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    Capitulo 2 - Una Obra Esencial Para Este Tiempo

    La perspectiva de Dios debe convertirse en nuestra perspectiva. ¡Ojalá pudiésemos ver las necesidades de esas ciudades como Dios las ve! En un tiempo como este, cada mano debe encontrar ocupación. ¡El Señor viene; el fin se acerca; sí, se aproxima apresuradamente! Dentro de poco, no podremos trabajar tan libremente como ahora. Escenas terribles nos esperan, y debemos hacer con apresuramiento lo que nos falta.- Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 83. (1909)MLC 25.1

    Muchos no cargan con ninguna responsabilidad por las almas. Las grandes ciudades deberían haber sido trabajadas poco después de que las iglesias recibieron la luz; pero muchos no han experimentado ninguna preocupación por las almas, y Satanás, al encontrarlos susceptibles a sus tentaciones, ha echado a perder su experiencia. Dios pide a su pueblo que se arrepienta, que se convierta y que vuelva a su primer amor, que perdieron porque no lograron seguir los pasos de su abnegado Redentor- Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 113. (1909)MLC 25.2

    Se les presta demasiada poca atención a las ciudades. ¡Mirad las ciudades, y cuánto necesitan del evangelio! Durante más de veinte años, se me ha recordado la necesidad de obreros diligentes que trabajen entre las multitudes que pueblan las grandes ciudades. ¿Quién se preocupa por ellas? Algunos; pero poca es la atención que se ha dedicado a esta obra, si se piensa en las inmensas necesidades y en las innumerables oportunidades.- Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 80. (1909)MLC 25.3

    La obra por las ciudades, muy atrasada según el plan de Dios. La importancia de abrirnos paso en las grandes ciudades todavía está delante de nosotros. Por muchos años, el Señor ha estado instándonos a que cumplamos este deber. Sin embargo, vemos que, comparativamente, poco se ha hecho en nuestros grandes centros de población. Si no nos dedicamos a este trabajo de una manera decidida, Satanás multiplicará las dificultades, que no serán fáciles de vencer. Estamos muy atrasados en cumplir la obra que debió haberse hecho en estas ciudades descuidadas por largo tiempo. La obra será ahora más difícil de lo que habría sido hace unos pocos años. Pero, si emprendemos la labor en nombre del Señor, se derrumbarán las barreras y muchas victorias decisivas serán nuestras.- Carta 148, 1909 (El ministerio médico, pp. 400, 401).MLC 26.1

    Se necesitan oración y esfuerzos fervientes por las ciudades. Llevamos un peso muy liviano en favor de las almas que no son salvas. Nunca ha habido un tiempo en que el mundo nos necesite más de lo que nos necesita ahora. A todo nuestro alrededor, hay ciudades que no han sido advertidas. Las almas perecen, y ¿qué estamos haciendo? Debemos tener una carga por estas almas, como muchos de nosotros nunca hemos experimentado...MLC 26.2

    No creemos ni en la mitad de estas verdades. Si así fuera, se vería más oración y más diligencia en tratar de llevar estas verdades a los habitantes de las ciudades de nuestro país. Dios ahora nos llama a abrir una fuerte obra en las ciudades.- Manuscrito 23, 1910.MLC 26.3

    Las ciudades deben trabajarse sin demora. El mensaje que se me ordena dar a nuestro pueblo en este tiempo es: Trabajad las ciudades sin demora, porque el tiempo es corto. El Señor ha mantenido este trabajo delante de nosotros durante los últimos veinte años, o más. Un poco se ha hecho en algunos lugares, pero mucho más debe hacerse aún. Llevo una carga día y noche porque se ha hecho muy poco para amonestar a los habitantes de nuestros grandes centros de población en cuanto a los juicios que caerán sobre los transgresores de la Ley de Dios.- Carta 168, 1909 (El ministerio médico, p. 399).MLC 26.4

