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Sermones Escogidos Tomo 2

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    33—Enseñanzas de Isaías 58

    «¡CLAMA A voz EN CUELLO, no te detengas, alza tu voz como una trompeta! ¡Anuncia a mi pueblo su rebelión y a la casa de Jacob su pecado! Ellos me buscan cada día y quieren saber mis caminos, como gente que hubiera hecho justicia y que no hubiera dejado el derecho de su Dios. Me piden justos juicios y quieren acercarse a Dios» [Isa. 58: 1, 2].SE2 315.1

    El profeso pueblo de Dios responde a la anterior queja: «¿Por qué ayunamos y no hiciste caso, humillamos nuestras almas y no te diste por entendido?» [Isa 58: 3].SE2 315.2

    Y he aquí el porqué de su deplorable condición: «He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio interés y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es este el ayuno queSE2 315.3

    _______________

    Sermón presentado en la capilla del Sanatorio de Santa Helena, California, el sábado a las 11:30 de la mañana, el 23 de enero de 1904. Manuscrito 8, 1904. yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?” [Isa. 58: 3-5].

    El pueblo parecía creer que la apariencia de humildad era una virtud; pero cualquier forma de adoración será acepta únicamente en sentido espiritual, cuando ante Dios el alma está naturalmente inclinada a la humildad.SE2 316.1

    El Señor desea que cada uno de nosotros manfieste verdadera sinceridad. No podemos permitimos cometer ningún error en sentido espiritual. La cuestión de vida o muerte que nos afecta es: «¿Qué debo hacer para ser salvo, eternamente salvo?». «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna, una vida semejante a la vida de Dios?». Eso es lo que tenemos que planteamos cada uno de nosotros.SE2 316.2

    No vayamos a creer que este mundo es nuestro único hogar. Cristo dijo precisamente antes de su crucifixión: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí». Él dirigió esas palabras a sus discípulos. Ellos estaban preocupados porque pensaban que su Maestro estaba por dejarlos; ya que Cristo les había dicho que él sería apresado por manos impías y crucificado. Sus corazones se llenaron de tristeza y Cristo en su amor por ellos olvidó su agonía, e intentó aliviar sus atribulados corazones al hablarles del propósito que tenía respecto a ellos, así como de su regreso:SE2 316.3

    «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis».SE2 316.4

    Allí es donde cada uno de nosotros desea estar. Todos los que hoy están sentados aquí delante de mí, desearán estar con Cristo en su reino. Tener un hogar en las mansiones que Cristo ha preparado para nosotros tiene un gran significado. No podemos permitimos de cometer errores ahora. No podemos permitimos trazar sendas torcidas para nuestros pies, no sea que otras almas se descarríen.SE2 316.5

    Mientras vivamos en el mundo debemos ser manos ayudadoras de Dios. Pablo declaró: «Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios» [1 Cor. 3: 9]. Debemos cooperar con Dios en todo lo que él nos haya indicado. ¿Estamos cumpliendo el propósito del Dios eterno? ¿Estamos tratando a diario de tener la misma actitud de Cristo, y de cumplir su voluntad en palabra y acción?SE2 316.6

    ¡Observen en que situación se encuentra hoy la humanidad! ¿Había visto ustedes nunca tanta confusión, tanta violencia, asesinatos, robos y tanta delincuencia? En estos momentos, ¿en qué situación nos encontramos?SE2 317.1

    En el capítulo 58 de Isaías hemos leído lo que se dice de algunos: «He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente”. Sabemos que Dios no acepta ese ayuno, y por eso añade: «No ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto» [Isa. 58: 4].SE2 317.2

    «¿Es este el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová? El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados y romper todo yugo? ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu hermano?» [Isa. 58: 8].SE2 317.3

