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Sermones Escogidos Tomo 2

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    Mejorando nuestros talentos

    En la parábola de los talentos el siervo que tenía cinco talentos negoció adecuadamente con ellos y en el día del ajuste de cuentas pudo llevar el doble a su señor. El que recibió dos también duplicó sus talentos. Pero el siervo que tenía un talento lo envolvió en un pañuelo y lo enterró. Cuando su patrón regresó y pidió cuentas a sus siervos la sentencia pronunciada sobre el siervo negligente fue: «Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos» (Mat. 25: 28).SE2 256.1

    Hermanos y hermanas ¿qué están haciendo con el fin de prepararse para un hogar en la gloria? ¿Se dan cuenta de que a cada uno se le encomienda una tarea? Dios no nos ha encomendado a todos lo mismo. A algunos les han sido concedidos más talentos que a otros. Los que tienen cinco talentos deberían negociar fielmente con ellos. A los que tienen dos talentos el Señor les dice: «Negocien con sus talentos utilizándolos y mejorándolos para mi gloria». Debemos utilizar nuestros talentos de acuerdo con nuestra propia capacidad.SE2 256.2

    Recuerden que ustedes tienen al menos un talento. Decidan por la gracia de Dios que utilizarán su talento en forma prudente, procurando ganar otro más. Gracias a Dios que él ha manifestado su gran amor por ustedes al confiarles al menos un talento. Demuestren con sus palabras y sus hechos que aprecian ese don y que lo consideran como el tesoro más valioso que cualquier cosa que ustedes puedan poseer. Coloquen sus talentos con los banqueros. Si los utilizan fielmente ganarán otro talento y mediante el fiel uso de esos dos talentos ganarán dos más.SE2 256.3

    Si tan solo han recibido un talento, en lugar de enterrarlo digan: «Tan solo tengo un talento y debo hacer el mejor uso del mismo. Seré fiel en las cosas pequeñas porque la Palabra declara: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel” (Luc. 16: 10). Debo utilizarlo en la mejor forma que se me presente. No debo desperdiciar ni una jota ni un tilde de mis fuerzas para la satisfacción del apetito o de la vanidad. En mi familia debo ser un fiel maestro, educando a mis hijos para la vida futura e inmortal. Tengo que enseñarles que sean honrados, veraces y pacientes. Yo mismo debo ser todo lo que deseo que sean mis hijos; porque Cristo dijo al hablar de sus discípulos: “Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad” (Juan 17: 19)».SE2 256.4

    Si ustedes han enterrado el único talento que Dios les ha confiado, les exhorto a que lo mejoren antes de que él pregunte: «¿Qué has hecho con el talento que te di?».SE2 257.1

    A menudo el talento de los recursos económicos es enterrado. El dinero que permanece sin uso en los bancos es considerado por el Señor como un talento que está enterrado. Dios desea que sus seguidores utilicen el talento de los recursos en su servicio. Deberíamos hacer nuestra parte para llevar adelante los diferentes ramos de la obra en todas partes del mundo. Hay una gran tarea que realizar en las ciudades. Se deberían celebrar congresos campestres en todas partes. Los que tienen el talento de los medios económicos pueden multiplicarlos mientras los emplean en la obra de proclamar al mundo la verdad para este tiempo. Si mediante el uso de nuestro único talento, alguien es llevado a la verdad, ese único talento se duplica. Cuando esa per-sona lleva a otros a la verdad, hay incluso una mayor multiplicación en los talentos.SE2 257.2

    Al que utiliza apropiadamente su único talento, el Maestro dirá: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor” (Mat. 25: 21). El que hace el bien no es recompensado en forma proporcional a los talentos que se les han confiado, sino en relación al uso que les ha dado y lo que ha motivado sus acciones.SE2 257.3

    Les digo todo esto para que ustedes individualmente sepan que Dios desea utilizarlos en su servicio. En este mundo hay un lugar para que ustedes lo ocupen. Si lo asumen con fidelidad, el Señor del cielo obrará a favor de ustedes y ustedes verán la salvación de parte de Dios. Eso es lo que estamos muy ansiosos que todos vean.SE2 257.4

    En Isaías 57: 15 leemos: «Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: “Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados”». Este texto describe al hombre a quien Dios da su aprobación.SE2 257.5

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