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A Fin de Conocerle

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    Maravilla de las huestes celestiales, 30 de enero

    Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Filipenses 2:7.AFC64 38.1

    Es importante que cada uno de nosotros estudie para saber la razón de la vida de Cristo como ser humano, y lo que significa para nosotros, por qué el Hijo de Dios dejó los atrios celestiales, por qué descendió de su puesto como Comandante de los ángeles celestiales, que iban y venían a sus órdenes, por qué revistió su divinidad con humanidad, y con mansedumbre y humildad vino al mundo como nuestro Redentor.AFC64 38.2

    Fue la maravilla de las huestes celestiales que Cristo viniera a la tierra e hiciera lo que hizo, que su vida aquí fuera de pobreza, en un contraste incomparable con su gloria en los atrios celestiales. Podría haber venido siendo servido por la hueste angelical.AFC64 38.3

    Delante del universo del cielo, Cristo condescendió a tomar sobre sí la forma de la humanidad y estar entre los humildes de la tierra para que pudiera llegar hasta ellos donde estuvieran, y enseñarles por precepto y ejemplo, para que aunque estuvieran entre los pobres y oprimidos, fueran puros y leales y nobles. Vino a revelar al mundo que la vida y el carácter no necesitan llegar a estar contaminados entre la pobreza y la humildad. El lirio que descansa en el fondo del lago puede estar rodeado de malezas y feos desechos, sin embargo, límpido, abre su fragante blancura ante la luz del sol.AFC64 38.4

    El lirio es un representante de Cristo entre los hombres. Vino a un mundo agostado y malogrado con la maldición, pero no se contaminó con lo que lo rodeaba. Fue la Luz, la Vida y el Camino. Voluntariamente se convirtió en un habitante de la tierra para que pudiera tomar a todo el mundo entre sus brazos misericordiosos y ponerlo en los brazos de su Padre celestial. ¡Qué amor se manifiesta en este sacrificio, que el Señor mismo viniera para ayudar a los caídos hijos e hijas de Adánl.—The Youth’s Instructor, 21 de enero de 1897.AFC64 38.5

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