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Mensajera del Señor

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    El principio de la moderación evita los extremos

    Las credenciales de un profeta se ven a menudo en el sentido común de su mensaje. Dios no es irrazonable, ni lo son sus profetas. Elena .de White provee un ejemplo clásico de sentido común35 Ver pp. 95-97, 306. en su relación con la reforma pro salud. Después que durante varios años ella hubo destacado la necesidad de la reforma pro salud mediante sus escritos, después de los primeros pocos años de la institución de salud de Battle Creek y luego de algunos años del Health Reformer, ella reconoció que se necesitaba cierta cautela: “En las reformas, sería mejor que quedáramos a un paso del blanco en vez de que fuéramos un paso más allá de él. Y si se comete algún error, que sea del lado de la gente”. 36 Testimonies, t. 3, p. 21. Pero no se necesita cometer errores: “No necesita arrojarse al agua, o al fuego, sino que tome el camino del medio evitando todos los extremos”. —Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 249.MDS 305.4

    Uno de los problemas que se había desarrollado en Battle Creek era el del extremismo alentado por el Dr. Russell T. Trail y promovido por William Gage, director residentedel Health Reformer. El Dr. Trail abogaba por la suspensión absoluta de la sal, el azúcar, la leche, la mantequilla y los huevos. Este extremismo causó confusión y una pérdida de suscripciones. Cuando Elena de While regresó de sus visitas a los campestres en la costa oeste, vio por qué el Health Reformer estaba casi muerto: “La posición de discontinuar enteramente el uso de estas cosas [sal, azúcar, leche, mantequilla y huevos] puede ser correcta en su momento; pero no ha llegado el tiempo para asumir una posición general sobre estos puntos”. 37Testimonies, t. 3, p. 19. “Sabemos que un uso liberal de estas cosas es positivamente dañino para la salud, y en muchos Casos pensamos que si no se usaran para nada, se disfrutaría de un estado de salud mucho mejor. Pero en la actualidad no estamos preocupados por estas cosas. La gente está tan atrasada al respecto que vemos que todo lo que pueden sobrellevar es que limitemos el uso de sus indulgencias dañinas y de los narcóticos estimulantes”. — Id., p. 21. Elena de White vio que el consejo del Dr. Trail en el Health Reformer era demasiado extremo cuando escribió: “La sal, siendo un veneno, no debiera usarse para nada”.—Julio, 1869. La posición de ella está mejor expresada en El ministerio de curación, p. 235: “Evítese el uso de mucha sal”. Investigaciones recientes indican que a menudo se encuentra alta presión sanguínea, sin explicación, en personas que usan demasiado sal. Ver p. 335.MDS 305.5

    ¡Peor aún! El director del Health Reformer estaba enfermo. ¿Por qué? Porque él y aquellos que estaban apoyando esas posiciones extremas de ese tiempo ¡no estaban siguiendo un programa equilibrado en sus propios hogares! La confusión y la desesperación subsiguiente entre miembros de iglesia en sus intentos por enfrentar estas posiciones extremas, abrieron la puerta para mucha apostasía en toda el área de la reforma pro salud. De modo que Elena de White expuso varios puntos para que sus compañeros miembros de iglesia los considerasen:MDS 305.6

    • Encuentren a las personas “donde ellas están”.38 En el siglo XIX muchos ni siquiera pensaban en normas de higiene, comidas “balanceadas” y alimentos refrigerados. “Se obligaba a las masas a subsistir sobre la base de una dieta cruda y escasa en la que el té y el pan eran artículos principales, suplementados de vez en cuando por una sopa o guisado de origen cuestionable... La nostalgia incluso por la comida de los norteamericanos del campo no puede sobrevivir la luz de la verdad. En un grado sustancial, su dieta era muy simple, monótona y a menudo lejos de ser saludable... Harper’s Weekly se quejaba en 1869: ’La gente de la ciudad está en constante peligro de comprar carne malsana; los comerciantes son inescrupulosos y el público, ignorante’... En ausencia de la refrigeración eléctrica, los artículos perecederos estaban sujetos a los caprichos del clima... Uno se siente tentado a creer que al ser la carne y el pescado tan poco confiables, los Victorianos de la ciudad se sostenían consumiendo abundancia de fruta. Pero ese no era el caso. Tenían un persistente recelo hacia la fruta —y las verduras— que se originó en una epidemia de cólera de 1832 la que se creía que había sido causada por la fruta. En efecto, después de la epidemia, el concilio de la ciudad de Nueva York había prohibido la venta de todas las frutas, y aunque la prohibición se había revocado algunos años más tarde, quedó la desconfianza”. —Otto Bettmann, The Good Old Days—They Were Terrible! (Nueva York: Random House, Inc., 1974), pp. 109-110, 113.MDS 305.7

