Capítulo 23—La recreación
“Todo tiene su tiempo, y todo [...] tiene su hora”. Eclesiastés 3:1.
Hay una diferencia entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a su nombre, recreación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros afanes y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo, y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diversión para experimentar placer, y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energías requeridas para el trabajo útil, y resulta de ese modo un obstáculo para el verdadero éxito en la vida.ED 187.1
Todo el cuerpo ha sido creado para la acción, y a menos que se mantengan sanas las facultades físicas mediante el ejercicio activo, las facultades mentales no podrán ser empleadas por mucho tiempo al máximo de su capacidad. La inacción física que parece casi inevitable en el aula, junto con otras condiciones malsanas, hace de ella un lugar difícil para los niños, especialmente para los de constitución débil. A menudo es insuficiente la ventilación. Los asientos defectuosos favorecen la postura antinatural y dificultan la actividad de los pulmones y el corazón. Los niños tienen que pasar en el aula de tres a cinco horas diarias, respirando aire cargado de impurezas y tal vez infectado de microbios. No es extraño que en ella se eche con tanta frecuencia el cimiento de enfermedades crónicas. El cerebro, el más delicado de los órganos físicos, origen de la energía nerviosa de todo el organismo, sufre el daño mayor. Obligado a realizar una actividad prematura o excesiva y en condiciones malsanas, se debilita, y con frecuencia los malos resultados son permanentes.ED 187.2
Los niños no deben permanecer mucho tiempo dentro de habitaciones; no se les debe exigir que se apliquen con mucho tesón al estudio hasta que se haya creado un buen cimiento para su desarrollo físico. Durante los ocho o diez primeros años de vida del niño, el campo o el jardín constituyen la mejor aula, la madre, la mejor maestra, y la naturaleza el mejor libro de texto. Hasta que el niño tenga edad suficiente para asistir a la escuela se ha de considerar que su salud es más importante que el conocimiento de los libros. Necesita estar rodeado de las condiciones que favorezcan el desarrollo físico y mental.ED 188.1
No solamente el niño está en peligro por la falta de aire y ejercicio. Tanto en las escuelas superiores como en las elementales estas condiciones indispensables para la preservación de la salud se descuidan con demasiada frecuencia. Más de un alumno de más edad lo pasa sentado día tras día en una pieza cerrada, inclinado sobre los libros, con el pecho tan oprimido que no puede respirar plena y profundamente; la sangre circula con lentitud, los pies se le enfrían y se le calienta la cabeza. Como el cuerpo no recibe suficiente nutrición, los músculos pierden fuerza y todo el organismo se debilita y enferma. Con frecuencia estos alumnos quedan discapacitados para toda la vida. Si hubieran cursado sus estudios en las condiciones debidas, haciendo ejercicios regulares al sol y al aire, habrían salido de la escuela con más fuerza física y mental.ED 188.2
El estudiante que, al disponer de tiempo y medios escasos, lucha para obtener una educación, tiene que comprender que no pierde el tiempo que se dedica al ejercicio físico. El que escudriña continuamente los libros descubrirá, al cabo de un tiempo, que su mente ha perdido su frescura. Los que prestan la adecuada atención al desarrollo físico tendrán mayores progresos académicos que los que obtendrían si dedicaran todo el tiempo al estudio.ED 188.3
Cuando se persiste exclusivamente en una determinada línea de pensamiento, a menudo la mente se desequilibra. Pero se pueden emplear sin peligro todas las facultades si se ejerce equilibrio en el uso de las aptitudes físicas y mentales y si los temas de pensamiento son variados.ED 189.1
La inacción física no solo disminuye el poder mental, sino también el moral. Los nervios del cerebro, que conectan todo el organismo, constituyen el medio por el cual el cielo se comunica con el hombre y llega a la vida íntima. Todo lo que perturbe la circulación de la corriente eléctrica en el sistema nervioso, debilitando así las facultades vitales y disminuyendo la sensibilidad mental, dificulta la tarea de despertar la naturaleza moral.ED 189.2
