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A Fin de Conocerle

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    Nuestro perfecto modelo, 15 de abril

    El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mateo 16:15, 16.AFC64 113.1

    Para los ojos humanos, Cristo era tan sólo un hombre, y sin embargo, un hombre perfecto. En su humanidad, era la personificación del carácter divino. Dios hizo carne sus atributos en su Hijo: su poder, su sabiduría, su bondad, su pureza, su fidelidad, su espiritualidad, su benevolencia. En él, aunque humano, moraba toda la perfección del carácter, toda la excelencia divina. Y al pedido de su discípulo, “muéstranos al Padre, y nos basta”, pudo contestar: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?” “Yo y el Padre uno somos”. Juan 14:8, 9; 10:30.AFC64 113.2

    La gran acusación de los fariseos contra Jesús era: “Tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33) y por esa razón procuraban apedrearlo. Cristo no buscó excusas para esa supuesta pretensión de su parte. No dijo a sus acusadores: “Me entendéis mal; no soy Dios”. Estaba manifestando a Dios en la humanidad. Sin embargo, él era el más humilde de todos los profetas; y ejemplificó en su vida la verdad de que mientras más perfecto sea el carácter de los seres humanos, más simples y humildes serán.AFC64 113.3

    Los siglos que han pasado desde que Cristo estuvo entre los hombres no han disminuido la confianza de nuestro testimonio de que Cristo es todo lo que decía ser. Hoy se puede repetir la pregunta, “¿qué pensáis del Cristo?” (Mateo 22:42), y sin un momento de vacilación se puede dar la respuesta: “Es la Luz del mundo, el más grande pensador religioso y maestro que el mundo jamás haya conocido”. Todos los que oyen su voz hoy día, todos los que estudian los principios presentados en sus enseñanzas, deben decir en verdad como lo hicieron los judíos de sus días: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” “¿No será éste el Cristo?” Juan 7:46; 4:29;.—The Youth’s Instructor, 16 de septiembre de 1897.AFC64 113.4

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