12. Relaciones Con Otras Instituciones Y Con La Iglesia
Consejos sobre La Obra Médico-Misionera
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12. Relaciones Con Otras Instituciones Y Con La Iglesia
1. Considerar la causa como un todo. Todo hijo de Dios debe tener un juicio santificado para considerar la causa en su conjunto y la relación que sostiene cada parte con las demás, a fin de que ninguna sufra necesidad. El campo es vasto, y hay una gran obra de reforma que ejecutar, no en uno o dos ramos, sino en todos los ramos. El trabajo misionero médico es parte de esta obra de reforma, pero nunca debe llegar a ser un medio de separar de su campo de labor a los obreros del ministerio. La educación de los estudiantes de medicina no es completa si no se preparan para trabajar en relación con la iglesia y el ministerio, y la utilidad de los que se están preparando para el ministerio quedaría grandemente aumentada si ellos adquiriesen comprensión del grande e importante tema de la salud. Se necesita la influencia del Espíritu Santo para que la obra quede debidamente equilibrada, y que pueda progresar sólidamente en todo ramo (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 529).CMM 177.1
2. La utilidad aumentada por los vínculos de la iglesia . ¿Por qué los creyentes se constituyen como iglesia? Porque por este medio Cristo quiere aumentar su utilidad en el mundo y fortalecer su influencia personal para el bien. En la iglesia ha de mantenerse una disciplina que proteja los derechos de todos y aumente el sentido de mutua dependencia. Dios nunca se propuso que la mente y el juicio de un hombre fueran el poder dominante. Nunca dispuso que un hombre gobernara, planificara y dispusiera sin la consideración cuidadosa y acompañada de oración del cuerpo entero, a fin de que todos actuaran de una manera firme y armoniosa (Mensajes selectos , t. 3, pp. 16, 17).CMM 177.2
3. No obrar en forma independiente . Es un engaño del enemigo que alguien sienta que puede desvincularse de los agentes que Dios ha señalado y trabajar en una línea independiente por sí mismo, con su propia supuesta sabiduría, y sin embargo tener éxito. Aunque se hala-gue a sí mismo con la idea de que está haciendo la obra de Dios, al fin no prosperará. Somos un cuerpo, y todo miembro ha de estar unido al cuerpo, cada persona trabajando en su respectiva capacidad (Mensajes selectos, t. 3, p. 27).CMM 178.1
4. La unidad en nuestra obra. A medida que se extienda la obra misionera médica, se presentará la tentación de independizarla de nuestras asociaciones. Pero, se me ha mostrado que este plan no es co-rrecto. Los diferentes ramos de nuestra obra son tan solo partes de un gran todo. Tienen un solo centro (El evangelismo, p. 380).CMM 178.2
Los que toman parte en la obra de Dios han de ser conducidos y guiados por él. Toda ambición humana ha de fusionarse en Cristo, que es la cabeza de todas las instituciones que Dios ha establecido. Él sabe cómo poner y mantener en funcionamiento sus propios instrumentos. Él sabe que la Cruz debe ocupar el lugar central, porque es el medio de expiación para el hombre y por causa de la influencia que ejerce en todas las partes del gobierno divino. El Señor Jesús, que ha estado a través de toda la historia de nuestro mundo, comprende los métodos que deben ser investidos de poder sobre las mentes humanas. Él sabe la importancia de cada agente y comprende cómo los variados agentes deben relacionarse unos con otros (Testimonios selectos, t. 4, p. 325, 326).CMM 178.3
En la obra del evangelio, el Señor utiliza diferentes instrumentos, y no debiera hacerse nada por separarlos. Nunca debiera establecerse un sanatorio como una empresa independiente de la iglesia. Nuestros médicos deben unirse con la obra de los ministros del evangelio. Sus esfuerzos deben salvar almas, para que el nombre de Dios sea glorificado.CMM 178.4
La obra médica misionera en ningún caso debiera separarse de la del ministerio evangélico. El Señor ha especificado que ambos deben estar tan estrechamente relacionados, como el brazo lo está con el cuer-po. Sin esta unión, ninguna parte de la obra está completa. La obra mé-dica misionera es una ilustración práctica del evangelio.CMM 179.1
