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El Cristo Triunfante

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    El carácter interior se revela en las acciones, 30 de marzo

    “Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Génesis 39:7-9.CT 98.1

    En la providencia de Dios, José fue privado de su hogar feliz y de las enseñanzas y el ejemplo de un padre temeroso de Dios, y su suerte fue echada con una familia de oscuras raíces paganas. Allí su virtud fue severamente puesta a prueba. Siempre hay un período crítico en la vida de un joven cuando se separa de la influencia del hogar y de los sabios consejos e ingresa en nuevos escenarios y confronta nuevas pruebas...CT 98.2

    Dios estaba con José en su nuevo hogar. Él se mantuvo en la senda del deber, padeciendo el agravio sin practicar el error. Por esta razón contó con el amor y la protección de Dios, pues llevó sus principios religiosos por dondequiera que fue. ¡Qué diferencia hay entre el caso de José y el de los jóvenes que se aventuran en terreno del enemigo, exponiéndose a los fieros asaltos de Satanás! José padeció por causa de la justicia, en tanto que otros, porque se lo buscaron. José no ocultó su religión, ni su piedad viril a fin de evitar la persecución.CT 98.3

    El Señor prosperó a José, pero junto con su prosperidad vino también la adversidad más funesta. La esposa de su amo era una mujer licenciosa, cuyos pasos se apresuraban al infierno. ¿Habría José de ceder el áureo patrimonio moral de su carácter ante la presión seductora de una mujer corrompida? ¿Recordaría que el ojo del Señor estaba sobre él?CT 98.4

    Pocas tentaciones son más peligrosas y fatales para los jóvenes que la sensualidad, y ninguna, si la voluntad sucumbe a ella, demuestra ser más decididamente ruinosa para el alma y el cuerpo tanto para este tiempo como para la eternidad. El bienestar de su futuro eterno depende de la decisión de un momento. José dirigió con toda calma sus ojos hacia el cielo en procura de ayuda, se desprendió de su vestimenta externa, dejándola en manos de su tentadora, y mientras sus ojos se iluminaban con una firme resolución en lugar de la pasión impura, exclamó: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”...CT 98.5

    La verdadera religión se proyecta a todos los pensamientos de la mente, penetra en los ocultos pensamientos del corazón, en los motivos de cada acción, en el objeto y dirección de los afectos, en la estructura total de nuestras vidas. “Tú eres un Dios que me ve”, ha de ser la contraseña, la protección de la vida...CT 98.6

    José era cristiano... Se ocupó de las dificultades de sus compañeros de prisión. Fue alegre porque era un caballero cristiano. Dios lo estaba preparando mediante esta disciplina para una posición de gran responsabilidad, honor y utilidad, y estuvo dispuesto a aprender; aceptó de buen grado las lecciones que el Señor quería enseñarle.—Carta 58, 1880.CT 98.7

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