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Mensajera del Señor

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    Marian Davis, “mi compaginadora de libros”

    En una carta escrita en 1900 y dirigida a G. A. Irwin, Elena de White llamó a Marian Davis “mi compaginadora de libros”. En esa misma carta, describía cómo Marian hacía su trabajo: “Ella... toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.MDS 116.7

    “Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer”. 53Mensajes selectos, t. 3, pp. 101-102. “Me siento profundamente agradecida por la ayuda de la Hna. Marian Davis en la ordenación de mis libros. Reúne materiales de mis diarios, de mis cartas y de los artículos publicados en los periódicos. Aprecio grandemente su fiel servicio. Ha estado conmigo durante 25 años, y constantemente ha ido adquiriendo una capacidad creciente para la obra de clasificar y agrupar mis escritos”.— Id, p. 103.MDS 117.1

    Marian le escribió a Willie refiriéndose al peso de su trabajo: “Quizás usted se pueda imaginar la dificultad de reunir puntos relacionados con cualquier tema, cuando deben espigarse de treinta álbumes de recortes, una media docena de tomos encuadernados [de E. G. de White], y cincuenta manuscritos, todos ellos cubriendo miles de páginas”. 54 Marian Davis a W. C. White, 29 de marzo, 1893, citada en Bio., t. 4, p. 383.MDS 117.2

    Pero Marian no escribió nada. Cuando ella murió en 1904, Elena de White recordó con gran aprecio esa estrecha asociación: “Hemos permanecido lado a lado en el trabajo, y en perfecta armonía en ese trabajo. Y cuando ella reunía las preciosas jotas y tildes que había hallado en papeles y libros y me los presentaba, me decía: ‘Ahora hay algo que falta [necesario]. No puedo suplirlo’. Yo revisaba el material y en un momento podía ubicar la línea precisa. Trabajamos juntas, sencillamente trabajamos juntas en perfecta armonía todo el tiempo”. 55Manuscrito 95, 1904, citado en Ibíd. Otros, incluyendo a Mary White, J. H Waggoner, W. W. Prescott y J. H. Kellogg, también les ayudaron a W. C. White y Marian Davis en la producción de libros.MDS 117.3

    El Dr. Kellogg ayudó en la publicación de Christian Temperance and Bible Hygiene (Temperancia cristiana e higiene bíblica). El escribió la introducción en la cual mencionó cómo fue preparado el libro: “Este libro no es una presentación nueva... sino simplemente una compilación, y en cierto sentido un resumen de los diversos escritos de la Sra. White sobre este tema, a lo cual se han agregado varios artículos del pastor Jaime White, elucidando los mismos principios, y la experiencia personal de los pastores J. N. Andrews y José Bates, dos de los pioneros del movimiento pro salud entre los adventistas del séptimo día. La obra de compilación se ha hecho bajo la supervisión de la Sra. White, por un comité designado por ella para dicho propósito, y ella ha examinado cuidadosamente el manuscrito”. 56Bio., t. 3, pp. 446-447. Ver J. H. Kellogg, prefacio a Christian Temperance and Bible Hygiene, por E. G. de White y Jaime White (Battle Creek, MI: Good Health, 1890), p. iv.MDS 117.4

    Testimonios. El término ‘Testimonios” llegó a ser bien conocido entre los adventistas, temprano en la historia de la iglesia, por tres razones: (1) Los adventistas que anteriormente habían sido metodistas estaban familiarizados con las reuniones “sociales”, o las reuniones de “testimonio”, en las que los miembros compartían experiencias personales y sus compromisos de fe; (2) las comunicaciones de Elena de White a otros, ya sean orales o escritas, llegaron a conocerse como “testimonios”; (3) las compilaciones publicadas de cartas, manuscritos y artículos previamente publicados en revistas se reunieron eventualmente en nueve volúmenes conocidos como Testimonies for the Church (Testimonios para la iglesia). [Gran parte del material de esos nueve volúmenes ha aparecido en español bajo el título de Joyas de los testimonios, tomos 1,2 y 3.]MDS 117.5

    Elena de White escribía estos “testimonios” siempre que tenía el tiempo y la ocasión para consignar por escrito las revelaciones que le eran dadas, ya sea mediante sueños nocturnos o visiones diurnas. A comienzos de noviembre de 1863 sucedió algo interesante en AdaMds Center, Nueva York. Cerca de allí casi toda una iglesia bautista del séptimo día se había convertido al mensaje adventista. Jaime y Elena White hablaron varias veces, como también J. N. Andrews.MDS 117.6

    El domingo de tarde, Andrews predicaba mientras la Sra. White, a sólo 1,20 m del púlpito (cuatro pies), escribía seis páginas durante el sermón, usando su Biblia como un soporte. Cuando terminó el sermón, se levantó y se dirigió a la congregación. Un miembro de iglesia informó en la Review que “sus palabras [de Elena de White] fueron suficientemente [poderosas] como para derretir a un corazón de piedra”. Su capacidad para concentrarse se ilustra bien por la manera como reaccionó ese mismo día cuando alguien le preguntó qué pensaba de Andrews como orador. Ella replicó que “no podía decirlo, porque hacía mucho que no lo había oído”. 57Bio., t. 2, pp. 68-69.MDS 117.7

    Muchas de las comunicaciones personales de Elena de White fueron más tarde consideradas como valiosas también para otros. En respuesta a diferentes pedidos, los White hicieron arreglos para hacerlas imprimir en forma de fo- lletos. Los primeros diez de esos Testimonies, entre 1855 y 1864, contenían de 16 a 240 páginas cada uno en panfletos de tamaño de bolsillo. En 1874 los primeros diez fueron reimpresos en forma de libro. (Sin duda que después de diez años los originales, no en forma permanente, no estaban fácilmente a disposición.)MDS 117.8

    Sin embargo, la revisión de 1881-1883 de los Testimonios previamente publicados, 1-28, se convirtió en un proyecto de importancia. El hecho de que los escritos públicos de una mensajera de Dios pudiesen o debiesen ser “revisados” concentró nuevamente el interés en la manera como Dios obraba a través de su mensajera. Para muchas personas esto resultó ser una idea nueva.MDS 118.1

    El congreso de la Asociación General de 1878 votó que todos los Testimonios previos debían ser reimpresos en forma permanente. La reimpresión implicaba una completa recomposición del tipo, creando un nuevo formato de las páginas y proveyendo una paginación consecutiva.MDS 118.2

    Elena de White y sus ayudantes inmediatos (W. C. White, Mary White, Marian Davis, Eliza Burnham y J. H. Waggonner) consideraron este pedido como una oportunidad para mejorar las deficiencias gramaticales y lograr mayor claridad de expresión. El blanco de la Sra. White continuó siendo el de presentar la verdad en la manera más clara posible.MDS 118.3

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