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Mensajera del Señor

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    Las visiones definieron la verdad y crearon unidad después del estudio de la Biblia

    En los días formativos del movimiento, los adventistas sabatistas se reunieron en diversas ocasiones para establecer sus doctrinas básicas y para fomentar la armonía en sus filas. 15Bio., 1.1, pp. 137-151,187-194, 208, 264-265. Con sus Biblias abiertas, a veces dedicaban días y noches enteros al estudio. Cuando el grupo se encontraba trabado en un atolladero con diversos puntos de vista firmemente defendidos, Elena de White recibía una visión en la que se indicaba la interpretación bíblica correcta. En consecuencia, ella podía confirmar los resultados del estudio bíblico del Hno. C, antes que los de los Hnos. A, B o D.MDS 171.5

    He aquí cómo Elena de White describió esas ocasiones: “En aquel tiempo [después del chasco de 1844] se nos presentaba un error tras otro; ministros y doctores [médicos] traían nuevas doctrinas. Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo revelaba la verdad a nuestra mente. A veces dedicábamos noches enteras a escudriñar las Escrituras y a solicitar fervorosamente la dirección de Dios. Se reunían con este propósito grupos de hombres y mujeres piadosos. El poder de Dios bajaba sobre mí, y yo recibía la capacidad para definir claramente lo que era verdad y lo que era error.MDS 171.6

    “Al ser así delineados los puntos de nuestra fe, nuestros pies se asentaron sobre un fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Yo solía quedar arrobada en visión, y me eran dadas explicaciones. Me fueron dadas ilustraciones de las cosas celestiales y del santuario, de manera que fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos claros y distintos”. 16Mensajes selectos, t. 3, p. 34. En Testimonies, t. 1, p. 86, se encuentra una ilustración de este desarrollo de la doctrina mediante el estudio de la Biblia/la confirmación del Espíritu: “Nuestra primera conferencia en Nueva York se realizó en Volney, en el granero de un hermano. Estuvieron presentes unos treinta y cinco, todos los que pudieron reunirse en esa parte del estado. Pero de este número, a duras penas había dos que estaban de acuerdo. Algunos sostenían errores serios, y cada uno presionaba tenazmente en favor de su propio punto de vista, declarando que estaban de acuerdo con las Escrituras.
    “Esas extrañas diferencias de opinión me hicieron sentir bajo una pesada carga, pareciéndome que Dios era deshonrado, y me desmayé bajo la carga. Algunos temían que yo estaba muriendo, pero el Señor oyó las oraciones de sus siervos, y reviví. La luz del cielo descansó sobre mí y pronto perdí contacto con las cosas terrenales. Mi ángel acompañante me presentó algunos de los errores de los presentes, y también la verdad en contraste con sus errores. Esos puntos de vista discordantes que ellos sostenían que estaban de acuerdo con la Biblia, sólo armonizaban con su opinión de la Biblia, y debían abandonar sus errores y unirse con el mensaje del tercer ángel. Nuestra reunión terminó triunfantemente. La verdad ganó la victoria. Los hermanos renunciaron a sus errores y se unieron al mensaje del tercer ángel, y Dios los bendijo grandemente y añadió gente a su número”.
    MDS 171.7

    Estas experiencias, en las que Elena de White trajo claridad y armonía a los estudios bíblicos del grupo, impartieron validez y certidumbre a los primeros adventistas. De tanto en tanto, cuando dentro de la iglesia se estaban atacando las doctrinas básicas, ella apelaba a sus experiencias anteriores: “Nadie intente derribar los fundamentos de nuestra fe, que fueron colocados en el principio de nuestra obra por el estudio de la Palabra, acompañado de oración y por las revelaciones. Sobre este fundamento hemos edificado durante los cincuenta años que han transcurrido”. 17Joyas de los testimonios, t. 3, p. 274.MDS 171.8

    Si adventistas de tiempos posteriores negasen estos eventos históricos —estas experiencias confirmatorias a través del estudio de la Biblia y la dirección del Espíritu—, esto los llevaría otra vez a la confusión que había cuando los Hnos. A, B, C o D procuraban convencer a los demás de que la posición bíblica particular de cada uno era “la verdad”. A través de su larga vida, Elena de White ayudó a otros a llegar a ser “discípulos” de la “primera generación”, adventistas de los primeros tiempos. Ella sabía que sólo al ayudar a adventistas de años posteriores a revivir la “experiencia” (estudio de la Biblia más confirmación del Espíritu), verían ellos la cohe- rencia y la urgencia del mensaje adventista.18“En los primeros días del mensaje, cuando éramos pocos en número, estudiábamos diligentemente para comprender el significado de muchos pasajes de las Escrituras. A veces parecía que no podía darse ninguna explicación. Mi mente parecía estar cerrada a la comprensión de la Palabra; pero cuando nuestros hermanos que se habían reunido para estudiar llegaban a un punto donde no podían ir más lejos, y habían recurrido a la oración ferviente, el Espíritu de Dios descansaba sobre mí y yo era arrebatada en visión, y era instruida respecto a la relación de la Escritura con la Escritura. Estas experiencias se repitieron vez tras vez tras vez. De este modo fueron establecidas muchas verdades del tercer ángel, punto por punto. ¿Cree usted que alguna vez vacilará mi fe en este mensaje? ¿Cree usted que puedo permanecer callada, cuando veo que se está haciendo un esfuerzo para arrasar los pilares fundamentales de nuestra fe? Estoy tan cabalmente establecida en estas verdades como una persona puede estarlo. No puedo olvidar la experiencia por la que he pasado. Dios ha confirmado mi creencia mediante muchas evidencias de su poder”.— Review and Herald, 14 de junio, 1906, p. 8. Existen por lo menos seis versiones de estas conferencias sobre el sábado y el domingo: Spiritual Gifts, t. II, pp. 47-49; Testimonies, t. 1, pp. 75-87; Testimonios para los ministros, pp. 24-26; Mensajes selectos, t. 1, pp. 241-243; MR, t. 3, pp. 412-414; Sermons and Talks, t, 1, pp. 340-348.MDS 171.9

    Se desprende de esto, entonces, que rechazar los escritos de Elena de White es insultar al Espíritu de Dios, no a ella. En muchos casos a lo largo de su ministerio, ella expresó su angustia porque aquellos que desdeñaban o rechazaban sus mensajes estaban rechazando mucho más que a un ser humano. Por ejemplo: “Los testimonios que le he presentado en verdad me han sido dados por el Señor. Lamento que usted haya rechazado la luz dada... No es a mí a quien usted está traicionando. No es contra mí contra quien usted está tan enojado: es contra el Señor, quien me ha dado un mensaje para amonestarlo a usted”. 19Mensajes selectos t. 3, p. 93 (originalmente en Carta 66, 1897); ver también Testimonies, t. 7, p. 136. Los tales han “insultado a Dios”.— Testimonies, t. 5, p. 64; están “pelean-do contra Dios”.— Id., t. 5, p. 234; “usted está haciendo lo que hicieron los hijos de Israel en forma repetida”.— Mensajes selectos, t. 3, p. 77.MDS 172.1

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