    El mensaje debe darse rápidamente. El Señor me ha mostrado que hay que hacer en las ciudades una obra en la que apenas se ha incursionado. Este tema del trabajo en las ciudades debe llegar a ser una cuestión de vida para nosotros. Ahora debemos trazar planes para una obra prolongada y extendida. El mensaje debe ser difundido rápidamente. La larga demora en transmitir la instrucción del Señor respecto de la obra en las ciudades ha hecho que la tarea de alcanzar a todas las clases se haya dificultado. Esta tarea debe emprenderse inmediatamente, y el Señor llama a obreros consagrados que participarán en un esfuerzo ferviente de acuerdo con la luz que él ha dado.- Carta 42, 1909 (Manuscript Releases, t. 17, p. 37).MLC 27.1

    Se necesitan obreros en todas partes. Dondequiera que se encuentre el pueblo de Dios, en las ciudades atestadas, en los pueblos o entre los vallados de la campiña, hay un campo misionero local, por lo que la comisión de su Señor es puesta bajo su responsabilidad. En cada ciudad o poblado donde los cristianos se reúnen para adorar a Dios hay hombres, mujeres y niños para traer al redil. Hay muchos que nunca han oído ni un sermón de la Palabra de Dios.- Manuscrito 87, 1907 (Manuscript Releases, t. 6, p. 323).MLC 27.2

    La salvación debe ofrecerse a los habitantes de las ciudades.Siento la más profunda ansiedad al pensar en las ciudades que aún no sido trabajadas. Día y noche el peso recae sobre mí: las ciudades deben ser trabajadas sin demora. El mensaje de la verdad presente debe transmitirse a los que no lo han oído...MLC 27.3

    Esta salvación es para los habitantes de las ciudades no trabajadas. El tiempo está pasando rápidamente a la eternidad, y estas ciudades apenas han sido tocadas. Hay un poder que el Espíritu de Dios puede impartir a la verdad. A medida que la luz brille en la mente, se aferrará de los corazones una convicción demasiado poderosa como para resistirla.- Carta 150, 1909.MLC 27.4

    El mensaje debe convencer a los oyentes. En nuestras ciudades populosas, el mensaje debe presentarse como una lámpara encendida. Dios buscará obreros para que realicen esta tarea, y sus ángeles irán delante de ellos. Nadie estorbe a estos hombres designados por Dios; no lo permitáis. Dios les ha asignado su tarea. Preséntese el mensaje con tanto poder que los oyentes sean convencidos.- Review and Herald, 13 de septiembre de 1902 (El evangelismo, p. 56).MLC 28.1

    Satanás se complace porque miles todavía estén en tinieblas. Miles de personas de nuestras ciudades están en tinieblas, y Satanás se alegra por la demora, pues nuestro retraso le da la oportunidad de trabajar en estos campos con hombres de influencia a fin de adelantar sus planes. ¿Podemos depender ahora de nuestros hombres que están en posiciones de responsabilidad para que hagan su parte en forma humilde y noble? Que los atalayas despierten. Que nadie continúe indiferente frente a la situación. Debe haber un completo despertar entre los hermanos y las hermanas de todas nuestras iglesias.- Manuscrito 21, 1910 (El ministerio médico, p. 302).MLC 28.2

    Todavía no se han visto los poderosos resultados de la evangelización urbana. No hay cambio en los mensajes que Dios ha enviado en el pasado. La obra en las ciudades es la obra esencial para este tiempo. Cuando se trabajen las ciudades como Dios lo desea, el resultado será la puesta en operación de un poderoso movimiento cual nunca se ha visto...MLC 28.3

    Como pueblo, no estamos siquiera medio despiertos al sentido de nuestras necesidades y a los tiempos en los cuales vivimos. Despertad a los atalayas. Nuestra primera obra debería ser escudriñar nuestro corazón y convertirnos de nuevo. No tenemos tiempo que perder en asuntos sin importancia.-Carta 46, 1910 (El ministerio médico, pp. 303, 304).MLC 28.4

