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El sello de la aprobación divina NBEW 100

Aquélla fue una época de tribulaciones. De no mantenernos entonces firmes, hubiera naufragado nuestra fe. Algunos decían que éramos tercos; pero estábamos obligados a mantener nuestros rostros como el pedernal, sin volvernos ni a derecha ni a izquierda. NBEW 100.1

Durante años nos esforzamos en combatir los prejuicios y vencer la oposición, que a veces amenazaba con arrollar a los fieles portaestandartes de la verdad: los héroes y heroínas de la fe. Pero echamos de ver que quienes acudían a Dios con humildad y contrición de alma, podían discernir entre lo verdadero y lo falso. “Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera”. Salmos 25:9. NBEW 100.2

En aquellos días nos dio Dios una valiosa experiencia. Al vernos en estrecho conflicto con las potestades de las tinieblas, como frecuentemente estábamos, confiamos por entero en el poderoso Protector. Repetidas veces oramos en demanda de fortaleza y sabiduría. No queríamos cejar en el empeño, convencidos de que íbamos a recibir auxilio. Y, gracias a la fe en Dios, la artillería del enemigo se volvió contra él, la causa de la verdad obtuvo gloriosas victorias, y comprendimos que Dios no nos daba su Espíritu con mezquindad. A no ser por aquellas apreciadas pruebas del amor de Dios, y si, por la manifestación de su Espíritu, no hubiese puesto él su sello sobre la verdad, acaso nos habríamos desalentado; pero aquellas pruebas de la dirección divina, aquellas vívidas experiencias en las cosas de Dios nos fortalecieron para pelear varonilmente las batallas del Señor. Los creyentes pudieron discernir con toda claridad cómo Dios les había señalado el camino, guiándolos por entre pruebas, desengaños y terribles conflictos. Cobraban mayores bríos según iban encontrando y venciendo obstáculos, y adquirían valiosa experiencia en cada paso que daban hacia adelante. NBEW 100.3