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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

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    La obra de Elías y de Juan como símbolo

    98. Durante años el Señor ha estado llamando la atención de sus hijos a la reforma pro salud. Esta es una de las grandes ramas de la obra de preparación para la venida del Hijo del hombre. Juan el Bautista salió con el espíritu y el poder de Elías, para preparar el camino del Señor, y para hacer volver el pueblo a la sabiduría de los justos. El fue un representante de los que viven en estos últimos días, a quienes Dios ha confiado verdades sagradas para presentar delante del pueblo con el propósito de preparar el camino para la segunda aparición de Cristo. Juan era un reformador. El ángel Gabriel, directamente del cielo, dio un discurso sobre la reforma pro salud al padre y a la madre de Juan. Dijo que no debía beber vino ni ninguna bebida fuerte, y que debía ser lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento.CRA 83.2

    Juan se separó de los amigos y de los lujos de la vida. La sencillez de su vestido, un manto tejido con pelo de camello, era una reprensión permanente de la extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su régimen alimenticio, puramente vegetal, de langostas y miel silvestre, era un reproche de la complacencia del apetito y la glotonería que prevalecía por doquiera. El profeta Malaquías declara: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”. Malaquías 4:5, 6. Aquí el profeta describe el carácter de la obra. Los que han de preparar el camino para la segunda venida de Cristo, son representados por el fiel Elías, así como Juan vino con el espíritu de Elías para preparar el camino para la primera venida de Cristo.CRA 84.1

    El gran tema de la reforma ha de ser agitado, y la mente del público ha de ser despertada. La temperancia en todas las cosas ha de ser relacionada con el mensaje, para hacer volver al pueblo de Dios de su idolatría, su glotonería y su extravagancia en el vestido y en otras cosas.—Testimonies for the Church 3:61-64 (1872).CRA 84.2

    Un notable contraste

    La abnegación, la humildad y la temperancia que se exigen de parte de los justos, a quienes Dios guía y bendice especialmente, han de ser presentadas al pueblo en contraste con los hábitos extravagantes y destructores del carácter de los que viven en esta era de degeneración. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está tan relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo está con el cuerpo. En ninguna parte ha de encontrarse una causa tan grande de degeneración física y moral como en el descuido de este importante tema. Los que complacen su apetito y su pasión, y cierran los ojos a la luz por temor de ver complacencias pecaminosas que no están dispuestos a abandonar, son culpables delante de Dios.CRA 84.3

    Todo el que se aparte de la luz en un caso endurece su corazón para desatender la luz en otros asuntos. Todo el que viole obligaciones morales en materia de alimentación y vestido, prepara el camino para violar las exigencias de Dios con respecto a intereses eternos...CRA 85.1

    El pueblo al cual Dios está guiando será peculiar. Sus miembros no serán como el mundo. Pero si siguen la dirección de Dios, realizarán los propósitos del Señor, y rendirán su voluntad a la suya. Cristo morará en su corazón. El templo de Dios será santo. Vuestro cuerpo, dice el apóstol, es el templo del Espíritu Santo.CRA 85.2

    Dios no exige que sus hijos se nieguen a sí mismos para perjuicio de sus fuerzas físicas. Les exige que obedezcan la ley natural, para preservar su salud física. El sendero de la naturaleza es el camino que él señala, y es lo suficientemente ancho para cualquier cristiano. Dios nos ha provisto con mano pródiga de ricas y variadas bendiciones para nuestra subsistencia y nuestro gozo. Pero para que podamos disfrutar del apetito natural, que preservará la salud y prolongará la vida, él restringe el apetito. El dice: Tened cuidado; refrenaos, negaos a satisfacer el apetito antinatural. Si creamos un apetito pervertido, violamos las leyes de nuestro ser, y asumimos la responsabilidad por abusar de nuestros cuerpos y por acarrearnos enfermedades.CRA 85.3

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