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Mensajera del Señor

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    El lenguaje de los ojos

    Sus ojos, según los encuestados: “hermosos ojos marrones y de mirada distante”, “ojos veraces”, “mirada ferviente que parecía penetrar”, “sus ojos eran grandes y se volvían más grandes si estaba dominada por el fervor o la emoción, y se achicaban cuando se sonreía”.MDS 126.4

    Había un acuerdo general respecto al cabello de Elena de White: “usaba una red sobre su pulcro cabello”, “estilo de peinado sencilio”, “cabello oscuro y siempre partido y peinado hacia atrás con sencillez, y que terminaba en una trenza anudada en la nuca”.MDS 126.5

    Veintinueve de esas personas se refirieron al material de su vestido, describiéndolo como “terciopelo o seda negro”, “una vestimenta de dos piezas”, “el vestido no parecía adornarla, ella parecía adornar al vestido”. Para acentuar el color negro, la Sra. White a menudo usaba puños y cuello blancos. Otros accesorios que se mencionaron fueron “una cadena de reloj de oro” con un “reloj de plata en su bolsillo, y un sencillo prendedor”.MDS 126.6

    Los centenares de personas que respondieron a esta encuesta recordaban por igual que la Sra. White usaba pocos gestos, sin agitar los brazos y las manos, con “un aplomo natural y delicado y modales suaves”.MDS 126.7

    Ella predicaba con más frecuencia sin notas, aunque en algunas ocasiones leía de un manuscrito. Con la Biblia abierta, hablaba con vigor y lógica que cautivaba a su auditorio. 13“Cuando estoy hablando a la gente, digo mucho que no he meditado de antemano. El Espíritu del Señor desciende frecuentemente sobre mí. Me parece que soy transportada, lejos de mí; la vida y el carácter de personas diversas se presentan claramente a mi mente. Veo sus errores y peligros, y me siento compelida a hablar de lo que de esta manera es traído ante mi”.— Testimonies, t. 5, p. 678. Un periodista de Detroit Post describió el hecho de observar uno de los sermones de la Sra. White como una experiencia “notable y emocionante”: “Aunque su elocuencia y capacidad persuasiva eran bien conocidas por sus oyentes, no estaban aun preparados para la apelación poderosa e irrefutable que ella hacía. Parecía ciertamente inspirada mientras imploraba a los pecadores a que huyesen de sus pecados. El efecto de su oratoria magnética y de sus modales era sumamente notable”. 14Citado en Review and Herald, 18 de agosto, 1874, p. 68.MDS 126.8

    Obviamente, la Sra. White oyó y vio esos comentarios sobre su extraordinaria capacidad como oradora. Ella le daba la gloria a Dios pero no siempre calificaba el fenómeno como un milagro. Aprendió cómo hablar estudiando los fundamentos de la proyección de la voz. Además de eso, escribió muchos consejos generales sobre la comunicación vocal efectiva, y muchas veces se dirigió específicamente a ministros que no sólo estaban arruinando sus voces sino también su salud debido a hábitos impropios de oratoria.MDS 126.9

    Ella abogaba para que la voz tuviese el soporte del diafragma, más la práctica de respirar profundamente: “El hablar desde la garganta, permitiendo que las palabras salgan del extremo superior de los órganos vocales irritándolos todo el tiempo, no es la mejor manera de preservar la salud o de aumentar la eficiencia de esos órganos... Si usted permite que sus palabras salgan desde abajo, ejercitando los músculos abdominales, podrá ha- blar a miles con tanta facilidad como puede hablar a diez”. 15Testimonies, t. 2, p. 616, “El uso correcto de los músculos abdominales al leer y hablar, será un remedio para muchas de las dificultades de la voz y del pecho y un medio de prolongar la vida”.—La educación cristiana, p. 280.MDS 126.10

    Las instrucciones de Elena de White sobre el arte de hablar en público implicaban más que la capacidad de hablar a miles. Sobre toda otra cosa, era un asunto espiritual, especialmente para el ministro del Evangelio: “Quienes consideran que es poca cosa hablar con mala pronunciación están deshonrando a Dios”. 16El evangelismo, p. 482. “Realicen esfuerzos decididos para aprender a hablar correcta y enérgicamente los alumnos que se preparan para el servicio del Maestro, para que cuando conversen con otros acerca de la verdad, o cuando se dediquen al ministerio público, puedan presentar apropiadamente las verdades de origen celestial”. 17Id., p. 483.MDS 127.1

    Para Elena de White, los métodos erróneos para hablar afectan directamente la salud del orador. Ella escribió: El “uso excesivo [de los órganos vocales]..., si esto se repite con frecuencia, no sólo dañará los órganos vocales sino también someterá a todo el sistema nervioso a una tensión indebida... La cultura de la voz tiene una parte importante en la cultura física, puesto que tiende a dilatar y fortalecer los pulmones, y así aleja la enfermedad”. 18Id , p. 484-485.MDS 127.2

    A lo largo de los años, estudiantes concienzudos de todas las edades se han sentido agradecidos por los consejos de Elena de White sobre el arte de hablar en público. Su propia experiencia, que comenzó con un susurro ronco para convertirse en una oradora solicitada a menudo, le otorgó profunda autenticidad a sus principios. Estos principios expresados en temas como “El cristiano y su actitud correcta al hablar”, “La educación de la voz”, “Métodos efectivos para hablar en público”, “El contenido de nuestros discursos”, y “El uso de la voz en el canto”, han sido reunidos en un libro titulado, La voz, su educación y uso correcto.19Pacific Press Publishing Association, 1995.MDS 127.3

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