El establecimiento de restaurantes
Dios desea que se establezcan restaurantes en las ciudades. Si son administrados adecuadamente llegarán a ser centros misioneros. En los restaurantes se deberían tener a mano publicaciones para presentarlas a los que visitan el establecimiento.SE2 289.2
A menudo surge la pregunta: «¿Deberían esos restaurantes mantenerse abiertos los sábados?». La respuesta es: «¡No, no!” El sábado es nuestra marca y señal y no debería ser opacado. Hace poco he recibido una luz especial respecto a este tema. Se ejercerán presiones para mantener los restaurantes abiertos los sábados, pero eso no debería permitirse.SE2 289.3
Pude ver que algunos que visitan los restaurantes no poseen suficiente dominio propio, y los sábados se irán a otros restaurantes para engullir carnes en abundancia y otros muchos productos que son perjudiciales para el organismo.SE2 289.4
Hace poco se me presentó una escena. Yo estaba en nuestro restaurante en San Francisco. Era viernes y los trabajadores estaban ocupados preparando paquetes de comida para ser llevada a casa. Un buen número de personas hacían cola para recibir aquellos paquetes. Yo pregunté qué significaba aquello y los empleados me dijeron: «Algunos de nuestros clientes están molestos por no poder comer aquí los sábados. Nos dijeron que su salud sufriría si no podían comer aquí; pues habían comprobado los beneficios de una alimentación saludable que conseguían aquí entre semana, y protestaban enérgicamente por la imposibilidad de obtenerlas los sábados. Los resultados usted los puede ver. Para aquellos que lo deseaban, los viernes preparamos un sencillo almuerzo, suficiente para el sábado, y ellos se lo llevan».SE2 289.5
¿Debería continuar el trabajo durante el sábado, al igual que los demás días de la semana? ¿Cuándo entonces tendrían los empleados tiempo para la renovación espiritual y el descanso físico? Todo esto tiene que ser considerado a la luz de los mandamientos de Dios. El Señor ha dicho: «En verdad vosotros guardaréis mis sábados, porque es una señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico”. «Así que guardaréis el sábado, porque santo es para vosotros; el que lo profane, de cierto morirá. Cualquier persona que haga alguna obra en él, será elimina-da de su pueblo. Seis días se trabajará, pero el día séptimo es día de descanso consagrado a Jehová. Cualquiera que trabaje en sábado, ciertamente morirá”. Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel, celebrándolo a lo largo de sus generaciones como un pacto perpetuo. Para siempre será una señal entre mí y los hijos de Israel, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y descansó» [Éxo. 31: 14-17].SE2 289.6
Debemos aferramos a un sencillo: «Así dice Jehová”, aunque esto le cause una gran incomodidad a algunos que no tienen respeto por el sábado. Por un lado están las supuestas necesidades de los seres humanos y su oposición; por otro, el mandamiento de Dios. ¿Qué idea será la que predominará en nosotros? Nuestros restaurantes no deben ser abiertos los sábados para todos los que acudan, ni siquiera para unos pocos. Todos los empleados han de tener la seguridad de que disfrutarán del sábado como un día en el cual honrar y servir a Dios. Las puertas cerradas de nuestros restaurantes durante el sábado deben constituir una señal, para que todos sepan que el séptimo día es el sábado del Señor y que en el mismo no se hará ningún trabajo innecesario.SE2 290.1
El Señor ha ordenado que los viernes se hornee y se cocine. La comida para el sábado debe prepararse el día antes.SE2 290.2
El sábado Dios descansó gozoso de la obra de la creación. Él bendijo el día de su descanso e hizo que fuera obligatorio para el hombre observar el sábado. Ese mandato de Dios debería ser observado de manera sagrada.SE2 290.3
No todos los que afirman ser seguidores de Cristo son ejemplares observadores del sábado; pero, ¡que Dios nos ayude a reformamos! Todos deberían leer los mandamientos de Dios, afirmando sus pies con determinación en la plataforma de la obediencia.SE2 290.4