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Hijos e Hijas de Dios

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    La esperanza de gloria, 30 de octubre

    A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este ministerio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Colosenses 1:27.HHD 312.1

    Lo que comunica a casi todos enfermedades del cuerpo y de la mente, son los sentimientos de descontento y los anhelos insatisfechos. No tienen a Dios, ni la esperanza que llega hasta dentro del velo, que es para el alma un ancla segura y firme. Todos los que poseen esta esperanza se purifican como él es puro. Los tales estarán libres de inquietudes y descontento; no estarán buscando males continuamente ni acongojándose por dificultades prestadas. Pero vemos a muchos sufrir dificultades de antemano; la ansiedad está estampada en todas sus facciones; no parecen hallar consuelo, sino que de continuo esperan algún mal terrible... Pero las vanas diversiones no corregirán nunca el espíritu de los tales. Necesitan la influencia transformadora del Espíritu de Dios para ser felices.—Joyas de los Testimonios 1:178, 179.HHD 312.2

    Necesitan el beneficio de la mediación de Cristo para recibir consolación divina y sustancial. “Porque el que quiere amar la vida, y ver días buenos,... apártese del mal, y haga bien; busque la paz, y sígala”... Los que tienen un conocimiento experimental de esta enseñanza son verdaderamente felices... Cristo en ellos, la esperanza de gloria, será salud para el cuerpo y fortaleza para el alma.—Testimonies for the Church 1:566.HHD 312.3

    El alma imbuida con el amor de Jesús... gusta de contemplar a Jesús, y contemplándolo, será transformada a su semejanza. Cristo, la esperanza de gloria, se forma en el interior. Su confianza aumenta,... y su amor se profundiza y amplía, a medida que tiene la seguridad de que mora en Cristo, y Cristo en él... Y nosotros podemos volvernos a Jesús en busca de su más tierna simpatía y recibir ánimo para perseverar, poniendo toda nuestra confianza en el que dijo: “Confiad, yo he vencido al mundo”.—The Youth’s Instructor, 9 de agosto de 1894.HHD 312.4

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