Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Capítulo 20

    En casa – Religión – Temperancia – Labranza – Mi promesa – Sociedad de amigos de los marinos – Misiones – Sociedad Norteamericana de Folletos – Sociedad Norteamericana de Colonización – Casa de reunión – Reavivamiento religioso – Sus efectos – Té y café - Cambio de residencia – Progreso en la causa de la temperancia – Progreso en la causa contra la esclavitud – Mi propia posición – Tumulto en Boston, Massachusetts – Caída de estrellas

    El capítulo diecinueve cerró con el informe de mi último viaje, dejándome con el gozo de las bendiciones de la vida social en tierra firme, con mi familia y amigos. Mi vida de marino había terminado. Una vez más estimé un gran privilegio unirme con mis hermanos en la iglesia cristiana. También volví a ocuparme en la reforma de temperancia con mis antiguos asociados, quienes habían estado avanzando en la obra durante mi ausencia.AJB 175.1

    Mi padre en su testamento pidió que me uniera con mi madre en el arreglo de su herencia. Antes de que terminara el año, mi madre también fue quitada por la muerte. Ahora volví mi atención a la labranza, y comencé con la mejora de una pequeña finca que mi padre me había legado. Por medio de la ayuda de un semanario de agricultura, llamado “El Agricultor de Nueva Inglaterra” como base teórica, y con algo de mi dinero, pronto hice algunas alteraciones perceptibles en la granja, pero con poca o ninguna entrada.AJB 175.2

    Mi compañera [esposa] a menudo había dicho que deseaba que yo tuviera alguna manera de sostener a mi familia viviendo en casa. Le prometí que cuando hubiera ganado algo de competencia siguiendo el mar, entonces dejaría el negocio y me quedaría en la costa. Cuando me preguntaban qué consideraba yo una competencia, respondía, diez mil dólares. Después de gustar la dulzura de la esperanza cristiana, encontré mucho más fácil con todas las posibilidades ante mí, decir dónde concluiría este negocio, si el Señor me prosperaba.AJB 175.3

    Ahora gozaba del privilegio de leer algunos de los periódicos de la época, especialmente aquellos sobre religión y moralidad. Las necesidades de los marineros estaban comenzando a agitarse por medio de un periódico llamado “La Revista del Marinero”. Unos pocos amigos de la causa se reunieron, y organizamos la “Sociedad de Amigos de los Marinos de Fairhaven”. Un pequeño panfleto llamado “El Heraldo Misionero”, que abogaba por la causa de las misiones extranjeras, también atrajo mis sentimientos, y ocupó mis pensamientos hasta cierto punto. Mi conversación con lo que el Heraldo llamaba “los paganos”, me permitió ver más claramente sus necesidades morales y religiosas. También me interesó mucho la obra de la “Sociedad Americana de Folletos”, que se organizó en Boston, Massachusetts, en el año 1814, y estaba alcanzando a todas las denominaciones evangélicas en los Estados Unidos. Leí con placer y ayudé a circular muchos de sus folletos sobre temas religiosos y reforma de temperancia; pero mi interés comenzó a disminuir cuando manifestaron su falta de disposición y de decisión de no publicar ningún folleto en favor de los esclavos oprimidos y pisoteados en su propia tierra, cuando algunos caballeros anti esclavistas les pidieron que lo hicieran. Llegó a ser claro y manifiesto que su benevolencia sin límites abarcaba a toda la raza humana, de todos los colores y aspectos, excepto los que estaban sufriendo bajo sus amos, y pereciendo por falta de conocimiento religioso a su alcance, en sus propias iglesias, y junto a sus hogares. Tal inconsistencia pesó fuertemente sobre los administradores de la Sociedad.AJB 175.4

    Por ese tiempo comencé a leer también “El Depósito Africano”, el órgano de la Sociedad Colonizadora Norteamericana, organizada en la ciudad de Washington, D. C., en el año 1817. El carácter y la tendencia de esta Sociedad fueron más tarde presentados por William Jay, de N. Y., en 1835. Éste dijo:AJB 176.1

    “De los 17 vicepresidentes, solo cinco fueron elegidos de los Estados libres, mientras que los doce administradores fueron, se cree, sin excepción, dueños de esclavos. Los primeros dos artículos de su constitución son los únicos que se relacionan con la Sociedad. Dicen lo siguiente:AJB 176.2

    Art. I. Esta Sociedad se llamará la Sociedad Americana para colonizar la gente libre de color de los Estados Unidos.AJB 176.3

