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Promesas para los últimos días

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    CAPÍTULO 6—PROMESAS PARA LOS NIÑOS

    “Jesús se interesaba en los niños. El no se incorporó a nuestro mundo como un hombre maduro. Si lo hubiera hecho, los niños no hubieran tenido su ejemplo para imitar. Cristo fue un niño; tuvo la experiencia de un niño; sintió los chascos y las pruebas que sienten los niños, conoció las tentaciones de los niños y de los jóvenes. Pero Cristo fue, tanto en su vida de niño como de joven, un ejemplo para todos los niños y jóvenes... Vivió como su ejemplo, y todos los niños y jóvenes pueden encontrar en Jesús a uno a quien pueden llevarle todos sus pesares y chascos y encontrar en él a un amigo que los ayudará” (COES 59).PUD 32.1

    “Jesús ama a los niñitos. Cuando las madres trajeron a sus hijitos a Jesús, los discípulos intentaron rechazarlas, pero Jesús los reprendió y dijo: ‘Dejad a los niños, y no les impidáis de venir a mí; porque de los tales es el reino de los cielos’. El entonces los reunió en sus brazos amantes y los bendijo” (COES 59, 60).PUD 32.2

    “Dios quiere que todo niño de tierna edad sea su hijo, adoptado en su familia. Por muy jóvenes que sean, pueden ser miembros de la familia de la fe y tener una experiencia muy preciosa. Pueden tener corazones tiernos y dispuestos a recibir impresiones duraderas. Pueden sentir sus corazones atraídos en confianza y amor hacia Jesús y vivir para el Salvador. Cristo hará de ellos pequeños misioneros” (CN 459).PUD 33.1

    “Necesitamos reconocer al Espíritu Santo como nuestro iluminador. Este Espíritu se deleita en dirigirse a los niños, y en descubrirles los tesoros y las bellezas de la Palabra” (CM 163).PUD 33.2

    “Dios requiere que sus hijos le den lo mejor de su corazón y sus más santos afectos. El los ha comprado con su propia sangre... El misericordioso y amante Salvador los recibirá si van a él tal como son” (4T43).PUD 33.3

    “El amor que une el corazón de la madre a su afligido hijo es mucho más fuerte que la muerte; pero Dios declara que aun una madre puede olvidar a su hijo ‘pero yo no me olvidaré de ti’. No, ni una sola alma que ponga su confianza en él será olvidada. Dios piensa en sus hijos con la más tierna solicitud y lleva un registro de memorias delante de él, para nunca olvidar a los hijos a su cuidado” (4T 329, 330).PUD 33.4

    “Aquel que fue adorado por los ángeles, Aquel que escuchó la música del coro celestial, siempre se compadeció, mientras estuvo en la tierra, de las aflicciones de los niños, y siempre estuvo dispuesto a escuchar el relato de sus infortunios triviales. A menudo secó sus lágrimas y los consoló con la tierna simpatía de sus palabras que parecían tener la virtud de apaciguar sus aflicciones y hacerles olvidar su dolor” (2M5 272).PUD 33.5

    “El alma de un niñito que cree en Cristo es tan preciosa a su vista como son los ángeles que rodean su trono” (4T591).PUD 34.1

    “Jesús conoce las necesidades de sus hijos y le gusta escuchar sus oraciones. Que sus hijos se aparten del mundo y de todo lo que pudiera apartar los pensamientos de Dios, y que sientan que están solos con el Señor, que su ojo contempla lo más profundo del corazón y lee los deseos del alma, y que pueden hablar con Dios” (HH 123).PUD 34.2

    “Es deber y privilegio de todo niño seguir en las pisadas de Jesús... Le agradará al Señor Jesús que los niños le pidan toda gracia espiritual, le lleven todas sus perplejidades y sus pruebas al Salvador; porque sabe ayudar a los niños y a los jóvenes, pues él mismo fue niño, y una vez estuvo sujeto a todas las pruebas, todos los desengaños y las perplejidades a las cuales están sujetos los niños y los jóvenes. La promesa de Dios se da tanto a los niños y a los jóvenes como a los de más edad” (HH 130).PUD 34.3

    “Cuandoquiera que Dios haya dado una promesa, que los niños y los jóvenes la conviertan en petición, y rueguen al Señor que efectúe esas cosas en su experiencia, tal como lo hizo con Jesús, su Hijo unigénito, cuando en su necesidad humana recurría a Dios suplicándole lo que necesitaba” (HH 130).PUD 34.4

    “Cuando se desarrollen las escenas finales de la historia del mundo, muchos... niños y jóvenes [que hayan recibido una verdadera educación cristiana] asombrarán a la gente mediante el testimonio que den de la verdad con sencillez, aunque con vigor y poder. Se les enseñó a temer al Señor, y sus corazones fueron suavizados merced al esmerado estudio de la Biblia, acompañado de oración. En un futuro cercano muchos niños serán dotados del Espíritu de Dios, y efectuarán la obra de proclamar la verdad al mundo... Llevarán a cabo una tarea que ni las potencias del mal podrán contrarrestar” (MeM 63).PUD 35.1

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