Los mismos principios que, si se adoptaran, traerían bendición a nuestras escuelas preparatorias y superiores, debieran gobernar nuestros planes y trabajo en pro de las escuelas de iglesia. Participen todos en los gastos. Piense la iglesia en que quienes deben recibir sus beneficios, estén asistiendo a la escuela. Se debe ayudar a las familias pobres. No podemos llamarnos verdaderos misioneros si descuidamos a aquellos que están a nuestras mismas puertas, jóvenes que se hallan en la edad más crítica y que necesitan nuestra ayuda para obtener el conocimiento y la experiencia que los capacite para el servicio de Dios. 6TPI 220.4
El Señor quiere que se hagan afanosos esfuerzos a favor de la educación de nuestros niños. La verdadera obra misionera llevada a cabo por maestros que son enseñados diariamente por Dios, hará conocer a muchas almas la verdad tal cual reside en Jesús; y los niños así educados impartirán a otros la luz y el conocimiento recibidos. ¿Darán los miembros de la iglesia recursos para adelantar la causa de Cristo entre los demás, y dejarán de paso que sus propios hijos benficien la obra y el servicio de Satanás? 6TPI 220.5
A medida que se establezcan escuelas de iglesia, el pueblo de Dios recibirá una valiosa educación al aprender a dirigirlas con éxito financiero. Si esto no puede hacerse, ciérrese la escuela hasta que, con la ayuda de Dios, puedan idearse planes para sostenerla sin que pese sobre ella el oprobio de las deudas. Hombres aptos para las finanzas debieran revisar las cuentas una, dos o tres veces al año, para comprobar la verdadera situación de la escuela y ver que no se hagan gastos enormes que produzcan una acumulación de deudas. Debemos evitar las deudas como evitaríamos la lepra. 6TPI 221.1
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Muchos de nuestros jóvenes que desean educarse manifiestan demasiada indiferencia en lo que se refiere a verse envueltos en deudas. Contemplan el estudio de los libros como el medio principal de educarse. No reconocen el valor de una educación comercial práctica y se sienten satisfechos con cursar años de estudio a costa de otras personas, en lugar de abrirse camino por sí mismos. No contemplan con ojo crítico las consecuencias de esto. No estudian partiendo de causa a efecto. 6TPI 221.2
Con frecuencia el resultado de semejante proceder es un desarrollo desequilibrado de las facultades. El alumno no comprende los puntos débiles de su carácter; no se da cuenta de sus deficiencias. Al depender de otros se priva de una experiencia de la vida práctica que le será difícil recuperar. No aprende a depender de sí mismo. No aprende a valerse de la fe. La verdadera fe habilita al alma para elevarse de un estado imperfecto y embrionario, y llegar a comprender en qué consiste la verdadera sabiduría. Si los alumnos desarrollan armoniosamente, huesos y músculos, estarán mejor capacitados para estudiar y hacer frente a las realidades de la vida. Pero si siguen sus propias ideas erróneas acerca de aquello que constituye la educación, no llegarán a ser hombres y mujeres cabales y de iniciativa propia. 6TPI 221.3
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“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen”. Proverbios 3:13-18. 6TPI 222.1