    Art. II. El objeto al cual se dedicará exclusivamente su atención, es el de promover y ejecutar el plan de colonizar (con su consentimiento) al pueblo libre de color que reside en nuestro país, en el África, o en cualquier otro lugar que el Congreso estime más práctico. Y la Sociedad actuará para realizar este objetivo en cooperación con el Gobierno General, y tales Estados que puedan adoptar reglamentos sobre el tema”.AJB 176.4

    El tema era nuevo para mí, habiendo tenido poco conocimiento del mismo mientras estuve en el mar. Por un tiempo pareció que los impulsores de esta obra eran honestos en sus declaraciones respecto de la gente libre de color, y la abolición de la esclavitud de la Unión. Pero cuando comenzaron y se organizaron las sociedades antiesclavistas, de 1831 a 1834, llegó a ser evidente que eran los peores enemigos de la gente libre de color¸ que se esforzaban por perpetuar la esclavitud en los Estados que tenían esclavos, y manifestaban la oposición más amarga a los hombres antiesclavistas y sus medidas.AJB 177.1

    Hasta 1832 la iglesia cristiana en Fairhaven, a la que me había unido, alquilaba un salón¸ y ahora comenzó a sentir la necesidad de tener una casa de adoración de su propiedad en un lugar más conveniente. Cuatro de los hermanos se unieron y construyeron una, que se llamó “La casa de reuniones cristiana de la calle Washington”. Poco después que se terminó y dedicó, comenzamos una serie de reuniones religiosas, en la que el Señor respondió generosamente nuestras oraciones, y derramó su espíritu sobre nosotros, y muchas almas se convirtieron. Las otras iglesias llegaron a estar afectadas celosamente, y la obra de Dios se extendió por todo el pueblo. Durante muchas semanas seguidas las campanas de las iglesias repicaban, de mañana, tarde y noche, para llamar a la predicación, y para reuniones sociales. Los que hablaban de ello creían que toda la población de inconfesos estaba bajo la profunda influencia del Espíritu Santo de Dios.AJB 177.2

    Nuestro pueblito había sido bendecido con varios reavivamientos antes, pero yo estaba [fuera] de casa, excepto durante dos, el último de los cuales acabo de mencionar. El primero de ellos fue en el año 1807, cuando la gente estaba inmersa en el amor y los placeres del mundo, y la soberbia de la vida. La obra fue maravillosa para ellos, y totalmente inesperada. Aunque teníamos un ministerio establecido y predicaciones regulares, se comprobó que solo había dos altares de familia en el lugar, es decir, en la casa del Sr. J., y en la de mi padre. Recuerdo que me sentí profundamente interesado en la obra, y me gustaba asistir a sus reuniones de oración, y a menudo pensé que el Señor en esa época había perdonado mis pecados, pero yo, como muchos otros jóvenes, descuidamos el contarlo a mis padres, o a cualquier otra persona, sintiendo que la religión era para personas mayores que yo; y antes de que el reavivamiento se aquietara, mi mente estaba ocupada en prepararme para mi primer viaje europeo.AJB 177.3

    Desde el año 1824, cuando hice mi pacto con Dios, había vivido a la altura de los principios de abstinencia total de todas las bebidas embriagantes, pero había continuado con el uso del té y del café, sin mucha convicción acerca de sus efectos venenosos y estimulantes, por unos siete años más. Con mi pequeño bagaje de conocimientos sobre el tema, no estaba dispuesto a convencerme de que estos estimulantes tuvieran algún efecto sobre mí, hasta que en una visita con mi esposa a la casa de nuestro vecino donde se sirvió el té un poco más fuerte que nuestro hábito usual de beberlo. Tuvo un efecto tal sobre todo mi sistema que no pude descansar ni dormir hasta pasada la medianoche. Entonces me convencí plenamente (y nunca he visto causa para cambiar mi creencia desde entonces), de que fue el té que había bebido que me afectó tanto. Desde entonces, me convencí de su cualidad tóxica y descarté su uso. Pronto después de esto, sobre el mismo principio, descarté el uso del café, de modo que ahora hace como treinta años desde que no me permití, a sabiendas, saborear ni el uno ni el otro. Si el lector me preguntara cuánto he ganado en este asunto, respondería que mi salud es mejor, mi mente es más clara, y mi consciencia en este aspecto está libre de ofensa.AJB 177.4

    Sylvester Graham, en sus “Conferencias sobre la Ciencia de la Vida Humana”, dice: “No hay verdad en la ciencia más completamente comprobada, que tanto el té como el café están entre los venenos más poderosos del mundo vegetal”.AJB 178.1