El exceso de estudio, al incrementar la afluencia de sangre al cerebro, produce un nerviosismo enfermizo que tiende a debilitar el dominio propio, y con demasiada frecuencia da lugar al impulso o al capricho. De ese modo se abre la puerta a la impureza. El uso indebido o la falta de uso de las facultades físicas es, en gran medida, la causa de la corriente de corrupción que se extiende por el mundo. La “soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad” son enemigos tan fatales del progreso humano en esta generación, como cuando causaron la destrucción de Sodoma.ED 189.3
Los maestros deben comprender estos asuntos y enseñárselos a sus alumnos. Enséñese a los estudiantes que la vida recta depende de los pensamientos rectos, y que la actividad física es indispensable para que los pensamientos sean puros.ED 189.4
Con frecuencia los maestros se sienten perplejos cuando tienen que tomar decisiones relacionadas con la recreación apropiada para sus alumnos. La gimnasia es útil en muchas escuelas, pero si no se tiene cuidado, a menudo se la lleva al exceso. Muchos jóvenes, al querer ostentar su fuerza en el gimnasio, se han dañado para toda la vida.ED 189.5
El ejercicio en el gimnasio, por bien dirigido que sea, no puede sustituir a la recreación al aire libre, para la cual deberían proveer más oportunidades nuestras escuelas. Los alumnos tienen que hacer ejercicios vigorosos. Pocos males deben ser más temidos que la indolencia y la falta de propósito. Sin embargo, la tendencia de la mayor parte de los deportes atléticos es causa de preocupación para aquellos que se interesan por el bienestar de la juventud. Los maestros se sienten preocupados al considerar la influencia que tienen estos deportes, tanto sobre el progreso del estudiante en la escuela, como sobre su éxito en su vida futura. Los juegos que ocupan una parte tan grande de su tiempo, apartan su mente del estudio. No contribuyen a preparar a la juventud para la obra práctica y seria de la vida. Su influencia no tiende hacia el refinamiento, la generosidad, o la verdadera madurez.ED 189.6
Algunas de las diversiones más populares, como el fútbol y el boxeo, se han transformado en escuelas de brutalidad. Tienen las mismas características que tenían los juegos de la antigua Roma. El amor al dominio, el orgullo por la mera fuerza bruta, el temerario desprecio manifestado hacia la vida, están ejerciendo sobre los jóvenes una influencia desmoralizadora que espanta.ED 190.1
Otros juegos atléticos, aunque no sean tan brutales, son apenas menos objetables, a causa de que se los práctica en exceso. Estimulan el amor al placer y a la excitación, fomentan la antipatía hacia el trabajo útil, y desarrollan una indisposición hacia las responsabilidades y los deberes prácticos. Tienden a destruir el gusto por asuntos importantes de la vida y sus apacibles satisfacciones. Así se abre la puerta a la disipación y la ilegalidad, con sus terribles resultados.ED 190.2
Las reuniones sociales, tal como se las lleva a cabo por lo general, son un obstáculo para el verdadero desarrollo, ya sea de la mente o del carácter. Las amistades frívolas, los hábitos extravagantes, el afán por los placeres y por la disipación, muchas veces nacen como consecuencia de estas reuniones, y amoldan toda la vida para el mal. En lugar de promover estas diversiones, los padres y maestros pueden hacer mucho para proporcionar recreaciones sanas.ED 190.3
En este asunto, lo mismo que en todo lo que concierne a nuestro bienestar, la Inspiración ha señalado el camino. En épocas antiguas, la vida del pueblo que estaba bajo la dirección de Dios era sencilla. Vivían cerca del corazón de la naturaleza. Los hijos compartían el trabajo de los padres y estudiaban las bellezas y los misterios del tesoro de la naturaleza. En la quietud del campo y el bosque meditaban en las grandes verdades transmitidas como legado santo de generación a generación. Esa educación producía hombres fuertes.ED 190.4