    Colaboradores De Cristo En Las Ciudades

    El privilegio de ser colaboradores de Cristo. La obra de compartir lo que uno ha recibido convertirá a cada miembro de iglesia en un colaborador de Dios. No podemos hacer nada por cuenta propia, pero Cristo es el obrero principal. Toda persona tiene el privilegio de trabajar juntamente con él.- Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 448. (1900)MLC 29.1

    Llamados a trabajar en armonía con Cristo. “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo”. El profeso creyente no debe sentarse y llevar una vida fácil, como si no hubiese nada para hacer. Hay una gran obra que llevar a cabo, y todo el que alcanza la vida eterna debe cooperar con Jesucristo. “No ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:20-23).MLC 29.2

    Los pastores y la gente están incluidos en estas palabras. Todos deben ser uno, así como Cristo era uno con el Padre. No puede haber perfección en la división. Los que creen en Jesucristo serán uno en su interés por las almas que perecen sin Cristo. El hecho es que hemos perdido de vista nuestra responsabilidad individual y necesitamos aceptarla en nombre de nuestro Señor. Cuando esta oración de Cristo sea respondida para su pueblo en esta generación, cuando exista esa unidad entre los adventistas del séptimo día, habrá una influencia tremenda que saldrá de ellos para el mundo. Habrá reformas; primero en nuestras filas y luego en aquellos por los que trabajamos, se verá la transformación del carácter, por la que Cristo oró con tanto fervor...MLC 29.3

    Mis hermanos y hermanas, estudiemos para saber cuál es la obra que se lleva a cabo sobre nosotros individualmente. Ustedes tienen algo que hacer por los que los rodean, y por los que están lejos. No tenemos derecho a dedicar todos nuestros recursos para disfrutarlos en la vida presente. No tenemos derecho a gastar dólares para glorificar y satisfacer el yo. Los juicios de Dios que caerán sobre la tierra ciertamente no están lejos, y nosotros debiéramos levantarnos para hacer nuestra parte. Al reflexionar en lo que Cristo ha sufrido por nosotros, debemos tratar de asumir una actitud de abnegación y sacrificio; y podemos ayudar en la salvación de las almas que corren el riesgo de perderse eternamente. No podemos presentar ninguna excusa a Dios por descuidar esta tarea.MLC 29.4

    ¿Nos estamos preparando para el juicio? ¿Nos estamos alistando para encontrarnos con el Señor? Hay una obra que hacer por los que están lejos y los que están cerca. Debemos penetrar las ciudades, los pueblos y las aldeas que se han quedado sin el mensaje de advertencia para estos últimos días. No nos damos cuenta de cuán cerca estamos del fin de la historia de esta tierra; no nos damos cuenta del valor de las almas por las que Cristo dio su preciosa vida. Debemos ponernos el manto de la justicia de Cristo, y trabajar en armonía con él, en armonía con sus pastores, y en armonía con todos lo que verdaderamente creen en la verdad para este tiempo.- Manuscrito 91, 1909.MLC 30.1

    Socios con Dios para salvar a la humanidad. Es la gracia de Dios la que nos lleva a obedecer la Ley de Dios, la transcripción del carácter divino. Es el conocimiento de Cristo Jesús lo que debiéramos cultivar hasta el máximo de nuestras posibilidades para poder ser hacedores de su palabra... ¿Alegraremos a Jesús? ¿Provocaremos regocijo entre los ángeles de Dios? Podemos hacerlo al cooperar con Dios en buscar y salvar a los perdidos... ¿No cooperaremos con los ángeles celestiales en la obra de salvar a la humanidad caída?- Sabbath School Worker, enero de 1896.MLC 30.2

