Principios erróneos que deben ser desterrados
El Señor espera que hagamos todo lo posible para liberamos del espíritu de mundanalidad que se ha introducido entre nosotros. Él desea que entendamos que no debemos construir enormes sanatorios en lugares privilegiados ya que eso absorbería recursos que podrían ser utilizados para construir sanatorios en otros lugares. Él desea que las instituciones médicas se establezcan en muchos lugares y en muchos territorios, en todo país adonde se lleve la verdad.SE2 264.2
El Señor nos llama a una reforma. En todo lugar donde los creyentes han adoptado prácticas mundanas él desea que se dé la voz de alarma. Él dice: «¡Clama a voz en cuello, no te detengas, alza tu voz como una trompeta! ¡Anuncia a mi pueblo su rebelión y a la casa de Jacob su pecado!” Como pueblo y como individuos debemos desechar los erróneos principios y ambiciosos proyectos que nos llevan a abarcar demasiado en un reducido ámbito. Dios desea que aprendamos a dar pasos firmes y seguros, siempre avanzando en sus caminos. Él desea que construyamos cada edificio tomando en cuenta las necesidades de otros lugares, que en ocasiones deben contar con recursos parecidos.SE2 264.3
En ningún sentido la obra de Dios debe ser limitada por restricciones formuladas por seres humanos. Muchos de los ambiciosos planes y normas que se han adoptado no cuentan con la aprobación de Dios. Él no participa de la idea de invertir muchos recursos en un mismo lugar. Él desea que cada institución ya establecida esté preparada para colaborar con el establecimiento de la próxima que se necesite. Sobre aquel que conoce la verdad descansa en especial la responsabilidad de llevar a otros a la verdad.SE2 264.4
Lo mismo se aplica a la fundación de instituciones. Ninguna persona, ninguna institución debe estar tan restringida, al punto que este principio de servicio por los demás tenga que ser violado. Algunas ya están atadas; pero el Señor desea liberarlas. En horas de la noche me parecía como si estuviera viendo a aquellos a quienes se les colocaban yugos. Luego alguien con autoridad pasó al frente y rompió cada yugo diciendo: «Yo no establezco estos yugos. Cada uno debe estar en pie con la independencia que Dios le ha dado, aunque permaneciendo en humildad como un niño pequeño”.SE2 264.5
Dios desea que su pueblo trabaje por aquellos que están a su alrededor y que sostenga a los obreros que son enviados a nuevos territorios. Los que viven en cómodas casas, rodeados por bondadosos amigos no deben decirles a los sacrificados obreros que acuden a nuevos territorios que su labor debe ser de sostén propio. Hermanos y hermanas, recuerden que los misioneros que ustedes envían a tierras lejanas a menudo trabajan entre enemigos que no cesan de hacer planes para estorbarlos en sus labores. ¿No sería mucho mejor que los obreros en el territorio nacional sean de sostén propio, en lugar de pedir a los hermanos enviados a los campos misioneros, donde la verdad no es conocida, que sean de sostén propio a pesar del entorno desfavorable?SE2 265.1
Dios llama a los obreros en Estados Unidos a que apoyen a sus colegas en el extranjero y a que los auspicien en cada empresa que emprendan. Cuando el Señor les pide que se levanten y edifiquen, los que están a cargo de la obra en este país deberían estar listos a prestarles ayuda con generosidad.SE2 265.2