    Tenemos ques poner en práctica los preceptos de la ley para de esa forma tener la justicia ante nosotros, mientras que a nuestras espaldas estará la gloria de Dios. La luz de la justicia de Cristo será nuestra defensa en el frente y la gloria del Señor será la retaguardia. Demos gracias a Dios por su ayuda. Mantengámonos de manera constante en una posición en la que el Señor Dios del cielo pueda favorecemos. Pensemos que es es un gran privilegio el nuestro poder estar conectados con Dios y ser su mano ayudadora.SE2 317.4

    En el gran plan de Dios para redimir a la raza perdida él se ha visto en la necesidad de utilizar agentes humanos como su mano ayudadora. Él ha de tener una mano que lo auxilie con el fin de alcanzar a los seres humanos. Dios debe contar con la cooperación de aquellos que estarán activos, prestos a identificar oportunidades, prestos a discernir lo que debe hacerse en favor de sus semejantes.SE2 317.5

    Cristo dio su vida por hombres y mujeres pecadores. Él desea rescatar a la raza humana de una vida de transgresiones, para llevarlos a una vida de obediencia y justicia. A los que lo aceptan como su Redentor, él les ofrece la más rica recompensa que el cielo puede conceder: heredar la vida eterna.SE2 317.6

    Juan, el discípulo amado, afirma del Señor: «En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron. Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» [Juan 1: 10-12].SE2 317.7

    ¡Ojalá podamos entender más plenamente el precio infinito que ha sido pagado por nuestra redención! Pablo declara: «Habéis sido comprados por precio»; y es cierto, porque el precio pagado es la vida del unigénito Hijo de Dios. Reflexionemos todos sobre ello. Podríamos rechazar las invitaciones que Cristo nos envía; podríamos despreciar su oferta de perdón y paz; pero seguiría en pie el hecho de que cada uno de nosotros ha sido comprado por un precio, la preciosa sangre del Hijo de Dios. Por tanto: «Considerad a aquel que sufrió» [Heb. 12: 3].SE2 318.1

    Ustedes han costado mucho. «Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios». Lo que ustedes consideran algo propio le pertenece a Dios. Cuidemos su propiedad. Él los ha comprado a ustedes por un precio infinito. El cerebro de ustedes le pertenece. ¿Qué derecho tiene alguien para abusar de un cuerpo que no le pertenece a él, sino al Señor Jesucristo? ¿Qué satisfacción podrá tener alguien al disminuir gradualmente el poder del cuerpo y de la mente mediante cualquier tipo de complacencia egoísta?SE2 318.2

    Dios le ha concedido un cerebro a cada ser humano. Él desea que lo utilicemos para su gloria. El ser humano ha sido capacitado para cooperar con Dios en el esfuerzo para salvar a sus prójimos que perecen. No poseemos un exceso de poder mental o facultades de raciocinio. Con el fin de darle el mejor uso posible, debemos educar y adiestrar todo poder de la mente y del cuerpo que es el objeto que Cristo compró. Debemos hacer todo lo que podamos para fortalecer dichos poderes, ya que Dios se agrada cuando nos convertimos en más eficientes colaboradores de él.SE2 318.3

    De los que hacen su labor fielmente se dice: «Nosotros somos colaboradores de Dios» [1 Cor. 3: 9]. Un ser humano puede hacer muy poco alejado de la ayuda divina. No obstante, el Padre celestial y su Hijo están dispuestos a obrar mediante todo aquel que se consagre totalmente en el altar del servicio. Cada alma que está hoy ante mí, podría cooperar con Dios y trabajar por él de manera aceptable. El Señor desea que todos nos alistemos. A cada ser humano él le ha asignado una tarea, de acuerdo con sus habilidades.SE2 318.4

    En el libro de Éxodo leemos que el Señor ordenó a los israelitas que construyeran un tabernáculo en el desierto. Él les concedió habilidades especiales a algunos, talento y destreza para diseñar, y luego les asignó las funciones. Él hace lo mismo con nosotros. Debemos utilizar nuestra capacidad mental para la gloria de Dios. Aunque quizá tengamos que comenzar en una forma más limitada, él nos bendecirá y multiplicará nuestros talentos como recompensa a nuestra fidelidad.SE2 318.5

