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Promesas para los últimos días

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    CAPÍTULO 12—PROMESAS PARA LA FAMILIA

    “Los ángeles tienen el encargo de proteger cada familia. Cada cual está al cuidado de un ángel santo. Estos ángeles son invisibles, pero a veces permiten que su luz resplandezca tan nítidamente que se los puede reconocer... Todos nosotros debiéramos estar siempre agradecidos por la verdad de que los ángeles celestiales nos están cuidando constantemente” (CD 160).PUD 56.1

    “Hay siempre ángeles presentes donde más se necesitan, con aquellos... cuyo ambiente es más desalentador” (HH 37).PUD 56.2

    “En todas las edades los ángeles han estado cerca de los fieles que siguieran a Cristo... De qué peligros, vistos o no vistos, hayamos sido salvados por la intervención de los ángeles, no lo sabremos nunca hasta que a la luz de la eternidad veamos las providencias de Dios. Entonces sabremos que toda la familia del cielo estaba interesada en la familia de esta tierra, y que los mensajeros del trono de Dios acompañaban nuestros pasos día tras día” (DTG 207).PUD 56.3

    “Mora Dios en cada hogar; oye cada palabra que se pronuncia, escucha toda oración que se eleva, siente los pesares y los desengaños de cada alma, ve el trato que recibe cada padre, madre, hermana, amigo y vecino. Cuida de nuestras necesidades, y para satisfacerlas, su amor y misericordia fluyen continuamente... En su custodia podemos descansar seguros” (HH 18).PUD 57.1

    “El Señor tiene interés especial en la familia de sus hijos terrenales. Los ángeles ofrecen el humo del fragante incienso de las oraciones de los santos. Por lo tanto, en el seno de cada familia ascienda la oración al cielo por la mañana y en la fresca hora del atardecer, presentando en nuestro beneficio los méritos del Salvador ante Dios. Por la mañana y por la tarde el universo celestial presta atención a cada familia” (MeM 29).PUD 57.2

    “Dios siempre ha velado por su pueblo...PUD 57.3

    “Es cierto que sufriremos chascos y que nos aguardan tribulaciones; pero debemos encomendar todo, sea grande o pequeño, a nuestro Dios. A él no lo aturden la multitud de nuestros sinsabores ni lo abruma el peso de nuestras cargas. Su protección se extiende a todos los hogares y vela por cada individuo. A el le preocupan todos nuestros negocios y pesares. El anota cada lágrima; se conmueve al advertir nuestras debilidades” (MeM 301).PUD 57.4

    “Jesús nos conoce individualmente, y se connueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dio a veces instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para hallar una de sus ovejas” (DTG 445).PUD 58.1

    “Aun en nuestro tiempo los ángeles entran en forma humana en los hogares de las gentes, y son agasajados por ellas. Y los cristianos que viven a la luz del rostro de Dios están siempre acompañados por ángeles invisibles, y estos seres santos dejan tras sí una bendición en nuestros hogares” (2JT 569).PUD 58.2

    “Jesús debiera ser el Húesped honrado en el círculo familiar. Debiéramos conversar con él, traerle todas nuestras cargas y conversar de su amor, su gracia y su perfección de carácter. ¡Qué lección podría ser dada diariamente por padres piadosos si llevaran todas sus dificultades a Jesús, el Portador de las cargas, en vez de regañar y refunfuñar por los cuidados y perplejidades que no pueden evitar!” (CN 460).PUD 58.3

    “Es privilegio de los padres llevar consigo a sus hijos a las puertas de la ciudad de Dios, y decir: ‘He tratado de enseñar a mis hijos a amar a Dios, hacer su voluntad y glorificarlo’. Para los tales se abrirán las puertas, y padres e hijos entrarán... Los miembros de cada familia que entren en la ciudad de Dios habrán sido fieles obreros en su hogar terrenal” (LC 216).PUD 58.4

    “Los padres y las madres que ponen a Dios en primer lugar en su familia, que enseñan a sus hijos que el temor del Señor es el principio de la sabiduría, glorifican a Dios delante de los ángeles y delante de los hombres presentando al mundo una familia bien ordenada y disciplinada, una familia que ama y obedece a Dios, en lugar de rebelarse contra él. Cristo no es un extraño en sus hogares; su nombre es un nombre familiar, venerado y glorificado. Los ángeles se deleitan en un hogar donde Dios reina supremo, y donde se enseña a los niños a reverenciar la religión, la Biblia y al Creador. Las familias tales pueden aferrarse a la promesa: ‘Yo honraré a los que me honran’” (HC 291).PUD 59.1

    “Necesitamos confiar en Jesús diariamente, a cada hora. Nos ha prometido que según sea el día, será nuestra fuerza. Por su gracia podremos soportar todas las cargas del momento presente y cumplir sus deberes” (2JT 59).PUD 59.2

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