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Consejos para la Iglesia

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    Capítulo 37—La educación cristiana

    Nos estamos acercando rápidamente a la crisis final de la historia de este mundo, y es importante que comprendamos que las ventajas educativas ofrecidas por nuestras escuelas son diferentes de las ofrecidas por las escuelas del mundo.1Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 55.CPI 364.1

    Nuestro concepto de la educación tiene un alcance demasiado estrecho y bajo. Es necesario que tenga una mayor amplitud y un fin más elevado. La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero.2La Educación, 13.CPI 364.2

    En el sentido más elevado, la obra de la educación y la de la redención son una, pues tanto en la educación como en la redención “nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”.3La Educación, 30.CPI 364.3

    El gran propósito de toda la educación y disciplina de la vida es volver al hombre a la armonía con Dios; elevar y ennoblecer de tal manera su naturaleza moral, que pueda volver a reflejar la imagen de su Creador. Tan importante era esta obra, que el Salvador dejó los atrios celestiales, y vino en persona a esta tierra, para poder enseñar a los hombres cómo obtener la idoneidad para la vida superior.4Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 48, 49.CPI 364.4

    Es muy fácil dejarse llevar por planes, métodos y costumbres del mundo y no dedicar al tiempo en que vivimos o a la gran obra que debe hacerse más reflexión de la que dedicaron a su tiempo los contemporáneos de Noé. Existe el peligro constante de que nuestros educadores sigan el mismo camino que los judíos, amoldándose a costumbres, prácticas y tradiciones que Dios no dio. Con tenacidad y firmeza, algunos se adhieren a viejos hábitos y a una afición por diversos estudios que no son esenciales, como si su salvación dependiese de estas cosas. Al hacer esto se apartan de la obra especial de Dios y dan a los estudiantes una educación deficiente y errónea.5Joyas de los Testimonios 2:423.CPI 365.1

    Debería haber hombres y mujeres que estén calificados para trabajar en las iglesias y para adiestrar a nuestros jóvenes en ramos especiales de trabajo, a fin de que puedan llevar a las almas a contemplar a Jesús. Las escuelas establecidas por nosotros deberían tener en vista este objetivo y no interesarse por el sistema de las escuelas denominacionales establecidas por otras iglesias o por el sistema que siguen los colegios y seminarios del mundo. Deben ser de una categoría enteramente diferente, donde no se origine ni se sancione ninguna fase de infidelidad. Los estudiantes han de ser educados en el cristianismo práctico, y la Biblia debe ser considerada como el libro de texto supremo y más importante.6Fundamentals of Christian Education, 231.CPI 365.2

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