Pero Dios no tenía la intención de que la obra misionera médica eclipsara la obra del mensaje del tercer ángel. El brazo no ha de con-vertirse en cuerpo. El mensaje del tercer ángel es el mensaje evangélico para estos últimos días, y en ningún caso debe ser ensombrecido por otros intereses ni ser hecho aparecer como una consideración sin im-portancia. Cuando en nuestras instituciones se coloca cualquier cosa por encima del mensaje del tercer ángel, el evangelio deja de ser allí la gran fuerza guiadora.CMM 179.2
La Cruz es el centro de todas las instituciones religiosas. Estas ins-tituciones deben encontrarse bajo el control del Espíritu de Dios. En ninguna de ellas un solo hombre puede ser la cabeza. La mente divina tiene hombres para cada lugar.CMM 179.3
Por medio del poder del Espíritu Santo, toda obra que Dios ha señalado debe elevarse y ennoblecerse, y debe dar testimonio en favor del Señor. El hombre debe colocarse bajo el control de la mente eterna, cuyos dictados debe obedecer en todo sentido (Consejos sobre la salud, p. 525).CMM 179.4
5. Críticas y censuras. Hay algo que me entristece mucho, y es que no siempre existe armonía entre los obreros en nuestras instituciones. He pensado: ¿Es posible que haya alguien que encuentre faltas en las personas con quienes se relaciona en la obra? ¿Hay alguien que sugerirá a los pacientes, o a los visitantes o a los compañeros en la obra que hay muchas cosas que debieran hacerse pero que no se hacen, y que hay otras muchas cosas que no se hacen correctamente? Si lo hacen, no están haciendo la obra de los cristianos.CMM 179.5
Los hombres a quienes se ha designado para diferentes posiciones de confianza deben ser respetados. No esperamos encontrar hombres perfectos en todo sentido. Puede ser que busquen la perfección del carácter, pero son finitos y están propensos a errar. Los que trabajan en nuestras instituciones debieran considerar que es su deber proteger celosamente tanto la obra como a los obreros contra la crítica injusta. No debieran aceptar ni hablar prontamente palabras de censura contra nadie que esté relacionado con la obra de Dios, porque, al hacerlo, Dios mismo puede resultar reprochado y la obra que él hace por medio de sus instrumentos puede retrasarse grandemente. Las ruedas del pro-greso pueden quedar bloqueadas, cuando Dios dice: “Avancen”.CMM 179.6
Entre nuestro pueblo existe el gran mal de dar rienda suelta a los pensamientos, de poner en duda y criticar todo lo que otros hacen, ha-cer una montaña de un grano de arena, y pensar que sus propios mé-todos son los correctos, mientras que, si se encontraran en el mismo lugar que su hermano, tal vez no harían ni la mitad de lo que este hace. Para algunos es tan natural encontrar errores en lo que otro hace como lo es respirar. Han formado el hábito de criticar a los demás, cuando ellos mismos son quienes debieran ser censurados, y su manera impía de hablar y sus sentimientos duros debieran ser quemados de sus almas por el fuego purificador del amor de Dios...CMM 180.1
Una persona que permite que la sospecha o la censura recaigan so-bre sus compañeros en la obra, mientras que no reprocha a los que se quejan ni presenta fielmente el asunto a la persona afectada, está reali-zando la obra del enemigo. Está regando la semilla de la discordia y la dificultad, cuyo fruto encontrará en el Día de Dios...CMM 180.2
Esta falta de respeto por los demás, esta desconsideración por el derecho y la justicia, no son una cosa poco frecuente. Se encuentran en mayor o menor medida en todas nuestras instituciones. Si alguien co-mete un error, hay quienes se dedican a hablar de ello hasta que lo con-vierten en un asunto de grandes proporciones. En vez de esto, todos los que trabajan en nuestras instituciones debieran respetar el principio sagrado de guardar los intereses y la reputación de las personas con quienes se asocian, así como les gustaría que se protegiera su propia reputación (Consejos sobre la salud, pp. 294, 295).CMM 180.3