    Se Debe Animar A Los Obreros

    Los obreros urbanos necesitan estímulo. Los que están empeñados en la difícil y exigente obra de las ciudades deben recibir el mayor aliento posible. Que no estén sujetos a críticas injustas de parte de sus hermanos. Debemos atender a los obreros del Señor que están llevando la luz de la verdad a los que están en las tinieblas del error. Se nos ha presentado una alta norma.-Carta 168, 1909 (El ministerio médico, p. 411).MLC 30.3

    No hay que desanimarse. Los mensajeros de Dios en las grandes ciudades no deben desalentarse por la impiedad, la injusticia y la depravación que son llamados a arrostrar mientras tratan de proclamar las gratas nuevas de salvación. El Señor quisiera alentar, a todos los que así trabajan, con el mismo mensaje que dio al apóstol Pablo en la impía ciudad de Corinto: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hech. 18:9, 10). Recuerden los que están empeñados en el ministerio de salvar las almas que, aunque son muchos los que no quieren escuchar los consejos que Dios da en su palabra, no todo el mundo se apartará de la luz y la verdad, ni de las invitaciones de un Salvador paciente y tolerante. En toda ciudad, por muy llena que esté de violencia y de crímenes, hay muchos que con la debida enseñanza pueden aprender a seguir a Jesús. A miles puede comunicarse así la verdad salvadora, e inducirlos a recibir a Cristo como su Salvador personal.- Profetas y reyes, p. 207. (1917)MLC 31.1

    No anular la obra que Dios llama a hacer a los demás. Debiéramos educarnos según el orden divino, para no derribar sino edificar los intereses de la humanidad. Los obreros no deben distanciarse. Tendrán que enfrentar desánimos desde afuera, y nadie que diga que está reparando los portillos de la Ley de Dios, que está edificando las ruinas antiguas, que está levantando los cimientos de muchas generaciones, debería estar deshaciendo la obra que Dios ha establecido para ser llevada a cabo por sus obreros en diferentes ramos de su causa.- Signs of the Times, 3 de julio de 1893.MLC 31.2

    Cuídense de los que tratan de desalentar la evangelización urbana. Nuestra condición pecaminosa de tibieza ha estado asomando durante años. Estamos muy atrasados en seguir las instrucciones dadas para penetrar las ciudades y levantar monumentos para la causa de la verdad presente. Durante muchos años se nos ha repetido la instrucción en cuanto a la obra que debe hacerse en las ciudades; no obstante, parece haber un sopor mortecino sobre muchos pastores y personas. Hay algunos que han estado haciendo todo lo posible, pero el peso de esta obra no ha sido confirmado en el corazón de nuestro pueblo; no se lo insta a cooperar y a poner en orden las cosas que quedan, que están a punto de pasar a la historia...MLC 32.1

    Hay algunos que no han aceptado los mensajes que Dios ha enviado, y estos han sembrado las semillas de la incredulidad hasta que las cizañas brotaron y se multiplicaron... A los que se han interpuesto en el camino de la obra de Dios durante los últimos quince años, no hay que mantenerlos ni darles influencia.- Review and Herald, 23 de julio de 1908.MLC 32.2

    La falta de ánimo y apoyo desagrada a Dios. Demos gracias al Señor porque hay unos pocos obreros que están efectuando todo lo posible por levantar algunos monumentos que honren a Dios en nuestras ciudades descuidadas. Recordemos que tenemos el deber de animar a esos obreros. A Dios le desagrada la falta de aprecio y de apoyo manifestada hacia nuestros fieles obreros que trabajan en las ciudades populosas.- Manuscrito 154, 1902 (El evangelismo, p. 36).MLC 32.3

    Satanás trata de desalentar a los obreros urbanos. Cuando contemplen las ciudades, tan llenas de iniquidad, Satanás les dirá que es imposible hacerles algún bien. Las ciudades, lamentablemente, están descuidadas. Ustedes nunca sabrán del valor de la perla hasta que busquen tenazmente para hallarla.-- Manuscrito 13, 1895 (Manuscript Releases, t. 10, p. 227).MLC 32.4

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