    Se habla del té en el Transylvania Journal of Medicine, como un calmante del dolor, en algunos casos tan ciertamente como el opio. La Encyclopedia Americana dice: “Los efectos del té sobre el sistema humano son los de un narcótico muy suave, y, como los de cualquier otro narcótico, cuando se toma en pequeñas cantidades, estimulantes”. El Dr. Combe, en su valiosa obra sobre la digestión y la dietética, observa que “cuando se lo prepara muy fuerte, o se toma en grandes cantidades, especialmente tarde en la noche, ellos [el té y el café] no solo arruinan el estómago, sino trastornan muy seriamente la salud del cerebro y del sistema nervioso”.AJB 178.2

    En 1831 vendí mi lugar de residencia, y ocupé mucho de mi tiempo en 1832 en establecer mi vivienda y galpón en mi pequeña finca, y también me asocié con tres de mis amigos cristianos para construir la capilla de la calle Washington. En 1831 se afirmó que se habían organizado tres mil sociedades de temperancia en los Estados Unidos, con trescientos mil miembros. (Ver Chronological View of the World, [Panorama cronológico del mundo] de D. Haskell, p. 247). Así en cuatro años —o desde 1827— las sociedades de temperancia habían progresado desde nuestros pequeños comienzos en Fairhaven. Muchos barcos también adoptaron la reforma de temperancia.AJB 178.3

    Cerca del fin de 1831, y comienzos de 1832, se comenzaron a organizar otra vez sociedades anti esclavistas en los Estados Unidos, abogando por la emancipación inmediata. A medida que la obra progresaba, los opositores de la esclavitud eran maltratados y atacados en muchos lugares donde intentaban organizarse o celebrar reuniones en favor de todos los pobres esclavos oprimidos en nuestro país. Las sociedades de colonización y sus defensores se destacaban en esta vergonzosa tarea, como cualquiera puede saberlo leyendo la “Investigación del Carácter y la Tendencia” de William Jay. Todas sus declaraciones de benevolencia en favor de la libre gente de color y el ardiente deseo de beneficiar a los pobres esclavos oprimidos, y finalmente salvar nuestro país de la maldición de la esclavitud, se desvanecieron como una nube matutina y el rocío de la mañana, al leer de sus desgraciados actos de violencia en la ciudad de Nueva York y otros lugares, para ocultar las súplicas de la humanidad en favor de los pisoteados y oprimidos esclavos. El New York Commercial Advertiser, y el Courier and Enquirer, estaban entre los mejores amigos de la colonización y la posesión de esclavos.AJB 179.1

    Entonces comencé a sentir la importancia de tomar una posición decidida del lado de los oprimidos. Mi trabajo en la causa de la temperancia había causado un buen zarandeo entre mis amigos, y sentí que no deseaba perder la amistad de otros más; pero mi deber era claro de que no podía ser un cristiano consecuente si me ponía del lado del opresor, porque Dios no estaba allí. Tampoco podía reclamar sus promesas si me mantenía en un terreno neutral. Por eso mi única alternativa era abogar por los esclavos, y así lo decidí.AJB 179.2

    En nuestras reuniones religiosas hablábamos y orábamos, recordando “los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos” (Heb. xiii). Algunos se ofendían y otros temían desunión. A pesar de las ideas y sentimientos conflictivos en nuestro medio, había algunos en las iglesias que se aferraban a los principios antiesclavistas. Y mientras la obra avanzaba durante los años 1832 a 1835, en los que había muchas disputas de todos los sectores de la Unión acerca de este asunto, se llamó a una reunión, en la que unos cuarenta ciudadanos de Fairhaven se reunieron y organizaron la Sociedad contra la Esclavitud de Fairhaven. Esto atrajo la ira de cierta clase de nuestros vecinos, quienes también llamaron a reuniones de oposición, en la que aprobaron resoluciones denunciándonos en términos muy severos. No por los principios que habíamos adoptado en nuestros estatutos, pues ellos no eran contrarios a la constitución de los Estados Unidos, sino porque nos habíamos unido para solicitar la abolición de la esclavitud en Norteamérica, lo que ellos declaraban inconstitucional, y muy impopular. A menudo se hacían amenazas de que nuestras reuniones serían disueltas, etc., pero afortunadamente nos dejaron seguir adelante.AJB 179.3

    Uno de nuestros miembros, al ir a Charleston, Carolina del Sur, fue citado ante las autoridades de la ciudad, acusado de ser miembro de la Sociedad contra la Esclavitud de Fairhaven. Para evitar ser tratado a la manera de ellos, renunció a su abolicionismo, como lo declaró más tarde. Pero la oposición se manifestó más claramente en el Norte, donde las sociedades se organizaban continuamente, más que en el Sur.AJB 180.1