    A la edad de diecisiete años, cuando todos mis amigos pensaban que sería una inválida el resto de mi vida, a consecuencia del grave accidente sufrido en mi niñez, un visitante celestial vino y me habló diciendo:SE2 319.1

    —Tengo un mensaje que debes presentar.SE2 319.2

    Pensé que probablemente había un gran error en algún lugar. De nuevo se me repitieron las palabras:SE2 319.3

    —Tengo un mensaje que debes presentar. Lo que te entrego debes escribirlo para beneficio de todos.SE2 319.4

    Hasta aquel momento mi temblorosa mano no había podido redactar ni una sola línea. Contesté:SE2 319.5

    —No puedo hacerlo, no puedo hacerlo.SE2 319.6

    —¡Escribe! ¡Escribe!SE2 319.7

    Esas fueron las palabras que se me repitieron. Tomé papel y pluma y comencé a escribir; y lo mucho que he escrito desde entonces es imposible calcularlo. La fuerza y el poder pertenecían a Dios.SE2 319.8

    Desde aquel momento los libros que he escrito han sido publicados en muchos, muchos idiomas, y han ido a diferentes partes del planeta. Hace poco recibí la noticia de que uno de mis libros había sido gentilmente recibido por la emperatriz de Alemania y que ella había escrito una amable carta expresando su aprecio por la obra. A Dios sea toda la gloria.SE2 319.9

    Nada bueno podemos hacer por nosotros mismos. Tenemos, sin embargo, el privilegio de entrar en una relación correcta con Dios y de decidir que mediante su ayuda realizaremos nuestra parte en esta obra para mejorarla. En las vidas de aquellos que en forma humilde y constante así lo hayan hecho, se revelará la gloria de Dios. Esto lo sé por experiencia propia. Yo misma no tenía fuerzas. He reconocido que debo aferrar a mi desvalida alma de Jesucristo. Al hacerlo, al orar y creer, la salvación de Dios me ha precedido y la gloria del Señor me ha seguido.SE2 319.10

    Les hablo de lo que conozco, para su ánimo y consuelo. Coloquémonos en una relación correcta con Dios. ¿Se encuentra alguna satisfacción en mantenerse a la par con las modas de este mundo? Ustedes tienen algo mejor que hacer: modelar su carácter. Utilicen toda capacidad, todo nervio, todo músculo, todo pensamiento, toda acción; para gloria de Dios. Entonces verán como nunca antes, la salvación de Dios que irá delante de ustedes.SE2 319.11

    ¡Yo no tengo nada de qué quejarme! El Señor jamás me ha defraudado. Hace veintidós años sepulté a mi esposo; y varios años después cuando se tomó la decisión de que más misioneros debían ir Australia para unirse con los pocos que ya habían sido enviados, fuimos allá para fortalecer las manos de nuestros hermanos y para enderezar la obra en ese nuevo centro. Allí realizamos una labor de pioneros.SE2 319.12

    Reconocimos la gran necesidad de una escuela en la que jóvenes y señoritas prometedores podrían ser adiestrados para el servicio del Maestro. Nos dirigimos al remoto territorio de Nueva Gales del Sur y allí adquirimos mil quinientos acres acres de tierra para establecer un centro de entrenamiento alejado de las ciudades. Newcastle, la ciudad más cercana estaba a veinticinco millas de distancia. Sidney, donde adquiríamos la mayor parte de nuestros suministros quedaba a setenta y cinco millas, al sur. Como pioneros asumimos nuestra tarea con decisión, haciendo todo lo que podíamos, y el poder de Dios nos acompañó en todo momento. Es cierto que enfrentamos muchas contrariedades y las dificultades surgían a diestra y siniestra, pero el Señor bendecía y prosperaba los esfuerzos de sus consagrados obreros.SE2 320.1