6. Una política que excluye a Cristo. Aunque debieran trazarse extensos planes, hay que tener mucho cuidado para que la obra en cada ramo de la causa esté armoniosamente unida con cada uno de los demás ramos, formando así un todo perfecto. Pero, con demasiada frecuencia ocurre lo contrario; y, como resultado, la obra es defectuosa. Un hombre que tiene la supervisión de cierto ramo de la obra exagera sus responsabilidades hasta que, a su juicio, ese departamento se halla por encima de todos los demás. Cuando se asume esta visión estrecha, se ejerce una fuerte influencia para hacer que otros vean el asunto con los mismos ojos. Así es la naturaleza humana, pero no el Espíritu de Cristo. En la misma proporción que se sigue esta política, Cristo es desplazado de la obra, y el yo se vuelve prominente (Testimonies for the Church, t. 5, p. 726).CMM 180.4
7. Una cooperación entre las instituciones de salud. En la providencia de Dios, el Sanatorio de Battle Creek ha prosperado grandemente, y durante el año que viene sus administradores debieran restrin-gir sus necesidades. En lugar de llevar a cabo todo lo que desean para ampliar sus facilidades [instalaciones y servicios], debieran realizar un trabajo abnegado para Dios, y extender la mano de la caridad a fin de favorecer instituciones radicadas en otros lugares. ¡Cuánto beneficio podrían llevar al Retiro Rural de Salud, en Santa Helena, dando unos pocos miles de dólares a esa empresa! Esa donación animaría a los ad-ministradores, y los inspiraría a avanzar hacia adelante y hacia arriba.CMM 181.1
Se hicieron donaciones al Sanatorio de Battle Creek en sus comien-zos, y ¿no debiera este sanatorio considerar cuidadosamente lo que podría hacer por su institución hermana en la costa del Pacífico? Mis hermanos de Battle Creek, ¿no les parece que está de acuerdo con la orden de Dios restringir sus necesidades, reducir sus operaciones de construcción y no ampliar nuestras instituciones en ese centro? ¿Por qué no sentirían ustedes que es su privilegio y deber ayudar a los que están en necesidad? (Consejos sobre la salud, pp. 306, 307).CMM 181.2
4. Peligros de la expansión continua. Mis hermanos, la ampliación de las instalaciones, el aumento de sus cifras, no se está haciendo según la orden del Señor. Los grandes edificios requieren grandes padrinazgos, y los grandes padrinazgos requieren hombres de educación y talento, y hombres de profunda experiencia religiosa, para conducir la institución en los caminos de Dios; y administrarla con tacto y habilidad demanda que haya un aumento general en la experiencia espiritual, que el temor de Dios circule por el sanatorio a fin de que el padrinazgo popular no lo moldee ni le dé forma, y así deje de ser lo que Dios designó que fuese: un refugio para los pobres y los humildes. Los que están firmes en la verdad no debieran ser dejados de lado en favor de los mundanos. No debieran establecerse precios tan altos para cubrir los gastos habituales, al punto de que los pobres, en gran parte, sean excluidos de los beneficios del sanatorio.CMM 181.3
Con el talento y las instalaciones actuales, es imposible que el director médico haga todo lo es esencial en las diversas ramas y los diversos departamentos, por más que desee hacerlo. No le es posible supervisar personalmente todas las partes de la obra.CMM 182.1
Este asunto ha sido abierto delante de mí una y otra vez. En tanto que hay un continuo crecimiento en la institución, en tanto que los edificios se están ampliando y aumentan las responsabilidades, no hay un crecimiento correspondiente en el talento y la capacidad necesarios para administrar un emprendimiento tan grande.CMM 182.2
¿Considerarán esto el director médico y los miembros de la junta? Mi hermano, usted no es inmortal. Le agradezco al Señor que usted sea tan sabio con respecto a su salud como lo es. Pero no siempre podrá actuar como lo está haciendo ahora. Su salud puede deteriorarse. Su vida es incierta, y se me ha mostrado que debiera triplicarse la cantidad de empleados que tiene el sanatorio. Aun así, todos los obreros tendrían mucho por hacer si hiciesen bien su trabajo (Testimonies for the Church, t. 8, pp. 141, 142).CMM 182.3
9. Los pastores deben cooperar con la obra médica. Los que no puedan ver la importancia de la obra médico-misionera ni apoyarla no debieran sentirse autorizados a esforzarse por controlar ninguna de sus fases. Necesitan mayor conocimiento en cada aspecto de la reforma pro salud. Necesitan ser purificados, santificados y ennoblecidos. Necesitan ser moldeados y formados a la semejanza divina. Entonces verán que la obra médico-misionera forma parte de la obra de Dios. La razón de por qué tantos miembros de iglesia no comprenden esta rama de la obra es que no están siguiendo a su Líder paso a paso con abne-gación y sacrificio. La obra médico-misionera es la obra de Dios y lleva su firma, y aunque los medios no deben ser absorbidos en esta única línea a fin de no entorpecer ni paralizar la obra que debiera hacerse en nuevos campos, no debiera considerarse como sin importancia.CMM 182.4
