Cuando obreros de experiencia inician una campaña de evangelización en una comunidad donde hay miembros de nuestra iglesia, es deber solemne de los creyentes que viven en ese lugar hacer cuanto esté a su alcance para preparar el camino para que el Señor trabaje. Deben escudriñar su corazón con oración y quitar de él todo pecado que les impida cooperar con Dios y con sus hermanos. 9TPI 102.1
No siempre esto ha sido bien comprendido. A menudo creó Satanás una atmósfera que impidió que los miembros de la iglesia discernieran las oportunidades de servir. Muchas veces hubo creyentes que permitieron a Satanás servirse de ellos en el momento mismo en que hubiesen debido consagrarse enteramente a Dios y al adelanto de su obra. Inconscientemente, se extraviaron lejos del camino de la justicia. Al cultivar un espíritu de crítica y de maledicencia, de piedad farisaica y orgullosa, contristaron al Espíritu de Dios y demoraron considerablemente la obra de los mensajeros del Señor. 9TPI 102.2
Este mal ha sido señalado en repetidas ocasiones y en diversos lugares. En ocasiones, los que se habían dejado llevar por un espíritu de censura y condenación, se arrepintieron y convirtieron. Entonces Dios pudo usarlos para su honra y gloria. 9TPI 102.3
Vivimos en una época especial de la historia de este mundo; debe hacerse una gran obra en muy poco tiempo, y cada creyente debe contribuir personalmente a sostenerla. Dios está pidiendo gente dispuesta a consagrarse a la obra de salvar almas. Cuando comencemos a comprender el sacrificio que Cristo realizó para salvar al mundo condenado a perecer, lucharemos poderosamente para rescatar a la gente. ¡Ojalá que todas las iglesias pudieran ver y comprender el sacrificio infinito de Cristo! 9TPI 102.4