    Hace tres años regresamos a los Estados Unidos. Otros fueron enviadas a Australia para ocupar nuestros puestos. La obra ha seguido creciendo, la prosperidad ha acompañado a tanto esfuerzo. Me gustaría que pudieran leer las cartas que nos llegan. Sin dudas ustedes han oído hablar de la horrible sequía que durante los últimos dos años ha causado una hambruna en muchos lugares de Australia. Cientos de miles de ovejas, vacunos y caballos han muerto. En todas las regiones, especialmente en Queensland, el sufrimiento y las pérdidas financieras han sido inmensos.SE2 320.2

    Sin embargo, el lugar seleccionado para nuestra escuela preparatoria ha recibido suficiente lluvia para que haya buenos pastos y cosechas abundantes. De hecho, en las asambleas legislativas y en los periódicos de las grandes ciudades se habla del «único lugar verde en toda Nueva Gales del Sur».SE2 320.3

    ¿No es esto algo sorprendente? ¿No nos ha bendecido el Señor? Gracias a uno de los informes recibidos, supimos que el año pasado se obtuvieron siete mil libras de miel de la finca del colegio. Grandes cantidades de hortalizas se han cosechado y la venta del excedente ha constituido un buen ingreso para la institución. Todo eso es animador, porque recibimos un terreno baldío y contribuimos a que alcanzara su actual condición productiva. Para el Señor sea toda la gloria.SE2 320.4

    En cada país y en cada comunidad existen muchas oportunidades para prestar un servicio útil. Incluso en estos valles en los que ahora vivimos hay familias que necesitan ayuda espiritual. Busquemos a esas personas. Utilicen sus talentos y sus habilidades para ayudarlos. Primero, entréguense al Maestro y luego él obrará con ustedes. A todos se nos ha asignado alguna función.SE2 320.5

    A veces se ha dicho que yo estoy intentando enriquecerme. Algunos nos han escrito preguntando: «¿No posee la señora White millones de dólares?». Me alegra poder decir: «No”. En este mundo no poseo propiedad alguna que esté libre de deudas. ¿Por qué? Porque observo que hay mucha obra misionera por realizar. ¿Podría yo hacerme de dinero en circunstancias como esas? Por cierto que no. Recibo regalías por la venta de mis libros, pero prácticamente todo es invertido en labores misioneras.SE2 321.1

    El director de una de nuestras casas publicadoras situada en un país lejano, al escuchar que yo estaba en necesidad me envió un giro de quinientos dólares. En la carta que acompañaba el dinero dijo que ellos consideraban aquella suma como un pequeño gesto de aprecio por los miles y miles de dólares de regalías que yo había entregado a su campo misionero para la traducción y distribución de nuevos libros, y para el apoyo de actividades misioneras. Ellos me enviaron dicha suma con el deseo de ayudarme en un momento de mucho apuro. Sin embargo, desde entonces he entregado para el sostén de la causa del Señor en el extranjero todas las regalías recibidas por la venta de mis libros en Europa en diferentes idiomas, y pienso devolver estos quinientos dólares tan pronto como me vea libre de deudas.SE2 321.2

    Para la gloria de Dios les diré que hace cuatro años él me permitió terminar la redacción de un libro sobre las parábolas de Jesús y luego puso en mi corazón que dedicara dicha obra al avance de nuestra obra educativa.SE2 321.3

    En aquella ocasión algunas de nuestras escuelas preparatorias y universidades, tenían grandes deudas; sin embargo, mediante los esfuerzos de nuestro pueblo para vender ese libro y dedicar todo lo recibido a liquidar dichas deudas; más de se han recolectado más de doscientos mil dólares que se han aplicado a esas deudas, y esa buena obra ha podido seguir adelante. El éxito de ese plan me ha producido una gran satisfacción. Estoy ahora terminando otro libro que será utilizado para otros fines similares.SE2 321.4