En esta época, la vida se ha vuelto artificial y los hombres han degenerado. Aunque no podamos volver completamente a los hábitos sencillos de aquellos tiempos, podemos aprender lecciones de ellos que contribuyan a que nuestros momentos de recreación sean lo que su nombre implica: momentos de verdadera edificación para el cuerpo, la mente y el alma.ED 190.5
Los alrededores del hogar y de la escuela tienen mucho que ver con la recreación. Deben tener en cuenta estas cosas al escoger la casa para vivir o el lugar para establecer una escuela. Aquellos para quienes el bienestar físico y mental es de mayor importancia que el dinero y las exigencias o las costumbres de la sociedad, han de buscar para sus hijos el beneficio de la enseñanza de la naturaleza, y la recreación en el ambiente que ella ofrece. Será de gran beneficio para la obra educativa que cada escuela esté situada de modo que proporcione a los alumnos tierra para el cultivo y acceso a los campos y bosques.ED 191.1
En lo que a la recreación del alumno se refiere, se obtendrán los mejores resultados mediante la cooperación personal del maestro. El verdadero maestro puede impartir a sus alumnos pocos dones tan valiosos como el de su compañía. Puede decirse de los hombres y mujeres, y mucho más de los jóvenes y niños, que solamente los podemos comprender al ponernos en contacto con ellos por medio del compañerismo; y necesitamos comprenderlos para poder beneficiarlos más eficazmente. Para fortalecer el lazo de compañerismo que une al maestro y al alumno, pocos medios hay tan valiosos como el de la agradable amistad fuera del aula. En algunas escuelas el maestro está siempre con sus alumnos en las horas de recreo. Se une a ellos en sus ocupaciones, los acompaña en sus excursiones y parece identificarse con ellos. Convendría a nuestras escuelas que esta costumbre fuera más general. El sacrificio que se le pide al maestro es grande, pero, si lo hiciera, cosecharía una rica recompensa.ED 191.2
Ninguna recreación que sea útil únicamente para ellos dará por resultado una bendición tan grande para los niños y jóvenes como la que los guie a ser útiles a los demás. Los jóvenes, que por naturaleza son entusiastas y se impresionan con facilidad, responden de inmediato a la insinuación. Al hacer planes para el cultivo de las plantas, el maestro debería esforzarse por despertar interés en el embellecimiento de la propiedad escolar y del aula. El beneficio será doble. Los alumnos, por una parte, no van a destruir ni malograr lo que ellos mismos están tratando de embellecer, y por otra se desarrollarán el refinamiento del gusto, el amor al orden y el hábito de ser cuidadoso. El espíritu de compañerismo y cooperación que se desarrollará de esta manera será, además, una bendición duradera para los alumnos.ED 191.3
Del mismo modo, al estimular a los alumnos a recordar a los que están privados de esos hermosos lugares y al compartir con ellos las bellezas de la naturaleza, se añade nuevo interés al trabajo en el jardín o la excursión por el campo o el bosque.ED 191.4
El maestro atento hallará muchas oportunidades para motivar a sus alumnos a practicar actos de servicio. Los niñitos, especialmente, le tienen al maestro una confianza y un respeto casi ilimitados. Es difícil que deje de dar fruto cualquier idea que insinúe en cuanto al modo de ayudar en el hogar, a ser fieles en los quehaceres diarios, a asistir a los enfermos o ayudar a los pobres. Y así se obtendrá nuevamente un doble beneficio. La insinuación bondadosa se reflejará sobre su autor. La gratitud y la cooperación de parte de los padres aligerará la carga del maestro, e iluminará su camino.ED 192.1
La atención prestada a la recreación y a la cultura física interrumpirá sin duda a veces la rutina del trabajo escolar, pero esa interrupción no será un verdadero obstáculo. Con el fortalecimiento de la mente y del cuerpo, el cultivo de un espíritu abnegado, y la unión del alumno y el maestro por lazos de interés común y amistad, se recompensará cien veces el gasto de tiempo y esfuerzo. Se usará en forma correcta la inquieta energía que con tanta frecuencia es una fuente de peligro para los jóvenes. Como salvaguardia contra el mal, la mente ocupada en cosas buenas es de mucho más valor que un sinnúmero de barreras, de leyes y disciplina.ED 192.2