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Mensajera del Señor

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    Tanto Sacrificio como Sumo Sacerdote

    Cuando ellos contemplan a Jesús, lo ven al mismo tiempo como el Sacrificio y el Sumo Sacerdote. 2Los hechos de los apóstoles, p. 27. En el Calvario, él hizo algo para destruir la “paga del pecado” que cambió para siempre nuestra relación con Dios: ¡él murió! ¡Jesús es la única Persona que alguna vez realmente ha muerto! Todos los demás seres humanos que han fallecido están ahora durmiendo, 3La Biblia habla de la primera muerte como un “sueño”. Ver Juan 11:11-14; 1 Tes. 4:13-16; 5:10. La segunda muerte está reservada para los pecadores que rechazaron la invitación del Evangelio. Ver Apoc. 20:6, 14; 21:8. excepto aquellos pocos que han sido resucitados o trasladados al cielo y que ahora están allí. 4Enoc (Gén. 5:24), Elias (2 Rey. 2:11), Moisés (Jud. 9), los que resucitaron con Jesús (Mat. 27:52-53). Solamente Jesús ha gustado la “muerte”, de modo que todos los que lo convierten en el Señor de sus vidas jamás tendrán que “morir”. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23). ¡Qué dádiva! ¡Mediante él nos escapamos de lo que merecemos!MDS 4.3

    ¡Pero aún hay algo más! El vive ahora como nuestro Sumo Sacerdote. ¿Qué significa esto? El se yergue ante los seres celestiales y los mundos no caídos como un Hombre cuya alegre obediencia probó que Dios no había sido injusto al pedir de sus seres creados un acatamiento voluntario. ¡Satanás estaba equivocado! Y ellos vieron a este heroico Vencedor que pasó por la angustia inexpresable de ser “abandonado por Dios” en el Calvario, probando que Dios mismo se interesaba por su creación, que él era abnegado y la esencia del amor genuino. Todo el universo (más allá de los confines de la tierra) ve a Jesús de pie en el lugar santísimo del cielo como la respuesta de Dios a las mentiras de Satanás en cuanto a la Divinidad.MDS 4.4

    ¿Qué vemos nosotros cuando pensamos en Jesús como nuestro Sumo Sacerdote? Lo vemos como el Mediador entre Dios y la humanidad pecadora. Lo vemos como nuestro Abogado que unifica la justicia y la misericordia, interceptando todas las acusaciones contra Dios y los creyentes (1 Juan 2:1). El es nuestro Intercesor, no sólo representándonos ante el Padre sino también intercediendo entre nosotros y el maligno (Heb. 4:16). 5“Todo el que desee librarse de la esclavitud y del servicio de Satanás y quiera estar bajo la bandera ensangrentada del Príncipe Emanuel, será protegido por las intercesiones de Cristo. Cristo, como nuestro Mediador a la diestra del Padre, siempre nos tiene en cuenta, pues es tan necesario que nos guarde mediante su intercesión como que nos haya redimido con su sangre. Si él deja de sostenemos por sólo un momento, Satanás está listo para destruimos. A los que han sido comprados con su sangre los guarda ahora mediante su in-tercesión” (Manuscrito 73, 1893, en CBASD, t. 6, comentarios sobre Rom. 8:34, p. 1078; también Manuscript Releases [MR], t. 15, p. 104).MDS 4.5

    El apóstol Pablo lo expresó de esta manera: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb. 4:14-16).MDS 4.6

    Toda persona necesita cada día esta clase de intercesión: la paz del perdón y el poder de la gracia intercesora. La presencia poderosa de Cristo, mediante el Espíritu Santo y los ángeles, llega a cada persona consagrada a él. Jesús se abre paso a través del poder con que Satanás ha mantenido cautiva a cada persona. Llega a las vías de su sistema nervioso. Fortalece la fuerza de voluntad del creyente. Está siempre listo para ayudar a los seres humanos a resistir el pecado, tanto los que vienen de adentro como los que proceden de afuera. Jesús simplemente comparte con nosotros el sistema de defensa por el cual él venció la tentación (Apoc. 3:21).MDS 4.7

    Demasiado a menudo, después de contem- plar la condescendencia de Cristo como un Hombre acosado y finalmente crucificado, los creyentes consideran que su “dádiva” a la tierra ha terminado. Pero Dios no dio “a su Hijo unigénito” (Juan 3:16) sobre la base de un préstamo y arriendo temporario. El Creador de centenares de billones de ínsulas de galaxias, que caminó entre las estrellas e hizo girar universos en su órbita, se aprisionó dentro de su propia creación, ¡ no por apenas nueve meses, ni sólo por treinta y tres años, sino para siempre!MDS 4.8

    Esta clase de amor despierta amor. Y un reconocimiento que brota del corazón. Y una enorme consagración a este gran Amante, por encima de las más seductoras atracciones de este mundo.MDS 5.1

    Antes de que el profeta pueda decir la verdad acerca de Dios, como es conocida mediante Jesús, el profeta debe conocer a Jesús personalmente. La charla teológica es barata; la experiencia personal viene con un precio.MDS 5.2

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