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El Cristo Triunfante

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    La amargura conduce a la deslealtad, 31 de enero

    “Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”. Génesis 4:5.CT 39.1

    Ruego a todos aquellos que se han involucrado en la obra de la murmuración y la compasión propia por algo que se dijo o se hizo, que no les agrada ni les ofrece la consideración debida, que recuerden que están llevando a cabo una obra semejante a la que Satanás comenzó en el cielo. Están siguiendo sus pisadas, sembrando incredulidad, discordia y deslealtad pues nadie puede abrigar sentimientos hostiles y guardarlos en secreto. Sienten que deben decirles a otros que no fueron tratados como merecían. De este modo, otros son inducidos a murmurar y quejarse. Esta es una raíz de amargura que al crecer contamina a muchos.CT 39.2

    Es de este modo como Satanás opera por medio de sus ángeles malignos. Él se une con quienes dicen estar en la fe, así los que intentan llevar a cabo fielmente la obra de Dios... afrontarán grandes pruebas dirigidas por Satanás a través de quienes dicen conocer la verdad. El éxito de Satanás es proporcional a la luz y el conocimiento que estos opositores poseen. La raíz de amargura se hunde profundamente y se comunica a otros. De este modo muchos se contaminan.CT 39.3

    Satanás debe engañar a fin de extraviar... Se realiza un trabajo solapado; se ejerce una influencia engañadora; se plantean falsedades como si fueran la verdad; se arrulla toda sospecha hasta adormecerla. Satanás revestirá a la tentación y al pecado con ropajes de justicia y de este modo enrolará a muchos en su causa. Cristo dijo que Satanás es mentiroso y asesino. ¡Oh que esas almas infatuadas aprendieran de la sabiduría de Dios!CT 39.4

    Caín y Abel se presentan en la narración bíblica para representar a dos diferentes órdenes en que se divide la humanidad. Abel fue fiel y leal a Dios y fue elegido por el Señor. Caín fue infiel y trató de hacer prevalecer sus ideas personales. Abel protestó contra estos principios señalándolos como deslealtad. Por ser mayor Caín creyó que sus métodos y planes predominarían. Se enojó muchísimo porque Abel no aceptó sus puntos de vista, y su enojo fue tan grande que mató a su hermano. Desde este momento surgieron los dos principios uno de justicia y otro de error.CT 39.5

    Toda alma que ame al Señor padecerá pruebas y aflicciones. El Señor no obrará un milagro a fin de impedir las aflicciones y escudar a su pueblo de las tentaciones de Satanás. De ser severamente tentados es porque las circunstancias han sido tan modeladas por la apostasía de Satanás que se ha permitido la tentación para que el carácter resultante defina la aptitud de la familia humana para el hogar celestial y estos caracteres han de soportar toda clase de presiones que se presenten en las circunstancias más desventajosas de la vida pública o privada.—Manuscrito 57, 1896.CT 39.6

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