    No obstante, la ganancia monetaria no es lo que más me estimula. Me complace pensar que la distribución de esos libros llevará a muchas almas a la verdad. Esa idea reconforta mi corazón. No tengo tiempo para sentarme a llorar. Continúo con mi trabajo y de manera constante me mantengo escribiendo, escribiendo, escribiendo. Temprano en la mañana, por lo general estoy en pie escribiendo mientras la mayor parte de ustedes duerme.SE2 321.5

    Ni siquiera la adversidad ha impedido que siga escribiendo. Poco después de marcharme a Australia caí enferma. A causa de la humedad existente en las casas, sufrí un ataque de reumatismo inflamatorio que me mantuvo postrada durante once meses. Por momentos sentí una intensa angustia. No podía permanecer acostada en la misma posición más de dos horas, y luego tenían que llevarmea a otra cama para poder descansar en una posición diferente. Mi colchón inflable no me resultaba de mucha utilidad, así que pase por momentos de gran sufrimiento.SE2 322.1

    Sin embargo, a pesar de todo ello no dejé de trabajar. Mi brazo derecho, desde el codo hasta la punta de los dedos, estaba libre de dolor; pero no podía mover el resto del brazo, ni el brazo izquierdo ni ambos hombros. Me prepararon un armazón y con su ayuda pude completar más de dos mil quinientas hojas de papel carta, y las mandé a través del océano Pacífico para que fueran publicada en los Estados Unidos.SE2 322.2

    Me siento agradecida al Señor porque él no me abandona. Siempre me fortalece y me concede su gracia. Estando al lado de mi moribundo esposo tomé su mano entre las mías y le dije:SE2 322.3

    —¿Me reconoces, esposo mío? Durante años —seguí hablándole mientras él asentía— te he dejado que cargaras las responsabilidades financieras y que además te comprometieras en muchos proyectos. Ahora te prometo que yo misma seré una pionera. Y si has entendido lo que te estoy diciendo, apriétame la mano.SE2 322.4

    Él lo hizo así, ya que no podía hablar.SE2 322.5

    Después que mi esposo hubo sido sepultado, sus amigos pensaron en colocar en su tumba una columna rota como una especie de símbolo.SE2 322.6

    —¡De ningún modo! —dije yo—. ¡Eso sí que no! Él ha realizado, sin ayuda de nadie el trabajo de tres hombres. ¡Jamás debe colocarse algo roto como un memorial en su tumba!SE2 322.7

    Algunos de mis amigos me instaron a que orara para que mi esposo fuera resucitado.SE2 322.8

    —No podemos seguir sin el pastor White. No podremos continuar sin él —se lamentaban.SE2 322.9

    —¿Creen acaso que yo voy a ir a su tumba a llorar y lamentarme por él? Yo tengo una tarea que realizar. Le prometí asumir su obra y llevarla adelante; y voy a hacerlo.SE2 322.10

    Dios me ha ayudado. Hoy glorifico su nombre en la presencia de su pueblo. Pasé casi diez años en Australia. Allí se llevó a cabo una gran labor; pero se podía haber hecho más del doble si hubiéramos contado con los hombres y los recursos necesarios. No obstante, agradecemos a Dios por su presencia que nos sostiene, y por lo que ahora podemos ver allí, como resultado de los esfuerzos realizados.SE2 323.1

    Pero debo regresar a mi texto. El profeta Isaías declara que «desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados, alimentar al hambriento, cuidar de los pobres, vestir al desnudo», tendrá un resultado: «Nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se dejará ver en seguida; tu justicia irá delante de ti y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: “¡Heme aquí! Si quitas de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador y el hablar vanidad, si das tu pan al hambriento y sacias al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como el mediodía”. Jehová te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado “reparador de portillos”, “restaurador de viviendas en ruinas”. Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas “delicia”, “santo”, “glorioso de Jehová”, y lo veneras, no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová. Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de tu padre Jacob. La boca de Jehová lo ha hablado” [Isa. 58: 8-14].SE2 323.2