    William Lloyd Garrison, director de un periódico anti esclavista, llamado “El Liberador”, publicado en Boston, Massachusetts, fue anunciado en muchos de los periódicos de ese tiempo (1835) como un abolicionista notorio. Se ofrecieron recompensas, creo que algunas hasta de cincuenta mil dólares por su cabeza. Los ciudadanos de Boston, en la calle Washington y alrededores, donde tenían las reuniones contra la esclavitud, se agitaron y enfurecieron tanto, que se reunieron cierta tarde alrededor del edificio que sabían que él ocupaba, y lo persiguieron hasta el taller de un carpintero adonde se había refugiado de ellos, y lo sacaron de allí para presentarlo ante la multitud reunida en la calle, y pusieron una soga alrededor de su cuello, para poner fin a su vida. Algunos de sus amigos, que observaban sus movimientos, viendo su peligro inminente, corrieron para rodearlo y aprovechando la confusión llevarlo, y tomaron la soga que estaba alrededor de su cuello para que no se apretara, mientras la multitud tiraba del otro extremo, y todos corrían furiosamente, mientras gritaban por la calle, dejando el gran grupo de la multitud reunida de “caballeros acaudalados y de posición social”, prestando atención ansiosamente, sin respirar, para saber qué hacían con su víctima. Entretanto la turba y los amigos del Sr. Garrison habían seguido corriendo por la calle sin restricciones, hasta que se encontraron frente a los portales de la cárcel de la calle Leverett. Una vez allí, por algunas medidas de sus amigos, se abrió la prisión, y el Sr. Garrison, para asombro de sus malvados perseguidores, fue puesto fuera de su alcance; y el carcelero no lo sacaría sin órdenes de las autoridades legales. Tan pronto como se abatió la tormenta, el Sr. G. fue liberado honorablemente, y reasumió su cargo, otra vez instando a la abolición de la esclavitud norteamericana. Los periódicos favorables a la esclavitud, de Boston, intentado eliminar la mancha y desgracia de esta acción barbárica de la capital de los Peregrinos, y una porción de sus ciudadanos, trabajaron intensamente para impedir que se registrara esto como la obra de una turba, y declararon que la gente reunida en esa ocasión eran “caballeros acaudalados y de posición social”.AJB 180.2

    Antes de lo que se relató más arriba, y mientras los temas de la esclavitud y anti esclavitud estaban agitando la Unión, un fenómeno maravilloso ocurrió en los cielos, que causó consternación y desaliento entre la gente, específicamente, ¡la caída de las estrellas del cielo! Muchos serenos en la ciudad y marineros en el océano, junto con los que estaban despiertos y sus amigos a quienes llamaron para presenciar la exhibición de las estrellas que caían, ahora relataban lo que habían presenciado, como también lo hacían los periódicos y diarios de la época.AJB 181.1

    Daré unos pocos extractos. Primero del “New York Journal of Commerce”, del 15 de noviembre de 1833: Henry Dana Ward, al concluir su informe de esta emocionante escena (que a menudo ha sido republicado) dice:AJB 181.2

    “Les preguntamos a los serenos cuánto tiempo había durado. Él dijo: ‘A eso de las cuatro de la madrugada fue la parte más densa’. Observamos hasta que la salida del sol apagó las estrellas fugaces más débiles junto con las estrellas fijas más débiles, hasta que el lucero matutino quedó solo en el escenario, para introducir el brillante sol del día. Y aquí va una declaración de uno de mis amigos en la vida comercial, quien es también uno de los comerciantes más leídos e inteligentes e informados de nuestra ciudad, quienes han hecho de la ciencia su estudio. Sentado para tomar su desayuno, hablamos de la escena y él dijo: ‘Mantuve mis ojos fijos en el lucero matutino. Pensé que mientras se mantuviera en su lugar estábamos seguros; pero temía que en cualquier momento se iría, y todos nosotros junto con él’, El lector verá que esta declaración provino de una impresión casi irresistible de un testigo presencial inteligente, que el firmamento se había descompuesto, que toda la hueste de estrellas se había quebrado¸ pero aferraba su esperanza en la estrella matutina, que nunca lució más gloriosa’.AJB 181.3

    En una declaración posterior, añadió:AJB 181.4

    “El amanecer duró una hora entera esa mañana, más temprano que de costumbre, y todo el cielo oriental era transparente como vidrio fundido, como nunca había visto antes, ni desde entonces. Un arco abierto de luz brillante se levantó del este, por encima del cual estaba el lucero de la mañana, más glorioso por su brillo y firmeza ante la oscuridad y trasparencia del firmamento que estallaba’.AJB 181.5