    • Concédanles a otros “tanto tiempo como nosotros hemos necesitado” para llegar a nuestra comprensión actual del tema.MDS 305.8

    •No debemos “defender posiciones” que no hemos sometido a “una prueba práctica” en nuestros propios hogares.MDS 305.9

    •“Un uso sin límite” de artículos como sal, azúcar y leche es “positivamente dañino a la salud” y “si no se los usara para nada, se disfrutaría de un estado de salud mucho mejor”.MDS 305.10

    •Pero, por el presente, “no nos preocupamos por esas cosas [sal, azúcar, leche, mantequilla] ”.39Este consejo fue primariamente para los lectores de Elena de White que vivían en el campo. Para aquellos que tenían que comprar leche, era una empresa arriesgada. Para los neoyorquinos era un hecho de conocimiento común que la leche estaba diluida. Y los comerciantes no eran ni sutiles ni tímidos al respecto; todo lo que necesitaban era una bomba de agua para incrementar la leche de dos cuartos a un galón [de dos litros a casi cuatro]. Ese no era el fin de la travesura: para mejorar el color de la leche de ganado enfermo, frecuentemente añadían melaza, tiza o yeso blanco. No es de sorprenderse que en 1889 el comisionado de salud pública de Nueva York informó haber visto en ciertos distritos un ‘fluido de aspecto decididamente sospechoso que lleva el nombre de leche ’.
    “La leche infectada de bacterias encerraba posibilidades letales de las que la gente era inconsciente. La raíz de este problema estaba en las granjas lecheras, invariablemente sucias, donde las vacas lecheras eran alimentadas y alojadas en forma impropia.
    “No era inusual para la administración de una ciudad vender su basura a un granjero, quien la usaba rápidamente para alimentar sus vacas. O para una destilería tener vacas y alimentarlas con los desechos de la destilería, produciendo lo que se llamaba ‘leche enguajada’. Este líquido particular, que supuestamente hacía que los bebés se achispasen, causó un escándalo en el Nueva York de 1870 cuando se reveló que algunas de las vacas encerradas por años en establos inmundos estaban tan debilitadas por la tuberculosis que tenían que ser levantadas con grúas a fin de seguir siendo ‘ordefiables’ hasta que muriesen.
    “Cuando en 1902 la Comisión de Salud de la ciudad examinó 3.970 muestras de leche, se encontró que 2.095, 6 el 52,77 por ciento, estaban adulteradas”.—Bettmann,The Good Old Days, pp. 114-115.
    MDS 305.11

    • Debido a que muchas personas estaban tan atrasadas en la reforma pro salud, se les aconsejó que “testificaran positivamente contra las complacencias” más “dañinas y los narcóticos estimulantes... [tales como] el tabaco, los licores fermentados, el rapé, el té, el café, la carne, la mantequilla, las especias, los bizcochos, los pasteles de frutas, una gran cantidad de sal y todas las sustancias estimulantes que se usan como artículos de alimento”.40Testimonies, t. 3, pp. 20-21. La frase “uso excesivo de mantequilla” bien podría haber sido usada en esta declaración para expresar más precisamente el punto de vista de ella, porque unos pocos párrafos antes la Sra. White indicó que parte de la confusión y preocupación ocasionadas por el punto de vista extremo de los redactores del Reformer era debido a su posición en la que defendían la idea de “dejar de usar por completo la leche, la mantequilla y el azúcar”.MDS 305.12

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