    Recordemos que cada uno tiene una tarea que realizar. Nadie puede permitirse utilizar tabaco; nadie puede sentirse autorizado a beber alcohol. Debemos mantener aguzados nuestros sentidos; debemos mantener la mente libre de todo impedimento. Tenemos que realizar una obra para el Maestro y no podemos quedar satisfechos con ideas defectuosas. No deseamos que nuestra sensibilidad se pervierta al punto de que participemos de la iniquidad. No deseamos dañar la fragancia que mediante el Espíritu y la bendición de Dios podría ser el medio de llevar la vida a alguna otra persona. Queremos limpiamos individualmente de toda inmundicia de la carne y del espíritu, y perfeccionar la santidad en el temor de Dios.SE2 323.3

    Nos alegra que nuestros amigos acudan a este sanatorio. Deseamos que ellos cooperen con todo el esfuerzo que se haga para restablecerlos a un estado de salud física óptimo. Deseamos que aquellos que acuden a recibir tratamiento entiendan que el Señor Dios del cielo decidió que esta institución fuera fundada para ayudar a la sufrida humanidad; para quebrar el poder de la enfermedad. Muchas, muchas veces he visto obrar el poder sanador de Dios a través de remedios naturales que se aplican en estas instituciones.SE2 323.4

    Nos animan mucho las noticias que nos-llegan del sanatorio que acaba de ser establecido cerca de Sydney, Australia. Entre los que han acudido a dicha institución hay algunos cuyas mentes estaban desequilibradas. A esos pobres desgraciados se les aplica un régimen alimentario nutritivo, pero frugal y sencillo, y se ora con ellos y por ellos. Estos enfermos llegan a ser conscientes de que ellos son el motivo de las oraciones y se les enseña a fijar su mirada en Dios, el todopoderoso restaurador de las facultades mentales.SE2 324.1

    Hemos podido ver resultados prodigiosos: la gente abandona rápidamente el vicio del tabaco y del alcohol. La reforma da como resultado una recuperación gradual. Las pobres almas no son capaces de expresar plenamente su agradecimiento por la sanidad recibida.SE2 324.2

    Dios desea que cooperemos con él. Cuando nos limpiemos de toda impureza de la carne, perfeccionando la santidad en el temor del Señor, seremos tan felices como ningún otro pueblo jamás lo ha sido, y quedará puesta de manifiesto la salvación de Dios. A los pacientes les diría: «No desmayen y unan sus esfuerzos con los esfuerzos de aquellos que están tratando de ayudarlos. Confíen plenamente en que todo el cielo está deseoso de que gocen de buena salud física, mental y espiritual. Pueden estar seguros de que los ángeles celestiales están cerca de ustedes, esperando ayudarlos, porque eso es cierto».SE2 324.3

    Deseamos ver el poder de Dios mostrado en la sanidad de los dolientes seres humanos. Lo hemos visto en Australia y en muchos otros países. He trabajado en muchas partes del mundo y en todo lugar he visto la salvación de Dios revelada.SE2 324.4

    A los enfermos les diría: «Tengan buen ánimo. El ojo divino los contempla. Él desea ayudarlos a romper todo yugo. Él no desea que ustedes se aten con un yugo a cualquier hábito perjudicial, y si lo han hecho Dios desea que ustedes lo rompan. Él les dará las fuerzas, el ánimo y la ayuda necesaria para abandonar cualquier hábito dañino. ¡Qué agradecida me siento por eso!SE2 324.5

    Hace muchos años, cuando mi esposo aún vivía, visitamos Santa Helena, y yo ayudé a escoger el terreno donde se ha construido este sanatorio. Mientras mi esposo contemplaba el valle, dijo: «Querida, si alguna vez llegamos a tener una institución aquí, construiremos una casa que nos permita ver desde cada ventana el bello paisaje que nos rodea”. Desde aquella ocasión he contemplado este lugar con gran cariño. Los que han venido aquí podrán ser ayudados y grandemente bendecidos por el Señor, si están dispuestos a colaborar con él. Es cierto, ustedes al principio se sentirán nerviosos por la supresión de algunos hábitos dañinos; pero ese cambio dará como resultado una recuperación de la salud. Yo escogería en todo momento la salud por encima de la complacencia del apetito.SE2 324.6

