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Mensajera del Señor

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    Jardinera entusiasta

    Elena de White era una jardinera entusiasta no sólo para satisfacer las necesidades de verduras y fruta para la casa, sino también para hermosear el hogar con flores frescas. La época primaveral en Battle Creek (1859) avivó el entusiasmo por la horticultura de esta madre ocupada de 31 años de edad, con tres hijos. El 24 de marzo, un día frío y ventoso, se lee en su diario: “Me levanté temprano. Ayudé a mi esposo y al Hno. Richard [Godsmark] a llevar un arbusto de grosella para plantarlo en nuestro jardín”.MDS 103.3

    El tiempo era más cálido el 30 de marzo y ella escribió: “Planté las frambuesas. Fui a Manchester en busca de plantas de fresa. Conseguí algunos arbustos de grosella... Despaché tres cartas”.MDS 103.4

    Al día siguiente plantó “una cantidad de fresas”. Dos semanas más tarde escribió: “Pasé la mayor parte del día haciendo un jardín para mis hijos. Me siento deseosa de hacerles el hogar tan agradable como pueda, para que el hogar pueda ser para ellos el lugar más placentero de todos”. 10Bio., t. 1, p. 400.MDS 103.5

    Desde su pequeño hogar en Washington, Iowa, le escribió a Edson: “Estamos en medio de flores de casi toda descripción posible, pero lo más hermoso de todo es estar rodeados por todas partes de rosas de todos los colores, y tan fragantes. La reina de la pradera apenas se está abriendo, también la campana de Baltimore. Las peonías han sido muy hermosas y fragantes, pero ahora están decayendo rápidamente. Hemos tenido fresas por varios días”. 11Id., t. 2, p. 340.MDS 103.6

    Para Elena de White la atención del jardín significaba un trabajo agradable. Al escribir desde Oakland, California, a su esposo que estaba en Battle Creek, le contó de una nueva amiga que había compartido plantas para su jardín: “Planté todo en el jardín de la nueva casa a la luz de la luna y con la ayuda de la luz de un farol. Las dos Marías trataron de hacerme esperar hasta la mañana, pero yo no las escuché. Tuvimos una hermosa lluvia anoche. Me alegré entonces de haber perseverado en colocar mis plantas”. 12Id., t 3, p. 24:MDS 103.7

    En 1881 los White estaban viviendo nuevamente en Battle Creek. Esta vez, al escribirle a Mary, su nuera, Elena de White quería algunas cosas de su jardín de Oakland: “Tengo que pedirte un favor. ¿Quisieras conseguir una caja pequeña y poner en ella raíces rosadas y retoños de clavellina, algunos tallos selectos de rosa, fucsias y geranios, y enviármela?”MDS 103.8

    Algunos días más tarde escribió nuevamente: “Tenemos una situación muy hermosa aquí en Michigan... He estado reuniendo arbustos y flores hasta que contamos con un buen jardín. Tengo una gran cantidad de peonías; espero conseguir clavellinas californianas. Deseo conseguir de la Hna. Rollin algunas de esas plantas verdes para los bordes... Ojalá tuviera algunas semillas de California”. 13Id., p. 158.MDS 103.9

    Su interés prolongado e intenso en el jardín y la huerta la preparó para el desafío que enfrentó en Australia en la década de 1890. Cuando notó que mucho de su consejo para expandir el desarrollo de la agricultura caía en oídos pesimistas, declaró valientemente que los hombres del área estaban equivocados. En realidad, dijo, estaban dando “falso testimonio” concerniente a la tierra.MDS 103.10

    Ella enseñó el camino, por su ejemplo y por su exhortación visionaria. El resultado fue analizado en una carta escrita el 3 de febrero de 1896: “Tenemos el testimonio de que al cuidar los árboles y las verduras en la estación seca, obtendremos buenos resultados. Nuestros árboles están haciendo bien... Puedo testificar por experiencia que se ha dado falso testimonio sobre esta tierra. En los terrenos de la escuela hay tomates, calabazas, papas y melones... Sabemos que la tierra rendirá bien con el debido cuidado”.MDS 104.1

    Pocos días más tarde escribió en su diario que se levantó a las 4:30 y estaba en el jardín alrededor de las 5:00, “revolviendo la tierra y preparando para plantar mis flores”. Luego, con dos ayudantes, plantó 28 plantas de tomate. A la mañana siguiente estaba en la huerta “atando los árboles. Se coloca un manojo de pasto entre la estaca y el árbol para que el árbol no se lastime”. 14Id., t. 4, pp. 261 -262.MDS 104.2

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