Satanás obra en las mentes de los hombres, y los induce a pensar que hay conocimiento maravilloso que puede ser adquirido fuera de Dios. Mediante razonamientos engañosos, él indujo a Adán y Eva a dudar de la palabra de Dios, y a colocar en su lugar una teoría que los guió a la desobediencia. Y sus sofismas están haciendo hoy lo que hicieron en el Edén. Los maestros que mezclan con la educación que dan, los sentimientos de autores incrédulos, siembran en la mente de la juventud pensamientos que los inducirán a desconfiar de Dios y transgredir su ley. Poco saben ellos lo que hacen. Poco se dan cuenta de cuál será el resultado de su obra. PVGM 80.1
Un estudiante puede cursar todos los grados de las escuelas y colegios de nuestra época. Puede dedicar todas sus facultades a adquirir conocimiento. Pero a menos que tenga un conocimiento de Dios, a menos que obedezca las leyes que gobiernan su ser, se destruirá a sí mismo. Por hábitos erróneos pierde la facultad de valorarse. Pierde el dominio propio. No puede razonar correctamente acerca de los asuntos que más íntimamente le conciernen. Es descuidado e irracional en la forma de tratar su mente y su cuerpo. Por hábitos erróneos, se arruina. No puede obtener la felicidad; pues su descuido en el cultivo de los principios puros y sanos lo coloca bajo el dominio de los hábitos que destruyen su paz. Sus años de estudio abrumador se pierden, porque se ha destruido a sí mismo. Ha empleado mal sus facultades físicas y mentales, y el templo de su cuerpo se halla en ruinas. Está arruinado para esta vida y para la venidera. Pensó obtener un tesoro adquiriendo conocimiento y sabiduría terrenales; pero por dejar a un lado la Biblia sacrificó un tesoro que vale más que cualquier otra cosa. PVGM 80.2