    Podemos hacer mucho por nosotros mismos y por nuestros hijos. ¡Que Dios nos ayude! Le hemos costado inmensamente al cielo; así que valemos demasiado para que nos aferremos a nuestros viejos hábitos y prácticas. Si aprovechamos al máximo todos nuestros privilegios y luchamos con toda nuestra capacidad y con todo empeño, entonces veremos la salvación de Dios.SE2 325.1

    De nuevo llamaría la atención de ustedes a la promesa hecha a los obedientes, a aquellos que cooperan con Dios y hacen su voluntad: «Entonces te deleitarás en Jehová. Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de tu padre Jacob. La boca de Jehová lo ha hablado” [Isa. 58: 14].SE2 325.2

    Hay un cielo que debemos ganar y una «perdición» que debemos evitar. Ninguno de nosotros desea estar enfermo. Ninguno de nosotros desea que la maravillosa maquinaria del cuerpo permanezca inactiva o que se atrofie. No quisiéramos malograr o arruinar ninguna de las partes de este delicado mecanismo. No tenemos demasiada fuerza mental y la que disfrutamos hemos de mantenerla en la mejor condición posible haciendo planes con el Maestro, y él con nosotros, para ayudar a nuestros semejantes que sufren.SE2 325.3

    Deseamos que los enfermos entre nosotros sean sanados por el poder de Dios. Él nos apoya en cada cambio positivo que realizamos. Aferrémonos a él. ¡Arriba, siempre hacia arriba! Por amor a nuestras almas ascendamos por la escalera del progreso. Primero subamos los escalones más bajos, luego subamos, subamos, subamos; ya que el último peldaño descansa en el umbral del cielo. Los ángeles de Dios suben y bajan por esa escalera de brillante fulgor. Ustedes pueden ascender un peldaño tras otro; peldaño tras peldaño para finalmente pisar el reino de gloria.SE2 325.4

    Manténganse progresando hacia lo alto, siempre ascendiendo más y más alto. Dios pondrá en su pensamiento el deseo de hacer su voluntad. Él les dará las fuerzas, el valor, la esperanza y la fe. Ustedes pueden alcanzar la ciudad de oro. Cuando al final las puertas se abran y se les dé la bienvenida a los redimidos, ustedes verán al Rey en su hermosura, y él los recibirá con las palabras: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo».SE2 325.5

    ¿Cómo habrá sido preparado ese reino? Nuestro glorioso Señor descendió de su trono y poniendo a un lado su manto y corona real, se revistió de humanidad, para al frente de la misma concederle gran valor a la raza humana, y para convertimos mediante su fortaleza en hijos de Dios vencedores, herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús.SE2 326.1

    ¿Acaso no emplearemos al máximo cada músculo y nervio en un esfuerzo por colaborar con Dios? Si lo hacemos seremos victoriosos, seremos conducidos al reino de la gloria eterna; seremos reunidos con los santos, echando nuestras brillantes coronas a los pies de nuestro Redentor, y tocaremos nuestras arpas de oro y cantaremos el cántico de los redimidos.SE2 326.2

    Yo quiero estar allí. Yo quiero unirme a aquel cántico y deseo que ustedes también lo hagan. Yo deseo que ustedes estén allí para que puedan ver al Rey en su hermosura y a su maravilloso amor. ¡Que Dios nos ayude! es mi oración.SE2 326.3

    [Girándose y dirigiéndose al hermano Harmon:] Hermano Harmon, sabemos lo que implicaba presentar los triunfos de la cruz en los primeros años del mensaje. Ahora, la enfermedad lo aqueja, pero Dios lo está ayudando. ¡Alaben su santo nombre! Esperamos que a usted se le permita estar cómodo, donde pueda pronunciar palabras para la gloria del Maestro. Alabamos al Señor por su bondad, por su amorosa bondad.SE2 326.4

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