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Sermones Escogidos Tomo 2

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    «Al dominio propio, paciencia”

    Debemos reconocer que la presencia divina está a nuestro lado de manera constante. Cristo dijo: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28: 20). Recuerden que él escucha toda expresión áspera y cortante. ¿Pronunciarían ustedes esa clase de palabras si pudieran ver a Jesús de pie, al lado de ustedes? Luego, cuiden de manera especial toda palabra y acción. Compórtense con humildad, abrigando un espíritu de mansedumbre y bondad. Vivan de manera que los demás vean que existe una diferencia entre la actitud de un cristiano y la de aquellos que no afirman ser seguidores de Cristo.SE2 252.1

    Las palabras que crean amargura y desunión jamás deberían salir de los labios de los seguidores de Cristo. Debemos vestimos de Cristo; debemos ser como Cristo en toda palabra y acción. De esa forma seremos copartícipes de la naturaleza divina. Unicamente al participar de la naturaleza divina podremos vivir como Cristo.SE2 252.2

    Padres y madres, dondequiera que estén; ya sea que estén en su hogar, o en cualquier otro lugar, jamás será correcto que se hablen en forma irrespetuosa. Si usted es agredido, dígase con firmeza: «Esto viene de parte de Satanás. Él desea que yo comparta sus palabras y su espíritu; pero no lo haré”. En su trato con los demás decidan que van a hablar con amor, a cultivar la paciencia, la bondad, la longanimi-dad, la cortesía y la delicadeza. ¿Por qué? Debido a que son cristianos; debido a que se preparan para estar en compañía de los ángeles, para un hogar en el reino de gloria, donde jamás se pronuncian palabras ásperas, desprovistas de bondad o impacientes. Recuerden que es Satanás quien lleva a los hombres y a las mujeres a hablarse en forma desconsiderada.SE2 252.3

    Jamás deberían los padres encolerizarse con sus hijos. Nunca deberían castigarlos movidos por un arranque de pasión. Los niños no pueden ser educados correctamente de esa forma. En lugar de castigar a sus hijos los padres que son presa de la ira deberían ser ellos mismos azotados con una vara. El castigo acompañado de la ira únicamente hiere y constituye una provocación. ¿Desean ustedes un hogar en el cielo? Todos deseamos llegar al cielo. Pero, ¿desea alguien llegar al cielo con el fin de quejarse y enfurecerse, o castigar impulsado por la ira, ejerciendo una autoridad arbitraria? Por otro lado, no queremos llegar al cielo sencillamente porque allí reina la paz; porque por dondequiera escucharemos decir: «Tu benignidad me ha engrandecido» (Sal. 18: 35).SE2 252.4

    Madres, asuman su posición como amantes maestras de sus hijos. Recuerden que la mano que mece la cuna es la misma que mueve al mundo. Jamás utilicen expresiones o palabras iracundas. Mantengan una actitud jovial. Los niños son muy susceptibles a las expresiones de gozo y de dolor. Recuerdo que en algunas ocasiones cuando se me mencionaban cosas que eran motivo de angustia mientras sostenía a alguno de mis hijos en brazos, el cambio de expresión de mi rostro era notado de inmediato por el niño. Al ver una expresión de tristeza en mi rostro, el pequeño bebé de tan solo tres meses de edad, comenzaba a llorar al punto que era difícil contentarlo. Al principio no sabía qué era lo que lo motivaba a llorar, pero pronto me di cuenta.SE2 252.5

    Padres, que sus expresiones revelen de manera continua la paz y el consuelo de Cristo. Esa es una tarea misionera que ustedes pueden realizar en sus hogares. La obra misionera comienza en casa. Eduquen y adiestren a sus hijos para la vida inmortal futura. Guíenlos para que entreguen sus corazones a Dios, de forma que ellos sean contados entre su pueblo. Es necesario que los eduquen para que permanezcan al lado de ustedes, fortaleciendo sus esfuerzos misioneros; y a su vez, ustedes los fortalecerán a ellos.SE2 253.1

    Padres, santifíquense ustedes para que sus hijos sean también santificados. Santifiquen su talento del habla. Las palabras son un don precioso, capaz de hacer mucho bien y de realizar una gran obra a favor del Maestro. Que cada palabra pueda ser escrita en los libros del cielo sin que tengan ustedes que avergonzarse de ellas al enfrentarlas el día del juicio final.SE2 253.2

    Grandes bendiciones se han perdido a causa de expresiones negativas o acaloradas. Hermanos y hermanas, aprendan respecto al dominio propio. Cuando alguien les hable descomedidamente, guarden silencio. Los sentimientos de enojo se extinguen con rapidez al enfrentarlos de esa forma. Una respuesta impaciente empeorará las cosas.SE2 253.3

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