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Oraciones fervientes y eficaces NBEW 107

Durante una reunión celebrada en Topsham se me mostró que tendría mucha aflicción, y que se pondría a prueba nuestra fe después de regresar a Gorham, donde residían mis padres. NBEW 107.2

Al regresar, caí muy enferma con intensos sufrimientos. Mis padres, mi esposo y mis hermanas se unieron en oración por mí, pero continué sufriendo durante tres semanas. A menudo desfallecía y quedaba como muerta, pero en respuesta a la oración, revivía. Mi agonía era tan grande que suplicaba a los que me rodeaban que no orasen por mí; porque pensaba que sus oraciones prolongaban tan sólo mis sufrimientos. Los vecinos creyeron que me moría. Y durante algún tiempo le plugo al Señor poner a prueba nuestra fe. NBEW 108.1

El Hno. Nichols y su esposa, de Dorchester, Massachusetts, se enteraron de mi aflicción, y su hijo Enrique vino a Gorham para traer algunas cosas con que aliviarme. Durante su visita, mis amigos volvieron a unirse en oración en demanda de mi restablecimiento. Después de orar los demás, el Hno. Enrique Nichols empezó a orar muy fervorosamente con el poder de Dios sobre él, y al levantarse del suelo donde se había arrodillado, cruzó el aposento, y poniéndome las manos en la cabeza, dijo: “Hna. Elena, Jesucristo te sana”. Dicho esto, cayó hacia atrás, postrado por el poder de Dios. Yo creí que la obra era de Dios y desapareció el dolor. Mi alma se llenó de gratitud y paz. En mi corazón decía: “Sólo tenemos auxilio en Dios. Podemos estar en paz sólo cuando descansamos en él y esperamos su salvación”. NBEW 108.2