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Consejos para los Maestros

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    La responsabilidad de los miembros de la iglesia

    No hay obra más importante que la educación de nuestros jóvenes. Me alegro de que tenemos instituciones donde pueden estar separados de las influencias corruptoras que tanto prevalecen en las escuelas del tiempo actual. Nuestros hermanos y hermanas deben sentir agradecimiento porque en la providencia de Dios se han establecido nuestros colegios, y debieran estar listos para sostenerlos con sus recursos. Debiera ponerse en juego toda influencia posible para educar a los jóvenes y elevar su moral. Debe enseñárseles a tener valor para resistir la marea de corrupción moral que se manifiesta en esta época de degeneración. Con firme confianza en el poder divino, pueden destacarse en la sociedad para amoldar a los demás, en vez de ser amoldados de acuerdo con el modelo del mundo.CM 45.3

    Cuando los jóvenes acuden a nuestros colegios, no se les debe hacer sentir que han llegado entre extraños que no se preocupan por sus almas. Debemos protegerlos, rechazar a Satanás, a fin de que no los arrebate de nuestros brazos. Debiera haber en Israel padres y madres que velen por sus almas como quienes han de dar cuenta. Hermanos y hermanas, no os mantengáis apartados de los jóvenes, como si no tuvieseis preocupación o responsabilidad particular hacia ellos. Vosotros, que desde hace mucho profesáis ser cristianos, tenéis que hacer, con paciencia y bondad, una obra para conducirlos por el buen camino. Debéis mostrarles que los amáis, porque son los miembros más jóvenes de la familia del Señor, la adquisición de su sangre.CM 46.1

    El futuro de la sociedad quedará determinado por los jóvenes de hoy. Satanás está haciendo esfuerzos ardientes y perseverantes para corromper la mente y degradar el carácter de todo joven. ¿Permaneceremos como simples espectadores los que tenemos más experiencia, y le veremos realizar su propósito sin estorbarlo? Ocupemos nuestros puestos como milicianos, para trabajar en favor de estos jóvenes y, por la ayuda de Dios, impedir que caigan en el hoyo de la destrucción. En la parábola, mientras los hombres dormían, el enemigo sembró la cizaña; y mientras vosotros, hermanos y hermanas, no os percatáis de su obra, Satanás está reuniendo un ejército de jóvenes bajo su estandarte; y se regocija porque por su medio lleva adelante su guerra contra Dios.CM 46.2

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