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Consejos para la Iglesia

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    La armonía y la unión son nuestro testimonio más fuerte

    No es la oposición del mundo la que nos hace peligrar más. El mal que los cristianos profesos guardan en su corazón nos expone al más grave de los desastres, y retarda el progreso de la obra de Dios. No hay modo más seguro de debilitar nuestra vida espiritual que el ser envidiosos, sospechar unos de otros y dejarnos llevar por la crítica y la calumnia. “Esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena, animal, diabólica. Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz”. Santiago 3:15-18.CPI 78.1

    La armonía y unión existente entre hombres de diversas tendencias es el testimonio más poderoso que pueda darse de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. A nosotros nos toca dar este testimonio; pero para hacerlo, debemos colocarnos bajo las órdenes de Cristo; nuestro carácter debe armonizar con el suyo, nuestra voluntad debe rendirse a la suya. Entonces trabajaremos juntos sin contrariarnos.CPI 78.2

    Cuando uno se detiene en las pequeñas divergencias, se ve llevado a cometer actos que destruyen la fraternidad cristiana. No permitamos que el enemigo obtenga en esta forma la ventaja sobre nosotros. Mantengámonos siempre más cerca de Dios y más cerca unos de otros. Entonces seremos como árboles de justicia plantados por el Señor, y regados por el río de la vida. ¡Cuántos frutos llevaremos! ¿No dijo Cristo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto?”. Juan 15:8.CPI 79.1

    Cuando el pueblo de Dios crea sin reservas en la oración de Cristo y ponga sus instrucciones en práctica en la vida diaria, habrá unidad de acción en nuestras filas. Un hermano se sentirá unido al otro por las cadenas del amor de Cristo. Sólo el Espíritu de Dios puede realizar esta unidad. El que se santificó a sí mismo puede santificar a sus discípulos. Unidos con él, estarán unidos unos a otros en la fe más santa. Cuando luchemos para obtener esta unidad como Dios desea que luchemos, nos será concedida.3Joyas de los Testimonios 3:246, 247.CPI 79.2

    No es el gran número de las instituciones, los grandes edificios ni la ostentación exterior lo que Dios requiere, sino la acción armoniosa de un pueblo peculiar, escogido por Dios y precioso, cuyos miembros estén unidos unos con otros, cuya vida esté escondida con Cristo en Dios. Cada uno debe ocupar su sitio y lugar y ejercer una influencia correcta en pensamiento, palabra y acción. Cuando todos los obreros de Dios actúen así y no antes, su obra será un conjunto completo y simétrico.4Joyas de los Testimonios 3:247.CPI 79.3

    El Señor llama a hombres que tengan una fe sincera y un pensamiento sano, hombres que reconozcan la diferencia entre lo falso y lo verdadero. Cada uno debe mantenerse en guardia, estudiar y practicar las lecciones dadas en el capítulo 17 del Evangelio de Juan, y conservar una fe viva en la verdad presente. Necesitamos el dominio propio que nos permitirá conformar nuestras costumbres a la oración de Cristo.5Joyas de los Testimonios 3:243.CPI 79.4

    El Salvador anhela que sus discípulos cumplan el plan de Dios en toda su altura y toda su profundidad. Deben estar unidos en él, aunque se hallen dispersos en el mundo. Pero Dios no puede unirlos en Cristo si no están dispuestos a abandonar su propio camino para seguir el suyo.6Joyas de los Testimonios 3:247.CPI 80.1

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