El ministerio evangélico es una organización para la proclamación de la verdad a los enfermos y a los sanos. Combina la obra médicomisionera y el ministerio de la Palabra. Por medio de estas entidades combinadas, se brindan oportunidades para comunicar luz y presentar el evangelio a todas las clases y a todos los niveles de la sociedad. Dios quiere que los ministros y los miembros de iglesia se interesen decidida y activamente en la obra médico-misionera.CMM 183.1
Ganar a las personas exactamente donde se encuentran, cualquiera que sea su posición o su condición, y ayudarlas de cualquier forma posible: esto es el ministerio evangélico. Los que tienen el cuerpo en-fermo casi siempre tienen la mente enferma, y cuando el alma está en-ferma el cuerpo también se ve afectado. Los ministros debieran sentir que es parte de su trabajo ministrar a los enfermos y afligidos cuando se presente la oportunidad. El ministro del evangelio ha de presentar el mensaje, que debe ser recibido si el pueblo ha de santificarse y pre-pararse para la venida del Señor. Esta obra debe abarcar todo lo que abarcó en el ministerio de Cristo.CMM 183.2
Entonces, ¿por qué no todos nuestros ministros cooperan con ganas con los que llevan adelante la obra médico-misionera? ¿Por qué no estudian cuidadosamente la vida de Cristo, para poder conocer cómo trabajaba, y luego seguir su ejemplo? ¿Es propio de ustedes, ministros designados de Cristo, que tienen su ejemplo delante de ustedes, mantener distancia y criticar la misma obra que él vino a hacer entre los hombres? La obra que ahora se está haciendo en las filas médico-misioneras debiera haberse hecho años atrás, y habría sido hecha si el pueblo de Dios hubiese estado profundamente convertido a la verdad, si hubiesen estudiado la palabra con corazones humildes, si hubiesen reverenciado al Dios del universo y hubiesen estudiado su voluntad en vez de complacerse a sí mismos. Si nuestro pueblo hubiese hecho esta obra, muchas personas capaces e influyentes se habrían convertido y se habrían unido a nosotros para dar el mensaje de la pronta venida de Cristo.CMM 183.3
Los que entienden de fisiología e higiene descubrirán, en su trabajo ministerial, que es un medio por el que pueden iluminar a otros en cuanto al trato apropiado e inteligente de las facultades físicas, menta-les y espirituales. Por consiguiente, los que se están preparando para el ministerio debieran estudiar diligentemente el organismo humano, para poder saber cómo cuidar el cuerpo, no por medio de las drogas sino desde el laboratorio de la propia naturaleza. El Señor bendecirá a los que hacen todos los esfuerzos posibles por mantenerse libres de enfermedad y conducir a otros a considerar que la salud del cuerpo, al igual que la del alma, es sagrada.CMM 184.1
Los embajadores de Cristo, a los que se les han asignado los orá-culos vivientes de Dios, pueden ser doblemente útiles si saben cómo ayudar a los enfermos. Un conocimiento práctico de la reforma pro sa-lud facultará mejor a hombres y mujeres para proclamar el mensaje de misericordia y de retribución al mundo.CMM 184.2
Los ministros debieran ser educadores que comprendan y aprecien las necesidades de la humanidad. Debieran animar a los miembros de iglesia a obtener un conocimiento práctico de todas las líneas de la obra misionera, a fin de que puedan ser una bendición para toda clase de gente. Debieran ser rápidos en percibir quiénes son los que aprecian los asuntos relacionados con la vida espiritual, los que tienen tacto y habilidad para velar por las almas y cuidarlas como si tuviesen el deber de rendir cuenta de ellas. Debieran ayudarlos a organizar el trabajo de la iglesia, a fin de que hombres, mujeres y jóvenes de diversos tempe-ramentos, en varias vocaciones y situaciones, asuman la obra que debe hacerse, entregando los talentos otorgados por Dios al servicio más so-lemne para el Maestro (Testimonies for the Church, t. 6, pp. 300-302).CMM 184.3