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Consejos para la Iglesia

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    El privilegio de ser colaborador con Dios

    Dios no depende del hombre para sostener su causa. Podría haber enviado medios directamente del cielo para suplir su tesorería, si en su providencia lo hubiese considerado mejor para el hombre. Podría haber formulado planes para que los ángeles hubiesen sido enviados a publicar la verdad al mundo sin intervención de los hombres. Podría haber escrito las verdades en el firmamento y haber dejado que éste declarase al mundo sus requerimientos en caracteres vivos. Dios no depende del oro o la plata de hombre alguno. Dice: “Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados”. “Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud”. Salmos 50:10, 12. Cualquier necesidad de que intervengamos en el adelantamiento de la causa de Dios, ha sido ordenada a propósito para nuestro bien. El nos ha honrado haciéndonos colaboradores suyos. Ordenó que fuese necesaria la cooperación de los hombres a fin de que pudiesen practicar la generosidad.CPI 497.3

    La ley moral ordenaba la observancia del sábado, que no era una carga excepto cuando esa ley era transgredida y los hombres se veían sujetos a las penalidades que entrañaba su violación. Igualmente, el sistema del diezmo no era una carga para aquellos que no se apartaban del plan. El sistema ordenado a los hebreos no ha sido abrogado ni reducido su vigor por Aquel que lo ideó. En vez de carecer de fuerza ahora, tiene que practicarse más plena y extensamente, puesto que la salvación por Cristo debe ser proclamada con mayor plenitud en la era cristiana.CPI 498.1

    El Evangelio, para extenderse y ampliarse, requería mayores provisiones para sostener la guerra después de la muerte de Cristo, y esto hizo que la ley de dar ofrendas fuese una necesidad más apremiante que bajo el gobierno hebreo. Dios no requiere menos ahora, sino mayores dones que en cualquier otro período de la historia del mundo. El principio trazado por Cristo es que los dones y ofrendas deben ser proporcionales a la luz y bendiciones que se han disfrutado. El dijo: “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará”. Lucas 12:48.11Joyas de los Testimonios 1:369-372.CPI 498.2

    Un raudal de luz resplandece de la Palabra de Dios y debemos despertarnos para reconocer las oportunidades descuidadas. Cuando todos sean fieles en lo que respecta a devolver a Dios lo suyo en diezmos y ofrendas, se abrirá el camino para que el mundo oiga el mensaje para este tiempo. Si el corazón de los hijos de Dios estuviese lleno de amor por Cristo; si cada miembro de la iglesia estuviese cabalmente dominado por un espíritu de abnegación; si todos manifestasen profundo fervor, no faltarían fondos para las misiones. Nuestros recursos se multiplicarían, y se nos ofrecerían mil oportunidades de ser útiles. Si el propósito de Dios de dar al mundo el mensaje de misericordia hubiese sido llevado a cabo por su pueblo, Cristo habría venido ya a la tierra, y los santos habrían recibido su bienvenida en la ciudad de Dios.12Joyas de los Testimonios 3:72, 73.CPI 499.1

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