Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents

Consejos para la Iglesia

 - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Una ilustración de cómo se consigue la unidad

    Cuando los creyentes que esperaban el próximo regreso del Señor eran sólo un puñado, hace muchos años ya, los observadores del sábado en Topsham, estado de Maine, se reunían para el culto en la amplia cocina del Hno. Stockbridge Howland. Un sábado de mañana, el Hno. Howland estaba ausente. Esto nos sorprendió, porque era siempre puntual. Muy pronto le vimos llegar con el rostro iluminado por la gloria de Dios. “Hermanos—dijo—, he hallado algo, y es esto: podemos adoptar una conducta que nos garantice la promesa de la Palabra divina: ‘No caeréis jamás’. Voy a deciros de qué se trata”.CPI 524.3

    Entonces contó que había notado que un hermano, que era un pobre pescador, pensaba no ser estimado en lo que merecía, y que el Hno. Howland y otros se creían superiores a él. Estaba equivocado; pero ese sentimiento había impedido a ese hermano asistir a las reuniones desde hacía algunas semanas. Así que el Hno. Howland fue a su casa, y poniéndose de rodillas delante de él, le dijo:CPI 525.1

    —Perdóname, hermano, ¿qué daño te he hecho?CPI 525.2

    El hombre lo tomó del brazo y quiso hacer que se levantara.CPI 525.3

    —No—dijo el Hno. Howland—, ¿qué tienes contra mí?CPI 525.4

    —No tengo nada contra ti.CPI 525.5

    —Pero algo debes tener—insistió el Hno. Howland—, porque antes conversábamos juntos, mientras que ahora no me hablas más; quiero saber lo que pasa.CPI 525.6

    —Levántate, Hno. Howland—repitió el hombre.CPI 525.7

    —No, hermano, no me levantaré.CPI 525.8

    —Entonces me toca a mí ponerme de rodillas—dijo; y cayendo de rodillas, el pescador le confesó cuán niño había sido y a cuántos malos pensamientos se había entregado.CPI 525.9

    —Ahora—añadió—, voy a apartar de mí todo esto.CPI 525.10

    Al contar esta historia, el Hno. Howland tenía el rostro iluminado por la gloria de Dios. Apenas había terminado su relato cuando el pescador llegó con su familia, y tuvimos una excelente reunión.CPI 525.11

    Supongamos ahora que algunos de entre nosotros siguiesen el ejemplo dado por el Hno. Howland. Si, cuando nuestros hermanos albergan malas sospechas, fuésemos a decirles: “Perdonadme el mal que os pude hacer”, se quebrantaría el hechizo de Satanás y nuestros hermanos quedarían libres de sus tentaciones. No dejéis que alguna cosa se interponga entre vosotros y vuestros hermanos. Si hay algo que podáis hacer para disipar las sospechas, aun al precio de un sacrificio, no vaciléis en hacerlo. Dios quiere que nos amemos unos a otros como hermanos. El quiere que seamos compasivos y amables. Quiere que cada uno se habitúe a pensar que sus hermanos le aman y que Jesús le ama. El amor engendra amor.CPI 526.1

    ¿Esperamos ver a nuestros hermanos en el cielo? Si podemos vivir con ellos aquí en paz y armonía, entonces podremos hacerlo también allá arriba. Pero, ¿cómo habríamos de vivir con ellos en el cielo, si no podemos hacerlo aquí sin rencillas y disputas continuas? Los que siguen una conducta que tiende a separarlos de sus hermanos y provocan discordia y disensión, necesitan una conversión radical. Es necesario que nuestros corazones sean enternecidos y subyugados por el amor de Cristo. Debemos cultivar el amor que él manifestara al morir en la cruz del Calvario. Debemos allegarnos siempre más al Salvador. Debemos orar más y aprender a ejercitar nuestra fe. Necesitamos más benignidad, compasión y bondad. Pasamos sólo una vez por este mundo. ¿No nos esforzaremos por dejar impreso el sello de Jesús sobre las personas con quienes vivimos?CPI 526.2

    Nuestros duros corazones deben ser quebrantados. Debemos alcanzar una unidad perfecta y comprender que hemos sido rescatados por la sangre de Jesús de Nazaret. Diga cada cual para sí: “El dio su vida por mí y quiere que, mientras paso por el mundo, yo revele el amor manifestado por él al entregarse por mí”. Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que Dios, permaneciendo justo, pudiese ser el que justifica a los que creen en él. La vida eterna está reservada para cuantos se entregan al Salvador.4Joyas de los Testimonios 3:388-390.CPI 527.1

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents