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El Gran Movimiento Adventista

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    Un caballo arisco repentinamente amansado

    Poco después de esta reunión en Topsham, otro incidente notable ocurrió en conexión con las visiones, que relataré según me fue contado por el pastor Bates:GMA 213.2

    El pastor White tenía el uso de un potro parcialmente domado y un carro de dos asientos, que fue construido sin un tablero, pero tenía un peldaño a lo largo del frente, y un peldaño de hierro a los lados. Era necesario tener extremo cuidado al manejar el potro, pues en caso de que las riendas o alguna cosa tocara su costado, instantáneamente comenzaba a patear con furia, y tenía que ser sujetado continuamente con riendas tirantes para impedir que galopara. Este potro pertenecía a alguien que vivía donde querían ir, y como el pastor White estaba acostumbrado a manejar potros salvajes, pensó que no tendría problemas serios con éste. Sin embargo, si hubiera sabido que en uno de sus desbocamientos anteriores había matado a dos hombres, uno de ellos aplastándolo contra las rocas a la orilla del camino, habría tenido menos confianza.GMA 213.3

    En esta ocasión había cuatro personas sobre el carro, el pastor White y su esposa en el asiento delantero, y el pastor Bates e Israel Damon en el asiento de atrás. Mientras el pastor White se esforzaba al máximo para mantener al potro bajo control, la Sra. White estaba hablando acerca de la verdad, cuando el poder de Dios descendió sobre el grupo y ella fue tomada en visión, sentada sobre el carro. En el momento en que gritó “¡Gloria!” al entrar en visión, el potro repentinamente se quedó inmóvil, y agachó la cabeza. Al mismo tiempo la Sra. White se puso de pie, estando en visión, y con sus ojos mirando hacia arriba, pasó al frente del carro, pisando sobre los ejes, con su mano sobre la grupa del potro. El pastor Bates le dijo al pastor White: “El potro la pateará y matará”. El pastor White replicó: “El Señor está a cargo del potro ahora; no quiero interferir”. El potro estuvo tranquilo como un caballo viejo. Al lado del camino se levantaba un banco de tierra de casi dos metros (seis pies) de altura, y junto al cerco había una franja con grama. La Sra. White, con la cabeza volteada hacia arriba, sin mirar abajo siquiera una vez, subió la pendiente hasta el lugar con pasto, luego caminó de un lado a otro por varios minutos, hablando y describiendo las bellezas de la tierra nueva. Luego, con su cabeza en la misma posición, descendió la pendiente, caminó hasta el carruaje, subió el peldaños con su mano sobre las ancas del potro, pisó el eje y entró otra vez al coche. En el momento en que ella se sentó, salió de la visión, y en ese instante el caballo, sin ninguna indicación del conductor, comenzó nuevamente a andar.GMA 213.4

    Mientras la Sra. White estaba fuera del carro, el pastor White decidió probar al caballo, para ver si realmente era manso o no. Al principio apenas lo tocó con el rebenque; lo que en otra ocasión hubiera provocado una patada, pero ahora no se movió. Luego le pegó bastante fuerte, y otra vez más fuerte. El potro no prestó atención a los golpes, sino que parecía tan manso como los leones cuyas bocas cerraron los ángeles la noche que Daniel pasó en el foso. “Era un lugar solemne”, dijo el pastor Bates, “y era evidente que el mismo Poder que produjo las visiones, durante ese tiempo dominó la naturaleza salvaje del potro”.GMA 214.1

    Si esta visión fue únicamente el resultado de algunas de sus debilidades corporales, la pregunta natural surge: ¿Estaba el caballo afligido del mismo modo?GMA 214.2

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