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A Fin de Conocerle

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    Humillación máxima, 3 de marzo

    Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Hebreos 2:14.AFC64 70.1

    ¡Maravillosa combinación de hombre y Dios! ... El [Cristo] se humilló hasta la naturaleza del hombre. Lo hizo para que se cumpliera la Escritura, y el Hijo de Dios entró en ese plan conociendo todos los pasos de su humillación. ... ¡Qué humildad! Maravilló a los ángeles. La lengua no puede describirla; la imaginación no puede abarcarla. ¡El Verbo eterno consintió en volverse carne! ¡Dios hecho hombre! Fue una humildad maravillosa.AFC64 70.2

    Pero descendió más todavía; el Hombre debió humillarse como un hombre para soportar insultos, reproches, vergonzosas acusaciones y maltratos. No parecía haber un lugar seguro para él en su propio territorio. Tuvo que huir de lugar en lugar para salvar su vida. Fue traicionado por uno de sus discípulos; fue negado por uno de sus más celosos seguidores. Fue escarnecido. Fue coronado con una corona de espinas. Fue azotado. Fue forzado a llevar la cruz.AFC64 70.3

    No fue insensible a ese desprecio e ignominia. ... Sintió la amargura como ningún otro ser pudiera haberla sentido. Era puro, santo e inmaculado, y sin embargo fue tratado como un criminal. El adorable Redentor descendió desde la más elevada excelsitud. Paso a paso se humilló hasta morir, ¡y qué muerte! Era la más vergonzosa, la más cruel: la muerte en la cruz como malhechor. No murió como héroe a los ojos del mundo, cargado de honores, como mueren los hombres en las batallas. Murió como un criminal condenado, suspendido entre los cielos y la tierra: murió una penosa muerte de vergüenza, expuesto a los vituperios e injurias de una multitud degradada, criminal y licenciosa.AFC64 70.4

    Toda esta humillación de la Majestad del cielo fue por el hombre culpable y condenado.—The Review and Herald, 4 de septiembre de 1900.AFC64 70.5

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