que ellos deben poseer, línea sobre línea, precepto sobre precepto, aquí un poquito y allí otro poquito. Esto ha de ser presentado ahora delante del pueblo, porque ha sido dado para corregir errores sutiles y para especificar lo que es la verdad. El Señor ha revelado muchas cosas que señalan la verdad, diciendo lo siguiente: “Este es el camino, andad por él”.—Carta 117, 1910. 3MS 34.3
Los testimonios nunca contradicen la Biblia—La Biblia debe ser vuestro consejero. Estudiadla y estudiad los testimonios que Dios ha dado, porque ellos nunca contradicen esta Palabra.—Carta 106, 1907. 3MS 35.1
Si los Testimonios no hablan según la Palabra de Dios, rechazadlos. No puede haber unión entre Cristo y Belial.—Joyas de los Testimonios 2:302. 3MS 35.2
Al citar a la Hna. White—¿Cómo puede el Señor bendecir a aquellos que manifiestan un espíritu que dice: “A mi no me importa”, un espíritu que los conduce a andar contrariamente a la luz que el Señor les ha dado? Pero no os pido que toméis mis palabras. Poned a la Hna. White a un lado. No citéis mis palabras de nuevo en toda vuestra vida hasta que obedezcáis la Biblia.3[Elena G. de White estaba frente a los dirigentes de la iglesia, como grupo, por primera vez en diez años. Las circunstancias reinantes, tanto en la Asociación General como en nuestras instituciones de Battle Creek, habían llegado, en muchos sentidos, a un punto crítico. Se habían recibido testimonios que aconsejaban regresar a los principios de la Biblia, pero las condiciones no habían mejorado en nada.
La mayor parte de los delegados al congreso de la Asociación General, que comenzaría al día siguiente, sentían que debían hacerse cambios. Elena de White presentaría un reproche a los dirigentes de las instituciones y pediría una reorganización de la Asociación General. Su preocupación era que los cambios que debían hacerse se basaran en los principios de la Biblia y no solamente en la palabra de Elena de White. En esta ocasión ella declaró:
“Dios me ha dicho que mi testimonio debe ser presentado a este congreso, y que yo debo tratar de hacer que los hombres lo crean. Mi tarea es dejar la verdad con el pueblo, y aquellos que aprecian la luz del cielo aceptarán la verdad”. Manuscrito 43, 1901.
Ella presentaría consejos como mensajera del Señor, y estos consejos debían ser escuchados; pero tenía que hacerse una obra profunda, una obra basada en los principios establecidos en la Palabra de Dios.—Los compiladores.] Cuando hagáis de la Biblia vuestro alimento, vuestra comida y vuestra bebida, cuando hagáis de sus principios los elementos de vuestro carácter, sabréis mejor cómo recibir el consejo de Dios. Exalto la preciosa Palabra delante de vosotros hoy. No repitáis lo que yo he dicho: “La Hna. White ha dicho así”, y “La Hna. White ha dicho asá”. Descubrid lo que el Señor de Israel ha dicho, y entonces haced lo que él ordena.—Manuscrito 43, 1901; [De un discurso a los dirigentes de la iglesia la noche anterior a la apertura del congreso de la Asociación General de 1901.] 3MS 35.3