    Del “Patriota de Baltimore”:AJB 181.6

    “SR. MUNROE: Estando en pie esta mañana (13 de noviembre de 1833), presencié uno de los espectáculos más grandiosos y alarmantes que algunas vez brilló sobre los ojos humanos. La luz en mi habitación eran tan grande, que podía ver la hora de la mañana en el reloj que estaba sobre la chimenea, y suponiendo que había un incendio cerca, probablemente en mi propia casa, corrí a la ventana, y he aquí, las estrellas o algunos otros cuerpos que presentaban un aspecto de fuego descendían en torrentes tan veloces y numerosos como nunca vi los copos de nieve o las gotas de lluvia, en medio de una tormenta”.AJB 181.7

    Del “Christian Advocate and Journal”, 13 de diciembre de 1833.AJB 182.1

    “El fenómeno meteórico, que ocurrió en la mañana del 13 de noviembre último, fue de un carácter tan extraordinario e interesante que tiene el derecho de ser más que una noticia pasajera. Las vívidas y gráficas descripciones que han aparecido en diversos periódicos públicos, no exceden la realidad. Ningún lenguaje puede llegar a la altura del esplendor del magnífico despliegue. No vacilo en decir, que ninguno que no lo presenció puede formarse una idea adecuada de su gloria. Parecía como todo el cielo estrellado se había congregado en un punto, cerca del cenit, y simultáneamente arrojaba estrellas, con la velocidad de un rayo, a cada rincón del horizonte; y sin embargo no se agotaban: miles velozmente seguían en el camino de miles, como si fueran creadas para la ocasión, e iluminaban el firmamento con líneas de luz radiante”.AJB 182.2

    El “Commercial Observer” del 25 de noviembre de 1833, copiaba del “Old Countryman”, decía lo siguiente:AJB 182.3

    “Afirmamos que la lluvia de fuego que vimos el miércoles de mañana último, es un tipo majestuoso, un seguro precursor, una señal misericordiosa de aquel gran día que los habitantes de la tierra presenciarán cuando se abra el sexto sello. El tiempo está cercano, descrito no solo en el Nuevo Testamento, sino también en el Antiguo. No es posible mirar un cuadro más correcto que el de una higuera arrojando sus hojas (higos verdes) cuando sopla un viento muy fuerte”.AJB 182.4

    Extractos del “People’s Magazine”, Boston, enero de 1834, acerca de la caída de estrellas el 13 de noviembre de 1833:AJB 182.5

    “The Rockingham [Va] ‘Register’” la llama una “lluvia de fuego”, “miles de estrellas que se ven al mismo tiempo”. Algunos dijeron: “Comenzó con un ruido considerable”.AJB 182.6

    El “Examiner” de Lancaster [Pa] dice:AJB 182.7

    “El aire se llenó con innumerables meteoros o estrellas… Centenares de miles de cuerpos brillantes parecían caer a cada momento,… descendiendo inclinadamente a la tierra, con un ángulo de unos cuarenta y cinco grados, pareciendo fogonazos de fuego”.AJB 182.8

    El “Register” de Salem habla de que se los vio “en Moca, sobre el Mar Rojo”.AJB 183.1

    El “Journal of Commerce”, nos informa que “cuatrocientos kilómetros [trescientas millas] de este lado de Liverpool, el fenómeno fue tan espléndido como aqu픸 y que en el condado de St. Lawrence “hubo una tormenta de nieve durante el fenómeno, en el cual las estrellas que caían aparecían como relámpagos”… Que en Germantown, Pennsylvania, “parecían como lluvias de granizos grandes”.AJB 183.2

    Un capitán de un ballenero de New Bedford, uno de mis conocidos, dice que “mientras estaba anclado esa noche en la costa de California, en el Océano Pacífico, vi que las estrellas caían a mi alrededor”.AJB 183.3

    El Prof. Olmstead, del Yale College, dice:AJB 183.4

    “La extensión de la lluvia de 1833 fue tal que cubrió una parte considerable de la superficie de la tierra, desde la mitad del Atlántico al este, hasta el Pacífico en el oeste; y de las costas del norte de Sudamérica hasta regiones indefinidas de la Comunidad Británica en el norte, la exhibición fue visible, y en todas partes presentó casi la misma apariencia. Los que fueron tan afortunados como para presenciar la exhibición de estrellas fugaces en la mañana del 13 de noviembre de 1833, probablemente vieron la mayor exhibición de fuegos artificiales celestiales que alguna vez se haya visto desde la creación del mundo”.AJB 183.5

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents