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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

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    Tiempo para guardar silencio

    796. Nunca he sentido que era mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto cuando la gente ha sido enseñada a vivir a base de carne en gran medida, sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que era mi deber hacer declaraciones categóricas. Lo que he dicho lo he dicho dominada por un sentido del deber, pero he sido cuidadosa en mis declaraciones, porque no quería dar ocasión para que nadie fuera conciencia de otra persona...CRA 556.2

    He estado pasando por una experiencia en este país que es similar a la experiencia que tuve en campos nuevos en los EE. UU. He visto familias cuyas circunstancias no les permitirían surtir su mesa con alimentos sanos. Vecinos no creyentes les han enviado porciones de carnes de animales recientemente sacrificados. Han hecho sopa con la carne, proporcionando a sus grandes familias de niños comidas a base de pan y sopa. No era mi deber, ni creía que era el deber de ninguna otra persona, sermonearlos acerca de los males de comer carne. Siento sincera piedad por las familias que acaban de aceptar la fe, y que están tan presionadas por la pobreza que no saben de dónde saldrá su próxima comida. No es mi deber darles un discurso acerca de la forma sana de comer. Hay un tiempo para hablar, y hay un tiempo para guardar silencio. La oportunidad constituida por circunstancias de este orden es la de hablar palabras que animen y bendigan en vez de condenar y reprobar. Los que han vivido a base de un régimen de carne toda su vida no ven el mal de continuar en esa práctica, y deben ser tratados con ternura.—Carta 76, 1895.CRA 556.3

    797. Mientras combatimos la glotonería y la intemperancia, debemos tener en cuenta las condiciones a las que la familia humana está sujeta. Dios ha suplido las necesidades de los que viven en las diferentes partes del mundo. Los que quieran colaborar con Dios deben reflexionar con cuidado antes de especificar qué alimentos deben consumirse o dejarse a un lado. Es necesario tratar con las poblaciones. Si la reforma pro salud se enseñara en su forma extrema a los que no pueden adoptarla por las circunstancias especiales en que se encuentran, de ello resultaría más mal que bien. Se me ha encargado que mientras predico el Evangelio a los pobres les aconseje que coman lo que es más nutritivo. No puedo decirles: “No debéis comer huevos ni leche ni crema; no debéis usar mantequilla al preparar vuestros alimentos”. El Evangelio debe ser predicado a los pobres, pero todavía no ha llegado el momento de prescribir el régimen más estricto.—Joyas de los Testimonios 3:363 (1909).CRA 557.1

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