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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

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    El plan de las dos comidas

    272. En muchos casos, es mejor comer dos veces al día que tres. La cena, a una hora temprana, interrumpe la digestión de la comida anterior. A una hora tardía, no tiene tiempo para ser digerida antes de la hora de acostarse. En esa forma, el estómago no tiene el descanso debido, se perturba el sueño, el cerebro y los nervios se cansan, se pierde el apetito por el desayuno, y todo el organismo no recibe nuevo vigor, ni está preparado para desempeñar los deberes del día.—La Educación, 201 (1903).CRA 208.3

    [Plan de dos comidas para los niños—343, 344]CRA 209.1

    273. La costumbre de comer sólo dos veces al día es reconocida generalmente como beneficiosa para la salud. Sin embargo, en algunas circunstancias habrá personas que requieran una tercera comida que debe ser ligera y de muy fácil digestión. Unas galletas o pan tostado al horno con fruta o café de cereales, son lo más conveniente para la cena.—El Ministerio de Curación, 247 (1905).CRA 209.2

    274. La mayoría de la gente disfrutará de mejor salud, si sigue el régimen de dos comidas por día en lugar de tres; otros, dentro de sus circunstancias, pueden exigir comida a la hora de la cena; pero esta comida debe ser muy liviana. Nadie debe ser criterio para todos, ni pretender que cada uno obre como él.CRA 209.3

    No prive nunca al estómago de lo que su salud exige, y nunca abuse de él ni imponga sobre él una carga que no debe llevar. Cultive el dominio propio. Refrene el apetito, manteniéndolo bajo el control de la razón. No considere necesario cargar su mesa con alimentos malsanos cuando tiene visitas. Tenga en cuenta la salud de su familia, la influencia que ejerce sobre sus hijos y los hábitos y gustos de sus visitas.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 58; Counsels on Health, 156 (1890).CRA 209.4

    275. Para algunos es una tentación irresistible el ver a otros comer la tercera comida, y se imaginan que están hambrientos, cuando en realidad no se trata de una sensación que invite a comer, sino de un deseo de la mente que no ha sido fortificada con principios firmes, y disciplinada en el sacrificio propio.—Testimonies for the Church 4:574 (1881).CRA 209.5

    [Para el contexto, véase 260.]CRA 210.1

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